domingo, 26 de septiembre de 2010

A PROPOSITO DEL LIBRO DE INGRID BETANCURT


Es difícil que la humanidad olvide a Hamlet, pero puede ser seguro que su autor Shakespeare no sobreviva y se convierta tan solo una referencia que no incite a nada, como si habláramos de alguien que nunca existió. El texto siempre se impone al autor con el tiempo. Las corrientes deconstructivista y Foucault, hablaron de la muerte del autor, pero no debe tomarse el tema a la ligera, exige una mirada mucho más amplia y rigurosa, recuerdo estas discusiones a propósito de todas las controversias alrededor del texto de Ingrid.

El libro de Ingrid: “NO HAY SILENCIO QUE NO TERMINE “, ha suscitado todo tipo de polémicas, pues trata sobre hechos que comprometen a muchas personas que como ella sufrieron y compartieron el cautiverio en el secuestro oprobioso realizado por la FARC en las selvas Colombianas y por su puesto lo narrado despierta un morbo y contradicciones a granel entre los cautivos. Esto terminará en lo anecdótico y con el tiempo se diluirá, pues el texto supera todas las expectativas como genero literario y sobre decirlo, es una excelente crónica, escrita en primera persona, diáfana, agradable, ordenada y de la que es difícil salir después de que se empieza a leer.

Recuerdo “El rio” de Wade Davis, que es una crónica de 616 Paginas, que narra la aventura del profesor Richard Evans Schultes, durante doce años en las selva amazónica. Libro exuberante, que paradójicamente y contrario a la tragedia vivida por Ingrid, es una cronica cientifica que recuerda los relatos de  Humboldt y Darwin.

El libro de Ingrid, que narra siete años de cautiverio, constituye una apología a la libertad desde la ingrata posición e impotencia que suscita un secuestro. Resulta imposible aceptar que aun en pleno siglo XXI, grupos que dicen representar al pueblo, quienes desde una óptica política, pretenden cambios en la sociedad colombiana, recurran a delitos de lesa humanidad y sometan a personas civiles al secuestro en medio de la selva y en condiciones que recuerdan el holocausto Nazi. La lectura del libro, nos va generando una especie de angustia, de ira, nos contagia la impotencia que se desprenden de los hechos narrados y en un artilugio narrativo, los intentos de fuga constituyen el hilo que hace la crónica inigualable.

Es difícil, separar las calidades del texto de la controversia que ha generado. Aquí se da la separación del texto y el autor emblemáticamente. Puede ser leído de muchas maneras, pero es indudable su calidad literaria. Creo que se venderá en todo el mundo muy bien por fuera de estos avatares temporales. Lo mejor, es comprarlo y disfrutarlo, sin rencores y como toda buena lectura, sin prevenciones.