martes, 29 de noviembre de 2016

LITERATURA Y PODER

Con la muerte de Fidel Castro pensé en esta relación ancestral, la cual ha sido muy estudiada por la academia.  La abordaré desde una perspectiva muy personal, sin el rigor que amerita. Recorde la Iliada de Homero, al principio asumí que el tema central era el rapto de Helena por Paris, después mi profesora de literatura me aseguró que realmente es la ira de Aquiles por la muerte de Patroclo, ahora pienso que es un poema épico sobre el poder  o tal vez, las tres variables constituyen aristas de un mismo eje sobre el cual se desarrolla la historia: Amor, poder y muerte. La “Biblia”, el gran relato místico del cristianismo y el judaismo está llena de narraciones centradas entre la rivalidad del poder divino, inconmensurable, omnímodo, y la naturaleza humana, con todo el mar de contradicciones que la caracteriza. Este texto es rico en historias de este tipo, hay un enfrentamiento permanente entre el mal y el bien, entre el poder de Dios y el hombre; la expulsión de la primera pareja del paraíso terrenal nace de un desafío, del rompimiento de reglas, de una rebelión contra el poder divino, de la sed de conocimiento. La historia del primer patriarca Abrahán, está llena de vicisitudes alrededor del poder, unas de sumisión total, es enviado a matar a su hijo y el obedece sin cuestionar a su Dios y otras de rebelión, de duda. La Historia de Job es memorable, por un reto entre la divinidad y el diablo se le somete a todos los vejámenes imaginables y pese a sus desgracias súbitas nunca denosta de su Dios. Son mychos los ejemplos tanto en el viejo como en el nuevo testamento. Grecia, la cuna del pensamiento y la ciencia moderna, escribió verdaderos tratados sobre el poder.  “La política” de Aristóteles es un tratado sobre el poder, “La republica” es la primera utopía, es una propuesta sobre el uso del poder, sobre el modelo de estado. Roma estudió hasta la saciedad el poder, lo estructuró y creó las reglas sobre las que se articula la sociedad, de hecho son los padres del Derecho moderno. La relación de los pensadores y escritores con el poder es igualmente cautivante.  El ejemplo de Platón es emblemático, su cercanía con un dictador no tuvo un final feliz, Sócrates fue condenado a muerte por el estado y se le obligó a tomar la cicuta, Seneca murió de igual forma. La edad media termina con la rebelión del pensamiento ilustrado contra las imposiciones de la iglesia y los poderes anquilosados de los reyes en medio dde procesos inquisitoriales y hoguera para muchos científicos y escritores. La relación de ciertos pensadores con los Nazis en plena efervescencia del fascismo es aún materia de controversia. Basta solo citar a Heidegger, para encontrar interrogantes que tal vez nunca se resuelvan.  Lo mismo pasó con la relación perversa de algunos escritores Españoles con el Franquismo, o su consecuencia nefasta, el exilio de otra pléyade de creadores que simpatizaban con la republica y la izquierda española, se fueron después de la derrota, sólo volvieron cuatro décadas después. En Latinoamérica, no solamente algunos escritores estuvieron cercanos al poder, sino que escribieron hermosas novelas sobre dictadores y la soledad del poder. “El otoño del patriarca”, “El señor presidente”, “Yo el supremo”, “El siglo de las luces” son apenas las más importantes. Mauricio vicent en una columna de “El país” de España tiene una anécdota que refleja la situación de cierta época de dictaduras en Latinoamérica: “La primera vez que Gabriel García Márquez escuchó el nombre de Fidel Castro fue en 1955. Por aquel tiempo el escritor compartía exilio en París con un grupo de intelectuales latinoamericanos y cada uno esperaba la caída de su propio dictador, por eso cuando una mañana el poeta cubano Nicolás Guillén abrió la ventana de su habitación y gritó: “¡Se cayó el hombre!”, cada cual pensó que se trataba del suyo propio. Los paraguayos creyeron que era Stroessner, los nicaragüenses, Somoza, los colombianos, Rojas Pinilla, los dominicanos, Trujillo, y así una lista interminable. Al final resultó ser Juan Domingo Perón y, poco después, charlando sobre el asunto Guillén le confesó a García Márquez que no tenía muchas esperanzas de ver el fin de Batista en Cuba”[1].  Remata el artículo trayendo a colación como se dio la relación entre Gabo y Fidel: “Tres años después, García Márquez estaba en Caracas viviendo como reportero el primer año de Venezuela sin Marcos Pérez Jiménez, y en eso llegó la noticia del triunfo de Castro. Dos semanas más tarde él y Plinio Apuleyo Mendoza se embarcaron en un avión con un grupo de periodistas rumbo a La Habana. García Márquez acabaría formando parte del núcleo fundacional de la agencia Prensa Latina, creada en el verano de 1959 por Jorge Ricardo Masetti y el Che Guevara, y desde entonces su relación con Cuba y con Fidel Castro, casi lo mismo para García Márquez, pues la isla y su amistad con el líder cubano eran para él cosas inseparables”. Este es el tema para un libro, se podría tratar desde muchas variables y aún no se agotaría: Literatura y poder.
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[1] http://cultura.elpais.com/cultura/2014/04/03/actualidad/1396551081_198117.html

La revista “Semana” dio una lista en una edición de las veinte novelas sobre el poder:
La Historia del Rey David
La Biblia

Porque la historia de David es probablemente la más grande narrativa de la antigüedad sobre una vida moldeada por las presiones de la vida política, las instituciones públicas, la familia, los impulsos del cuerpo y del espíritu, y la inevitable decadencia de la carne. Una mirada al cruel proceso de la historia y al comportamiento humano envuelto en la búsqueda de poder.

2. Edipo Rey
Sófocles 

Porque es la trama fundacional de las complejas relaciones filiales. Porque es un tratado sobre el poder en el sentido primordial: un secreto es capaz de devorar a un hombre y convertirlo en el verdugo de su propio padre.

3. Yo, Claudio
Robert Graves 

Porque es honda reflexión sobre el tiempo y la mortalidad de los hombres que un día se creyeron dioses, en una época en la que todavía importaban los dioses.

4. Memorias de Adriano
Margarite Yourcenar 

Porque es una larga carta sobre la soledad del poder. Adriano, otro de los emperadores romanos, vivió una época imperial en la que se derrumbaron los ideales del mundo clásico, y el cristianismo no se había implantado del todo.

5. Calígula
Albert Camus 

Porque muestra la débil frontera entre el exceso de poder y la tiranía. Envenenado por el sufrimiento de perder a su hermana, el emperador romano Calígula empieza a desear lo imposible y a ejercer todo su poder para obtenerlo sin importar el costo.

6. El nombre de la rosa
Umberto Eco 

Porque es bueno recordar cómo el poder de la palabra escrita fue celosamente protegido del vulgo durante siglos por la Iglesia, y en esta, la gran novela de Eco, se ponen de manifiesto todas las oscuras maquinaciones de las que fueron capaces los monjes del medioevo para mantener ese poder.

7. Castellio contra Calvino
Stefan Zweig

Porque en este bello ensayo histórico se pone de manifiesto que cuando los hombres, hasta los más humanistas y revolucionarios, llegan al poder, son capaces de aniquilar a sus adversarios: así le ocurrió al joven teólogo Castellio cuando osó discutir cómo Calvino había sido capaz de condenar a la hoguera a Servet, otro teólogo.

8. Macbeth
William Shakespeare 
Porque se trata de uno de los más apasionantes relatos sobre la ambición que haya concebido el hombre. Macbeth es la historia de un hombre ciego por la codicia que es capaz de asesinar para conseguir sus propósitos.

9. Fouché
Stefan Zweig 
Porque es la gran biografía de eso que se podría llamar el poder en la sombra. No en vano este hombre de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII fue el único que sobrevivió a dos antagonistas como Napoleón y Robespierre. Y el único que cambió de opiniones radicalmente entre las ideas revolucionarias y las monárquicas en un período apasionante de la historia.

10. Rojo y negro
Stendhal 

Porque es el gran retrato de la ambición y el arribismo por ascender socialmente. Porque es un gran fresco de una época en la que comenzaban a imponerse valores sociales como el dinero, como mecanismo para humillar a los demás.

11. La piel de zapa
Balzac 

Porque es el mejor retrato del arribismo, uno de los valores burgueses por excelencia en el siglo XIX, y una poderosa metáfora que echa mano de elementos fantásticos para mostrar que la ambición siempre rompe el saco.

12. El maestro y Margarita
Mijail Bulgakov 

Porque es una gran alegoría del estado de represión de los artistas en un estado totalitario y, además, una de las novelas más hondas sobre el bien y el mal escritas en el siglo XX.

13. Bella del señor
Albert Cohen 

Porque explora a fondo las relaciones de poder en el amor de un hombre judío de la burguesía y una mujer aristócrata en el convulso período de los años 30 en Europa. Esta novela es un fresco de una época en la cual el mundo estaba gobernado por el totalitarismo.

14. Todos los hombres del rey
Robert Penn Warren 
Porque este libro, ganador del premio Pulitzer de 1946 y basado en la historia del gobernador de Louisiana Huey Long, es un despiadado retrato de un político populista que atropelló a todo el mundo para mantenerse en su cargo.

15. 1984
George Orwell 

Porque es la crítica más aguda a los regímenes totalitarios que se haya escrito jamás. Pinta el panorama de un dictador supremo que ha reprimido a la humanidad por medio de manipulación y propaganda. Este es el Gran Hermano, que siempre está vigilando.

16. Fahrenheit 451
Ray Bradbury 
Porque presenta un futuro en el que la humanidad se ha convertido en una masa sin pensamiento crítico. Un grupo de bomberos se encarga de incinerar libros porque, según los altos mandos del poder, generan infelicidad en las personas al hacerlas ver con otros ojos lo establecido.

17. La hoguera de las vanidades
Tom Wolfe 
Porque retrata el Nueva York de los años 80, uno de los grandes centros de poder financiero del mundo. Una historia en la que se muestra cómo los intereses políticos y judiciales pueden convertir a alguien en el rey del mundo un día, para luego comérselo vivo a la mañana siguiente.

18. El señor de las moscas
William Golding 

Porque es una radiografía descarnada de lo ambicioso que puede llegar a ser el espíritu humano. Una fábula sobre el deseo de poder, narrada desde el punto de vista de unos niños abandonados en una isla desierta.

19. Agosto
Rubem Fonseca 

Porque retrata de una manera minuciosa y casi quirúrgica la caída de un dictador. El cerco que se va imponiendo sobre Getulio Vargas, y los crímenes de Estado son, en esta novela, una manera de reflexionar sobre la tiranía.


20. Ámsterdam
Ian McEwan 

Porque se sumerge en las relaciones de poder de una amistad. Porque desvela el desmesurado poder de los periodistas que cuando tienen una exclusiva son capaces de anteponer el afecto al éxito.





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[1] http://elpais.com/elpais/2014/04/20/opinion/1398007823_649987.html