domingo, 19 de febrero de 2012

CHARLES DICKENS UN NOVELISTA PARA TODOS LOS TIEMPOS


El poeta Colombiano Darío Jaramillo, alguna vez dijo que solo leería novelas del siglo XIX por un tiempo. Parece que se quedó gratamente en este siglo. Hoy, gracias al aniversario se ha dicho todo sobre este excelente escritor Ingles.  Solo quiero hablar como lector y de una obra especifica.  Es preciso advertir de principio que sus novelas, describieron a cabalidad las injusticias sociales de la época victoriana Inglesa, cargada de inequidad, que  la mayoría de las veces fueron publicadas por entregas, se anticiparon a lo que serian las actuales telenovelas de tanto éxito. Cuando las leemos, desde el principio estas nos atrapan, no queremos soltarlas y son varias las razones, que expondré con respecto a su primera obra, claro está, descontada su calidad literaria.
Dickens empezó sus primeras novelas sin ninguna planificación.  Los papeles póstumos del Club Pickwick” fue escrita a los 24 años y ella según el autor carece totalmente de algun estudio previo. Es una de mis predilectas.” Fue publicada por entregas. Esto permite que cada palabra este pensada solo para cautivar al lector, dentro de las responsabilidades típicas de un periódico de la época en la ciudad victoriana de Londres.  La novela gira en torno al señor Pickwick “una especie de filántropo-filósofo que, junto con tres adeptos a su hermandad, inicia un viaje por Inglaterra en el que les suceden un sinfín de anécdotas.”
Cada personaje representa un estilo: “el señor Pickwick (gran pensador, pero cascarrabias y meticuloso), Tupman (un viejo verde que tiene momentos verdaderamente divertidos con algunas damas), Snodgrass (un poeta cobarde y asustadizo) y Winkle (un deportista con un gafe irreversible), son figuras sin desperdicio.”
Yo leí este libro en la vieja edición de Bruguera. Recuerdo  un libro que recoge ensayos hechos por grandes novelistas sobre Dickens, algunas apreciaciones son magistrales: Alvaro Mutis dice sobre nuestro autor: Dickens, es como en el caso de Balzac, pero por otras razones completamente diferentes, un monstruo. Lo primero que asombra es la libertad absoluta en que empieza a moverse en un mundo construido por el mismo. Cortázar en el prologo que escribió de esta obra expresó: “Los papeles póstumos del Club Pickwick, valen como uno de esos raros reductos donde el humor se concentra hasta lograr su máxima tensión y una jubilosa eficacia”.  Igualmente habla de un tema que siempre me suscita inquietudes, como es el de la traducción. Dice: “Comprendí los problemas insolubles de la traducción, de un mensaje como el de los Weler padre e hijo y el de los espasmódicos discursos como Alfred Jingle, entre millares de otras dificultades. Pero a la vez me di cuenta de que la enorme y constante ebullición  que emana de los personajes Dickensianos, era capaz de saltar cualquier barrera idiomática y llegar al lector con una fuerza apenas disminuida.” Recordemos que esta obra fue escrita a partir de un libro de aventuras cómicas, camisa de fuerza que venció Dickens.
Otro matiz de esta obra es el humor. Desde el principio aparece en cada página la cuota necesaria de humor, que en todo caso no empalaga. Siendo una novela de personajes, está llena de historias que se entrecruzan, sin perder la coherencia.
Este también es un recorrido por los lugares y las estancias, por las descripciones detalladas, es una descripción de la Inglaterra Victoriana. Su lectura siempre es fresca.  Como siempre el mejor homenaje es volverlo a leer.  En este caso será todo un placer.