domingo, 7 de febrero de 2016

SOBRE POETAS Y ALGUNOS VERSOS

Donde están los poetas de hoy, como fungen en un mundo absolutamente visual, cuál es la situación de la poesía, cuando las editoriales han decidido proscribir las ediciones del genero por considerar que hoy nadie lo lee. Aun así, puedo afirmar categóricamente que esta sigue tan viva como siempre y en las actuales circunstancias, ha sabido resguardarse de tanta maldición. 
El periódico “El país” de España publicó un excelente artículo titulado “Poesía moderna para siempre “, escrito por Javier Rodríguez Marcos, que constituye al final un recorrido por los poetas hispanoamericanos contemporáneos desde el desciframiento de sus influencias, que para mi, siguen siendo las mismas: Rubén Darío, los poetas del parnaso Francés, la generación del 27, Vallejo, el gran Pablo Neruda, la poesía inglesa y Americana, trayendo a colación un número importante de poetas, una especie de antología, que nos viene como anillo al dedo, en tiempos en que la crítica rigurosa no existe.  
El primero que cita es José Manuel Caballero Bonald ( Jerez de la frontera ), este español, vivió tres años en Bogotá, ganó el premio Cervantes en el 2012, es un poeta mayor, consagrado, siempre he querido leer sus memorias, publicadas hace años, es un hecho que su poesía es una contribución a la reverberación de un genero desde un estilo muy particular, preciosista, me trae siempre a Cavafis. Este es uno de los poemas que más me gusta:

 Y tú me dices
que tienes los pechos rendidos de esperarme,
que te duelen los ojos de estar siempre vacíos de mi cuerpo,
que has perdido hasta el tacto de tus manos
de palpar esta ausencia por el aire,
que olvidas el tamaño caliente de mi boca.

Y tú me lo dices que sabes
que me hice sangre  en las palabras de repetir tu nombre,
de lastimar mis labios con la sed de tenerte,
de darle a mi memoria, registrándola a ciegas,
una nueva manera de rescatarte en vano
desde la soledad en la que tú me gritas
que sigues esperándome.

La siguiente poeta nombrada es María Victoria Atencia, Poeta andaluza, de largos silencios:

LLEGUE CUANDO UNA LUZ MURIENTE

Llegué cuando una luz muriente declinaba.
Emprendieron el vuelo los flamencos dejando
el lugar en su roja belleza insostenible.
Luego expuse mi cuerpo al aire. Descendía
hasta la orilla un suelo de dragones dormidos
entre plantas que crecen por mi recuerdo sólo.

Levanté con los dedos el cristal de las aguas,
contemplé su silencio y me adentré en mí misma.

Nos Trae  a Clara Janes, poeta de Barcelona; en una entrevista realizada en el mismo periódico Winsion Manrique Sabogal, la describe con absoluta lucidez: “Hasta llegar al romance actual con la ciencia. Su poesía es un átomo con tres electrones: lo terrenal-sensorial, lo místico-pasional y lo científico-racional. Tres fueron también los encuentros literarios que determinaron su rumbo: el hallazgo de santa Teresa de Jesús, en su niñez; la lectura de san Juan de la Cruz, en su juventud; y la experiencia de Vladimír Holan, en su adultez”:

SALÓN DE PASOS PERDIDOS
La tecnología carece de autoestima:
hierve con las preguntas,
le inquietan las señales
un par de ventanas más al norte.
 
Igual tu nombre, que borra las vocales
y no impide el divorcio de nuestras maletas.
Una estación, aperitivo, cinco días.  
Con las muñecas rotas
te estoy diciendo adiós.
 
Lus Garcia Montero, es un poeta joven, quien abrevo en todos los autores que emergieron en el debate filosófico de los 60, de mi gusto, a una pregunta sobre su primer libro responde: Ese año publiqué Y ahora ya eres el dueño del puente de Brooklyn. El libro era típico de universitario de la época: mucha novela negra, vanguardia, Lacan, Foucault y Althusser. Luego descubrimos a Antonio Machado y su noción de "nueva sentimentalidad", que defendía que los sentimientos no son eternos sino que tienen una historia.
Responde a una pregunta puntual de Javier Rodriguez Marcos:
¿Cómo se traduce eso en poesía?
R. Para mí la poesía es un punto de llegada, no de partida. Es la consecuencia de un proceso de reflexión moral, no una mera expresión de sentimientos. Nada hay más falso que la sinceridad espontánea. Bajo la supuesta espontaneidad suelen esconderse acríticamente valores que uno cree propios pero que son los de una sociedad homologada. Por eso creo que la poesía es un género de ficción, una construcción, un asunto de ciudadanos y no de héroes. Dejar la rebeldía a los héroes es una forma de renunciar a la rebeldía. No se trata de romper el lenguaje, sino de apropiárselo:

CABO SOUNION

Al pasar de los años,
¿qué sentiré leyendo estos poemas
de amor que ahora te escribo?
Me lo pregunto porque está desnuda
la historia de mi vida frente a mí,
en este amanecer de intimidad,
cuando la luz es inmediata y roja
y yo soy el que soy
y las palabras
conservan el calor del cuerpo que las dice.

Serán memoria y piel de mi presente
o sólo humillación, herida intacta.
Pero al correr del tiempo,
cuando dolor y dicha se agoten con nosotros,
quisiera que estos versos derrotados
tuviesen la emoción
y la tranquilidad de las ruinas clásicas.
Que la palabra siempre, sumergida en la hierba,
despunte con el cuerpo medio roto,
que el amor, como un friso desgastado,
conserve dignidad contra el azul del cielo
y que en el mármol frío de una pasión antigua
los viajeros románticos afirmen
el homenaje de su nombre,
al comprender la suerte tan frágil de vivir,
los ojos que acertaron a cruzarse
en la infinita soledad del tiempo.

El siguiente es Juan Antonio Gonzales Iglesias, nació en Salamanca, España, en 1964. Es doctor en Filología Clásica, completó en Florencia y en Parias su formación en teoría de la literatura y del arte. Traductor de Ovidio, dejemos que hable su poesía:



ELEGIA 2

No sé por qué no puse este amor en silencio
sobre tu piel como uma catenária de plata
que rodeara las tersas artérias de tu cuello.
No sé de mí siquiera si estaré tatuado
en los hondos momentos de tu melancolia.
No sé por qué me cuesta escribir que te quise
tanto que a veces lloro las letras de tu nombre,
que al recordarte siento el dolor verdadero
de lo irrecuperable. La tristeza infinita
de que tu el más radiante muchacho de la tierra
viniste desde lejos a dormir a mi lado,
te quitaste las ropas del verano con torpe
normalidad (tu cuerpo era más rubio y fuerte
de lo que yo soñara), y, mirándome puro
con aquellos dos ojos, cuyo color declaro
que se ha desvanecido de mi pobre memória,
en un sencillo anuncio de la noche inconsciente
“He traído un pijama de boxeador”, dijiste.

De America empieza con la poeta Guatemalteca Claribel Alegría, Ulises Huete en una entrevista alguna vez le preguntó:

P. ¿Qué significa para usted la poesía?

R. Como dice Pessoa: “Yo escribo poesía porque es mi manera de estar solo”. La poesía es mi mejor manera de dialogar conmigo, de la única manera que me puedo conocer un poco más.

ESE BESO
Ese beso de ayer
me abrió la puerta
y todos los recuerdos
que yo creí fantasmas
se levantaron tercos
a morderme.

QUE LASTIMA
Qué lástima que duermas
y se interrumpa el diálogo
y no sientas mi beso
en tus ojos cerrados.

Qué lástima tu infancia
así truncada,
ese tiempo sin tiempo
a medio abrir
por el que ya empezaba
a vislumbrarte.

Mañana todo habrá cambiado:
otra vez hablándonos
de lejos
desde nuestras esquivas
soledades.

Qué lástima
los signos de mi amor,
mis apretados círculos
de miedo
que no sé si entendiste.


En esta antología cita algunos poetas Colombianos, Empieza con Darío Jaramillo, de todo mi gusto, más poeta que narrador, un verso libre encantador, lleno de vuelo y ritmo, su poesía alucina. Recuerdo una novela que me encantó y que se sigue leyendo en todo el país: “La muerte del Alec”  y el libro: “Poemas de Amor”, otro fue “Cartas Cruzadas”, rompe todos esquemas, vuelve al genero pastoral.

POEMAS DE AMOR II

Podría perfectamente suprimirte de mi vida,
no contestar tus llamadas, no abrirte la puerta de la casa,
no pensarte, no desearte,
no buscarte en ningún lugar común y no volver a verte,
circular por calles por donde sé que no pasas,
eliminar de mi memoria cada instante que hemos compartido,
cada recuerdo de tu recuerdo,
olvidar tu cara hasta ser capaz de no reconocerte,
responder con evasivas cuando me pregunten por tí
y hacer como si no hubieras existido nunca.
Pero te amo.


APARICIONES

o son de carne o espíritu
tampoco son la confusa mezcla de ambas,
ni bestias ni ángeles
ni su desquiciado promedio.
Son destellos,
huecos de tiempo llenos de luz o sin ella,
galopes sobre la luna,
seres que invento y son mi vida,
entresiviones de un jardín sagrado,
formas de poesía,
milagros en metáfora de cuerpo,
metáfora incompleta sin tacto ni perfumes,
metáfora total, plenitud donde no existe el tiempo
donde no existen los efímeros tactos y perfumes que están dentro del tiempo.

De Piedad Bonnett, poeta Colombiana, lo he leído casi todo, sus poemas, sus novelas, sus artículos. Es una mujer totalmente dedicada a la literatura, sus poemas son de una factura especial, profundos, meditativos, con ritmo, un vuelo que toca las angustias de la vida desde la esclerótica de una sensibilidad que está por fuera de la mirada instrumental y mediata de estos tiempos. “Cenizas al viento fue su primer texto, publicado cuando tenía 39 años, en adelante serían muchos los títulos:  “El hilo de los días” (1995), “Ese animal triste” (1996) y “Todos los amantes son guerreros” (1997). En España se dio a conocer en 2003 con “Lo demás es silencio” (Hiperión), una amplia antología de su obra a la que siguieron las novelas, “Después de todo” (2001), “Para otros es el cielo” (2004) y “Siempre fue invierno” (2007), todas publicadas por Alfaguara. Al preguntarle cómo es su poesía en una entrevista al periódico el “País “de España respondió: Cuando se le pide que defina su poesía, Bonnett prefiere hablar más de intenciones que de resultados: "Intento que sea muy contenida". Y así es, sobria y seca, a veces narrativa, siempre clara. "Será por la edad que tengo", añade. De la edad, precisamente, trata en parte su nuevo libro, Las herencias (Visor). En él conviven los poemas familiares con una descarnada meditación sobre el amor: "Su belleza / era la de la luz de los cuchillos", dice. Y también: "alrededor del gozo vibra el miedo / pues la felicidad siempre husmea su muerte". Si para los clásicos, allí donde crece el peligro crece también lo que nos salva, para Piedad Bonnett es, es cierto sentido, lo contrario. No hay claridad sin sombra. Ni intuición sin reflexión. Ley sin asombro.

LA MUY PERRA


En ciertas ocasiones
la vida nos demanda mezquindad
Es -pareciera decirnos-
un acto de justicia
una manera sana
de respirar en medio del fastidio
de no ofrecer la otra mejilla
Pero
¿qué tal si optamos por la benevolencia
por ir limpios y ufanos
celestiales?
Innobles son los tratos que la vida propone
Escoge
-nos ladra la muy perra-
entre bilis negra y tu soberbia.

PRECISAMENTE


Mientras escribo este verso
millones y millones de seres respiran todavía en mi
viejo planeta.
prueba aquél una amenaza y descubre un gusano
entre su pulpa.
Una mujer escribe una carta y solloza.
Abre la tierra este otro con sus manos, y transpira y no piensa.
Y en una esquina una muchacha espera a un hombre
que no llega.
Miles de hombres y mujeres abren sus ojos y recuerdan su cuerpo y sus tareas.
Cientos de esófagos, de glándulas, de hígados, hacen su inocente trabajo
y el amoer resicita caricias a un millón por segundo
y alguien se juzga felíz
y un hombre compra una cuerda y la cuelga
del árbol que en su patio florece.
Tosen, cantan, defecan, multiplican, parten su pan, aceitan su paciencia,
bufan, escupen, besan, timan a su vecio,
mienten, mienten y ríen, mienten sinceramente y apuñalan
o leen un poema,




Oscar Han, es un poeta Chileno,  nació en una población al norte, como la mayoría de poeta mayores de su país, es un creador completo, cuidadoso, en sus poemas, se decanta el profesor de literatura de muchos años, la interxtualidad, escritos con la angustia de un existencialismo tardio, lo fatal de un hombre que conoce el exilio, los avatares de la dictadura. Fue premio nacional de poesía en el 2012. He aquí alguna muestra de su grandeza:


Cafiche de la muerte

Cómo carne de cóndores hirvientes
o de tordos quemados como cresta
del rojo al negro se cambió la fiesta
y en silencio se fueron los clientes.
Se nos vació no más todo el prostíbulo
se vaciaron las camas y los bares
y todas las que estábamos de a pares
sollozamos de a una en el vestíbulo.
Por el pasillo viene la señora
siempre tan maternal siempre a la hora
con su taza de té y un trago fuerte.
Para qué te moriste desgraciado.
Mira mi pobre cuarto desolado
tipo traidor: cafiche de la muerte.


En una estación del metro

Desventurados los que divisaron 
a una muchacha en el Metro 

y se enamoraron de golpe 
y la siguieron enloquecidos 

y la perdieron para siempre entre la multitud 

Porque ellos serán condenados 
a vagar sin rumbo por la estaciones 

y a llorar con las canciones de amor 
que los músicos ambulantes entonan en los túneles 

Y quizás el amor no es más que eso: 

una mujer o un hombre que desciende de un carro 
en cualquier estación del Metro 

y resplandece unos segundos 
y se pierde en la noche sin nombre


En una próxima entrega terminare con poetas Argentinos y del sur, algunos poetas de Cuba, este es un ejercicio personal, de hecho la poesía hace parte sustancial de mi existencia, ahora más que nunca.