Voy escribir
esta nota desde la perspectiva de un simple lector anodino, quien ha vivido
entre lecturas desde hace muchos años. Acaba de terminar la feria del libro de
Bogotá y de hecho la oferta es inmensa, son muchos los libros que deberíamos
leer por su calidad y realmente contamos con muy muy poco tiempo para
abarcarlos. Los lectores también nos imponemos metas, este año he querido leer
la obra completa de Patricio Pron, la pléyade de narradoras hispanoamericanas, quienes
han producido un catálogo de obras muy valiosas, esperamos leerlas.
Empiezo
hablando de Adelaida Fernández Ochoa, quien ganó el premio Casa de las Américas
2015 con la obra “La hoguera lame mi piel con cariño de perro”. Es una escritora Caleña, forjada en la academia,
escruta la condición del negro y escribe desde la esclerótica de la conciencia
del esclavo, su voz es la que cuenta, protagonistas tomados de la misma
literatura, concretamente de “La maría”.
En un portal, me encuentro con esta
reseña, cuya síntesis sorprende: “La interesante novela de Adelaida Fernández
Ochoa (1957) pp. 53 y 90 (2017:89) La novela es una ampliación variada (o
hipertexto) de dos textos bien diversos. Primero es una ampliación y versión
diferente de la novela romántica y costumbrista colombiana María (1867) del escritor
colombiano Jorge Isaac (1837-1895). Segundo, es una versión histórico-ficticia
de su investigación y tesis de maestría titulada Presencia de la mujer negra en
la novela colombiana (sus hipotextos)”. Recuerdo a Manuel Zapata Olivella, un
escritor que indagó y escribió sobre las negritudes, sus novelas son de mucha
importancia desde esta perspectiva, fueron el inicio de una escrutación desde la ficción que representó la creación de voces novedosas, el negro habla. “Aída
Fernández Ochoa, viene consolidándose como escritora, entre sus obras se encuentra “Que me busquen
en el río (2006)”, finalista del Premio Nacional de novela del Ministerio de
Cultura en Colombia. Es una novela de denuncia. En ella se relatan las masacres ocurridas durante los
meses de marzo y abril del año 1990 en el municipio de Trujillo en el Valle del
Cauca, donde militares y paramilitares asesinaron a varios miembros de la
comunidad por su posible nexo con grupos guerrilleros”. Ella expresó en un diario, sobre esta obra: “Para
el posgrado yo escribí sobre la presencia de la mujer negra en la novela
colombiana, para lo que me basé en las del siglo XIX, como María, que es una
obra icónica, pero también en algunas más contemporáneas y de ese trabajo
surgió la idea de ponerme a escribir el libro premiado”. La apertura temática abreva
en la misma ficción, lo que hace más valioso su aporte. Su invitación a la
feria no solo es un acierto sino un mérito sustentado en obra muy valiosa y que
es importante divulgar.
Otra
escritora, formada en Barranquilla, trashumante, viajera incasable, es “Adriana
Rosas Consuegra, escritora y profesora de literatura y cine en la Universidad
del Norte, Barranquilla. Doctora en Literatura Comparada de la Universidad
Autónoma de Barcelona. En Buenos Aires obtuvo un diploma de especialización en Guion
Cinematográfico y realizó estudios de cine. Trabajar como ingeniera de sistemas
le abrió las puertas a algunos de sus viajes largos y posgrados. Amante del
transitar y el observar lento. Es autora del libro de cuentos Frente a un
hombre desnudo (Collage Editores, 2014). Sus cuentos, crónicas, ensayos han
sido publicados en antologías y revistas en Colombia, Italia, Dinamarca, España
y México. Dirige el Taller Caminantes Creativos afiliado a RELATA- Ministerio
de Cultura de Colombia, y ha dictado varios talleres de escritura creativa”.
A pesar de no
haber nacido en el caribe, es hija adoptiva de Curramba la bella, alentada por
la lectura de mujeres, que le dieron aliento a su deseo de ser una escritora de
tiempo completo, sus lecturas le han marcado y son evidente soporte en la pasión
incontenida que alimenta su mundo creativo, el portal Aurora Boreal, delata
parte de este corolario, incluyendo las esperas: “En el banquete hay sitio para todos. Está
Virginia Woolf y su ejemplar de Orlando, Marvel Moreno y su colección de
cuentos. Pedro Juan Gutiérrez también tiene su lugar en la mesa, pero debe
cuidar su vocabulario. ¡Cómo iba a faltar Cortázar! El juego de rayuela no
puede iniciar sin él. Se sabe que Hemingway no llegará a tiempo porque París
sigue de fiesta, pero se debe tener cuidado con los insecticidas si Kafka
decide asistir. El ejército de Evelio Rosero ya está formado y espera
enfrentarse en la guerra que no tiene rostro de mujer de Svetlana”. Felicito a
la FILBO, por este acierto.
Agustina
Bazterrica, es una escritora argentina, con una novela devastadora, novedosa,
no solo por la forma, sino la manera como aborda una temática, esta tiene que
ver con el ánimo caníbal de la humanidad, el hombre solo sabe devorar. “Cadáver
exquisito presenta un futuro distópico, desolador, con reminiscencias de 1984
de George Orwell, La máquina del tiempo de H. G. Wells y Soy leyenda de Richard
Matheson, aunque hay mucho más detrás de ese título que, a su vez, nos remite a
una técnica de escritura surrealista”.
Leedor, es un
portal argentino que hace una reseña magistral sobre esta novela, que
definitivamente hay que leer: “Como en todo buen texto, nada está puesto al
azar. Ya desde los epígrafes, se juega con dos motivos que recorren todo el
libro: la relatividad de los conceptos de humanidad/animalidad y lo que está
detrás de las palabras. Es esta una historia personal pero también colectiva.
Es el relato de lo que le pasa a Marcos Tejo –un personaje que nos recuerda
mucho a Winston Smith, de 1984; alguien que cumple una rutina, que se debate
entre lo que piensa y siente, y lo que está obligado a hacer–, pero también es
la historia de una sociedad caníbal. “Después de todo, desde que el mundo es
mundo, nos comemos los unos a los otros. Si no es de manera simbólica, nos
fagocitamos literalmente. La Transición nos concedió la posibilidad de ser
menos hipócritas”, dice Urlet, un
cazador de personas. Estamos en un mundo donde algunos humanos son el alimento
de otros humanos, donde algunos son criados como ganado, como animales para la
subsistencia de los otros –similar a lo que pasa con los Morlock y los Eloi en
La máquina del tiempo–“. Es un hecho, la literatura se renueva para bien de los
lectores y que hay una generación importante que debemos tener en cuenta.