La feria del libro de Medellín Colombia, que se realiza en un
espacio privilegiado: el recinto del jardín Botánico, terminó este domingo con
total éxito. Varios aspectos quiero relevar de la experiencia de este año. El
primero, su consolidación, realmente es una feria muy joven, que ha tomado muy
en serio su compromiso y año tras año se pule, no solamente por la calidad de
los expositores, me refiero a editores, librerías, libros del usada y
universidades, que cada vez son más y para todos los gustos: Se lanzaron más de
120 títulos, hubo 320 invitados de todas las calidades quienes asistieron a conversatorios,
entre muchos otros, se contó con la presencia de personajes excepcionales, como
el escritor, guionista y director de cine español Ray Loriga, la chilena Carla
Guelfenbein, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2015, y los argentinos
Luisa Valenzuela, Guillermo Martínez y Eduardo Berti, además se realizó un encuentro de traductores, que
contó con invitados de Francia, Holanda y Alemania, quines han llevado a
diferentes idiomas la obra de múltiples autores latinos. La cuota colombiana estuvo
representada por Alberto Salcedo Ramos, Piedad Bonnet, Juan Manuel Roca, Héctor
Abad Faciolince y Daniel Samper Ospina, Pablo Montoya entre otros.
Gracias a los espacios abiertos y la belleza natural del
lugar, puro verde, el ambiente que se propicia en Medellín es muy diferente a
cualquier de las ferias importantes de América Latina. Este año el objetivo se
concentró en la promoción de la lectura en el marco de la sociedad digital, en todos los debates, se lograron abrir escenarios
de acuerdo al tipo de publicación, incluyendo el de mercadeo, que gústenos o no, es de
suma importancia.
La oferta de libros dio para todos los gustos, variopinta y
completa, además para todos los bolsillos, el público siempre ha encontrado en
esta feria un punto especial y excepcional para comprar, con más de 2000
expositores, de todos los pelambres, esto significa que uno podría hacer una
sola compra al año.
Hay escritores que impactaron en el recinto ferial, me parece
que Carla Guelfenbein fue una de ellas, realizó
una excelente exposición de lo que significa la escritura en su vida, como
escribió su última novela, sus
influencias, fue una verdadera incitación a la lectura y dejó en el público muy
buena impresión. Debo confesar que no he leído su obra, pero en sus influencias
y en las entrevistas, se refleja parte del desarrollo de sus libros, a la pregunta de como nació su amor a la escritura, cual fue el punto de partida respondió: “Y el
detonante de este descubrimiento fue, precisamente, una de las autoras
preferidas de Guelfenbein, desde su juventud: la brasilera Clarie Lispector.
“La descubrí cuando tenía 20 años, más o menos, y desde entonces, su obra
comenzó a ser parte de mi vida. Recuerdo que siempre viajaba con un libro de
Clarice, porque su prosa siempre inspiraba aspectos de mi ser y por otro lado
me inspiraba muchísimo a escribir”, recuerda.
Cuando la escritora chilena se encontró con la biografía de
esa autora que la había obnubilado toda su vida, fue como si hubiera tenido una
especie de epifanía. “Me doy cuenta de que su historia tenía mucho que ver con
la historia de mi propia familia. La familia de ella huyó de Ucrania de la
persecución de los judíos, casi al mismo tiempo en que huyeron mis abuelos. Y
su familia fue a recalar en Recife (Brasil), y la mía en Chile. La generación
de Clarice coincide con la generación de mis padres, pero además ella tiene
muchos aspectos similares a mi madre, en lo excéntrico e intelectual.
Finalmente, la historia de Vera Sigal, la protagonista de mi novela, es la
historia de Clarice”, confiesa la escritora”[1].
La novela se llama “Contigo en la distancia”. Aunque se graduó como bióloga de
la Universidad de Essex (Inglaterra), Carla Guelfenbein sintió desde siempre el
llamado por contar historias, fruto de esa “hipercuriosidad” que siempre se
apoderó de ella, y que la llevaba a querer “mirar a través del cerrojo de la
puerta”. Es autora de las novelas ‘El revés del alma’, ‘La mujer de mi vida’,
‘El resto es silencio’ y ‘Nadar desnuda’. Antes de dedicarse a la escritura,
trabajó en la revista ‘Elle’.
Pablo Montoya, premio Romulo Gallegos, es un escritor de
Medellín, muy querido, reconocido en nuestro medio, ha construido una obra a
base de trabajo y constancia, sus trabajos además de ser muy serios, rigurosos e históricos, con un corte académico muy puntual, bien documentados, referenciados,
además están bien escritos, se dejan
leer con agrado, hay en todos un estilo muy particular, propio en lo posible. “Triptico
de la infamia” es la afortunada novela. “Se trata de un libro, destacó en su
discurso de rigor, atravesado “de masacres” propias del siglo XVI y de “un
dolor que palpita en cada hoja como un corazón malsano”. A la vez, sostuvo,
cada página cobija “la luz de la búsqueda infatigable de la creación artística,
la belleza y la sensación de que ella se levanta como un acertijo, un enigma”,
que a la postre “es el ardor que siempre ha estimulado mi escritura”. Obras
como estas, premiada por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos
(Celarg) y basadas en realidad y ficción, “se alzan como denuncias contra la
violencia” y, por lo mismo, “son inmensamente valiosas, hoy más que nunca”,
subrayó el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, quien entregó el premio.
“Este trabajo que ha hecho Pablo de irse al siglo XVI y, a través de la vida de
tres pintores protestantes, que sufrieron la belleza y el horror (...) de las
guerras religiosas, intracristianas, entre protestantes y católicos”, alude a
una realidad que “replicó” en América y tuvo a los indígenas entre las
víctimas, añadió Arreaza. El respecto, el escritor colombiano dijo que los
personajes principales de Tríptico de la infamia, los pintores François Dubois,
Jacques Le Moyne y Théodore de Bry, efectivamente crearon belleza “en medio de
ámbitos turbulentos y represivos”[2].
Es un hecho, la feria fue un éxito, esperamos el año que
viene, no sólo se consolide más, sino que sea más internacional.
La feria del libro de Medellín Colombia, que se realiza en un
espacio privilegiado: el recinto del jardín Botánico, terminó este domingo con
total éxito. Varios aspectos quiero relevar de la experiencia de este año. El
primero, su consolidación, realmente es una feria muy joven, que ha tomado muy
en serio su compromiso y año tras año se pule, no solamente por la calidad de
los expositores, me refiero a editores, librerías, libros del usada y
universidades, que cada vez son más y para todos los gustos: Se lanzaron más de
120 títulos, hubo 320 invitados de todas las calidades quienes asistieron a conversatorios,
entre muchos otros, se contó con la presencia de personajes excepcionales, como
el escritor, guionista y director de cine español Ray Loriga, la chilena Carla
Guelfenbein, ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2015, y los argentinos
Luisa Valenzuela, Guillermo Martínez y Eduardo Berti. Para los especialistas,
sino por vale la pena poner el ojo en el encuentro realizado de traductores, que
contó con invitados de Francia, Holanda y Alemania, que han llevado a
diferentes idiomas la obra de múltiples autores latinos. La cuota colombiana estuvo
representada por Alberto Salcedo Ramos, Piedad Bonnet, Juan Manuel Roca, Héctor
Abad Faciolince y Daniel Samper Ospina, Pablo Montoya entre otros.
Gracias a los espacios abiertos y la belleza natural del
lugar, puro verde, el ambiente que se propicia en Medellín es muy diferente a
cualquier de las ferias importantes de América Latina. Este año el objetivo se
concentró en la promoción de la lectura,
en el marco de la sociedad digital, en todos los debates, se lograron abrir escenarios
de debate excepcionales, incluyendo el de mercadeo, que gústenos o no, es de
suma importancia.
La oferta de libros dio para todos los gustos, variopinta y
completa, además para todos los bolsillos, el público siempre ha encontrado en
esta feria un punto especial y excepcional para comprar, con más de 2000
expositores, de todos los pelambres, esto significa que uno podría hacer una
sola compra al año.
Hay escritores que impactaron en el recinto ferial, me parece
que Carla Guelfenbein fue una de ellas, premio Alfaguara de este año, realizó
una excelente exposición de lo que significa la escritura en su vida, como
escribió su última novela, sus
influencias, fue una verdadera incitación a la lectura y dejó en el público muy
buena impresión. Debo confesar que no he leído su obra, pero en sus influencias
y en las entrevistas, se refleja parte del desarrollo de sus libros: “Y el
detonante de este descubrimiento fue, precisamente, una de las autoras
preferidas de Guelfenbein, desde su juventud: la brasilera Clarie Lispector.
“La descubrí cuando tenía 20 años, más o menos, y desde entonces, su obra
comenzó a ser parte de mi vida. Recuerdo que siempre viajaba con un libro de
Clarice, porque su prosa siempre inspiraba aspectos de mi ser y por otro lado
me inspiraba muchísimo a escribir”, recuerda.
Cuando la escritora chilena se encontró con la biografía de
esa autora que la había obnubilado toda su vida, fue como si hubiera tenido una
especie de epifanía. “Me doy cuenta de que su historia tenía mucho que ver con
la historia de mi propia familia. La familia de ella huyó de Ucrania de la
persecución de los judíos, casi al mismo tiempo en que huyeron mis abuelos. Y
su familia fue a recalar en Recife (Brasil), y la mía en Chile. La generación
de Clarice coincide con la generación de mis padres, pero además ella tiene
muchos aspectos similares a mi madre, en lo excéntrico e intelectual.
Finalmente, la historia de Vera Sigal, la protagonista de mi novela, es la
historia de Clarice”, confiesa la escritora”[1].
La novela se llama “Contigo en la distancia”. Aunque se graduó como bióloga de
la Universidad de Essex (Inglaterra), Carla Guelfenbein sintió desde siempre el
llamado por contar historias, fruto de esa “hipercuriosidad” que siempre se
apoderó de ella, y que la llevaba a querer “mirar a través del cerrojo de la
puerta”. Es autora de las novelas ‘El revés del alma’, ‘La mujer de mi vida’,
‘El resto es silencio’ y ‘Nadar desnuda’. Antes de dedicarse a la escritura,
trabajó en la revista ‘Elle’.
Pablo Montoya, premio Romulo Gallegos, es un escritor de
Medellín, muy querido, reconocido en nuestro medio, ha construido una obra a
base de trabajo y constancia, sus trabajos además de ser muy serios, rigurosos,
históricos, con un corte académico muy puntual, bien documentados, referenciados,
además están bien escritos, se dejan
leer con agrado, hay en todos un estilo muy particular, propio en lo posible. “Triptico
de la infamia” es la afortunada novela. “Se trata de un libro, destacó en su
discurso de rigor, atravesado “de masacres” propias del siglo XVI y de “un
dolor que palpita en cada hoja como un corazón malsano”. A la vez, sostuvo,
cada página cobija “la luz de la búsqueda infatigable de la creación artística,
la belleza y la sensación de que ella se levanta como un acertijo, un enigma”,
que a la postre “es el ardor que siempre ha estimulado mi escritura”. Obras
como estas, premiada por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos
(Celarg) y basadas en realidad y ficción, “se alzan como denuncias contra la
violencia” y, por lo mismo, “son inmensamente valiosas, hoy más que nunca”,
subrayó el vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, quien entregó el premio.
“Este trabajo que ha hecho Pablo de irse al siglo XVI y, a través de la vida de
tres pintores protestantes, que sufrieron la belleza y el horror (...) de las
guerras religiosas, intracristianas, entre protestantes y católicos”, alude a
una realidad que “replicó” en América y tuvo a los indígenas entre las
víctimas, añadió Arreaza. El respecto, el escritor colombiano dijo que los
personajes principales de Tríptico de la infamia, los pintores François Dubois,
Jacques Le Moyne y Théodore de Bry, efectivamente crearon belleza “en medio de
ámbitos turbulentos y represivos”[2].
Es un hecho, la feria fue un éxito, esperamos el año que
viene, no sólo se consolide más, sino que sea más internacional.
[1] http://www.eltiempo.com/entretenimiento/musica-y-libros/carla-guelfenbein-ganadora-del-premio-premio-alfaguara/16251982
[2]
Conozco muy bien la obra de Pablo, pero estas referencias las tome del periódico
“El tiempo” de Colombia.
[1] http://www.eltiempo.com/entretenimiento/musica-y-libros/carla-guelfenbein-ganadora-del-premio-premio-alfaguara/16251982
[2]
Conozco muy bien la obra de Pablo, pero estas referencias las tome del periódico
“El tiempo” de Colombia, me paren de absoluta claridad.