Releer constituye uno
de los placeres más especiales de la vida intelectual, sobre todo, cuando
abordamos escritos como los de este gran crítico. Sus textos siempre son de
hondo calado, estructurados, bien hilvanados, con referencias filosóficas y sociológicas
que nos ayudan a entender la lógica e historia de los conceptos, siempre realiza conexiones sabias con la lingüística y la literatura en relación con el papel de la crítica literaria, apoyado
en contextos muy lúcidos, realmente su lectura constituye un aprendizaje de
principio a fin.
Steiner explica en el prólogo el objeto de este libro, pese a que son varios ensayos escritos en periodos
diferentes, todos tienen un eje que los une con el mismo propósito: “Éste
es, ante todo, un libro sobre el lenguaje: sobre el lenguaje y la política, el
lenguaje y el futuro de la literatura, sobre las presiones que ejercen los
regímenes totalitarios y la decadencia cultural, sobre el lenguaje y otros
códigos de significación (música, traducción, matemáticas), sobre el lenguaje y
el silencio”.
El desarrollo de las
neurociencias, ha ratificado la importancia del lenguaje, que es la materia
prima de la literatura y de la vida. Esta verdad de a puño, la tiene muy clara George
Steiner. “¿Cuáles son las relaciones del lenguaje con las criminales falsedades
que se le ha hecho expresar y exaltar en ciertos regímenes totalitarios? ¿O con
la enorme carga de vulgaridad, imprecisión y codicia que arrastra en la cultura
de masas en las democracias? ¿Cómo reaccionará el lenguaje, en el sentido
tradicional de código general de las relaciones efectivas, ante el apremio,
cada vez más acuciante, cada vez más integral, de códigos más exactos, como las
matemáticas y la notación simbólica? ¿Estamos saliendo de una era histórica de
primacía verbal, del período clásico de la expresión culta, para entrar en una
fase de lenguaje caduco, de formas «poslingüísticas» y, acaso, de silencio
parcial? Éstas son las cuestiones que he querido plantear y precisar”.
Hoy con las redes
sociales y la proliferación del mundo digital, el lenguaje es cada vez más dinámico
y responde a presiones novedosas que apenas empezamos a conocer y descifrar. Pese a esta realidad, continua siendo la herramienta básica de la literatura, estos ensayos tratan el tema desde la perspectiva literaria y terminan rebasándola. Es un hecho, con el lenguaje hemos construido el
mundo, de igual manera ha servido para justificar múltiples atrocidades históricas que nos apenan. Hay muchos hechos que han sido justificados desde dispositivos discursivos perversos: “La mansión del humanismo
clásico y el sueño de la razón que animaba a la sociedad occidental se han
derrumbado casi en su totalidad. Las ideas de adelanto cultural, de
racionalidad inherente mantenidas desde la antigua Grecia y todavía válidas en
el historicismo utópico de Marx y en el autoritarismo estoico, de Freud (ambos
acólitos tardíos de la civilización grecorromana) no pueden ya sostenerse con
mucha confianza. Los alcances del hombre tecnológico, en cuanto ser sensible a
las manipulaciones del odio político y a las propuestas sádicas, se han
prolongado considerablemente hacia la destrucción”. La literatura y la cultura,
el lenguaje depurado y la racionalidad no nos eximen de responsabilidades: “Leer
a Esquilo o a Shakespeare -menos aún «enseñarlos»- como si los textos, como si
la autoridad de los textos en nuestra propia vida hubiera permanecido inmune a
la historia reciente, es una forma sutil pero corrosiva de analfabetismo”.
Hemos sido testigos de las peores tragedias en medio de actos paradójicos: Sabemos
que un hombre puede leer a Goethe o a Rilke por la noche, que puede tocar a
Bach o a Schubert, e ir por la mañana a su trabajo en Auschwitz. Los ensayos de este texto van
mucho más allá de la crítica literaria, son una indagación del lenguaje atendiendo a su condición performativa y a sus funciones. “Tanto en el método como en los fines busco algo
distinto de la crítica literaria. Aunque conozca bien las limitaciones de estos
ensayos, quiero sin embargo que tengan como meta una «filosofía del lenguaje ». Llegar a tal filosofía debe ser el
paso siguiente si queremos acercarnos. a una comprensión de la herencia
específica y de la desolación parcial de nuestra cultura, de lo que la ha
socavado y de lo que se puede restaurar con los recursos de la inteligencia en
la sociedad moderna”.
Hay un concepto de este
prologo que me parece absolutamente lúcido, con el que quiero rematar este
primer comentario sobre esta excelente obra: “Como dice Roman Jakobson: «Los
recursos poéticos ocultos en la estructura morfológica y sintáctica del
lenguaje, en suma la poesía de la gramática. y su producto literario, la
gramática de la poesía. Rara vez han sido conocidos por los críticos y casi
siempre han sido desdeñados por los lingüistas, pero han sido dominados con pericia
por los creadores»”.
En la próxima entrega
hablaré de como remata este prólogo y agregaré un comentario sobre el primer ensayo.