"La ventaja de tener mala memoria es que se goza muchas veces de las mismas cosas."
"El pasado y el futuro no importan; solo el presente es importante."
"Lo peor de los hombres es que se creen buenos."
Federico Nietrzsche.
Cuando llegué a la biblioteca EPM de Medellín me quedé abrumado por su arquitectura, sus espacios estaban perfectamente diseñados para agradar a sus visitantes y tienen el propósito de servir a los fines de la misma, perfectamente prefigurados por su diseñador para: Leer cómodamente, el conocimiento dentro del marco de las tecnologías de la información y el conocimiento y pensar en medio de los silencios excepcionales de una sociedad inmersa en muchas urgencias, afanes y sobre todo ruidos. Conocía muchas bibliotecas, desde la niñez, por una coincidencia de la vida, vivíamos cercanos a la biblioteca Gabriel Turbay de Bucaramanga, la que visite a muy temprana edad. Siempre he tenido estos espacios públicos como parte ineludible de mi vida. Realmente he tenido una obsesión con estos lugares. En Barranquilla cuando llegué por circunstancias de la vida que no cabe recordar, lo primero que hice fue visitar la biblioteca departamental. Por esas casualidades que se dan, conocí a la poetiza Amira De La Rosa, con la que tuve muchas conversaciones agradables y puedo decir que fue la mentora al mundo poético que tanto me alucina y gusta.
Durante 20 años visite asiduamente la biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, hasta el punto de hacerme amigo del director, un poeta Antioqueño de mucho reconocimiento, quien un día nos dejó dormir junto con Enrique Cortes, amigo entrañable, en sus extensos túneles llena de anaqueles de libros en una temperatura acorde con su conservación, como si estuviéramos acompañados de los grandes escritores de la historia. De vez en cuando visitaba la biblioteca de la universidad del Rosario y de la Javeriana, ricas en libros antiguos y cargadas de mucha historia. Viaje a conocer la biblioteca nacional de Argentina, tomé allí los libros que había solicitado Borges como director, ritual que me enaltecía, realice la caminata desde este lugar hasta la casa que hacía el escritor, como si estuviera a su lado, lleno de miedo y expectativa, orgulloso al final. Lo mismo hice con algunas bibliotecas públicas muy emblemáticas de Europa.
Llevo más de un año visitando todos los días la biblioteca EPM. Como un relojero. Llego muy a las 8.20 de la mañana, pareciera que tuviera que marcar tarjeta. Camino por sus largas filas de estantes, voy conociendo el orden de los mismos, por país, por autor, asimilando el vasto universo implicado en su predeterminada configuración. Sus empleados y empleadas de una amabilidad infinita, igualmente me van conociendo y en poco tiempo somos muy familiares en el trato y podría decir que nos hacemos falta.
Estoy viejo, con mucha soledad y en ocasiones me parece que soy un mueble antiguo que nadie sabe donde poner. Mis hijos están ya graduados y andan en la búsqueda de su destino y espacio en la vida que no les dan tiempo para su padre como quisieran. Al poco tiempo de estas rutinas fui conociendo amigos en la biblioteca EPM, en condiciones parecidas a la mía o por lo menos con la puntualidad que acostumbro y sin alguna compañía, lo que me permitía sentirme menos solo en lo que creía era una tragedia.
Cada uno de ellos es un universo con historias muy variadas, silencios misteriosos, vidas entrañables asoladas por soledad y en busca de sentido. Caminan muy lento, nunca llegan acompañados y les caracteriza una nobleza que encubre muchas realidades que nadie sabe cómo los ronda. Jorge, José María, Don Carlos, Carlos, Juan Carlos, el maestro Orlando, Don Eduardo, Milton, Albeiro, Jairo, Luis Fernando, Don Oscar......en fin….Me imagino que tienen cosas y anécdotas que contar, muchas, cargadas tal vez, de momentos virtuosos, otros, tristes y por supuesto con triunfos y fracasos que pesan de sobremanera, como suele pasarme a mí.
Fredy uno de los bibliotecarios, algún día creó un grupo que llamó "El club de prensa" de la Biblioteca, se reúne puntualmente todos los viernes a las 10.30. Desde su fundación me ha traído una trasformación especial, que con el tiempo, generó un mundo de lealtades y en lo personal, catarsis que me ayudarían a traer felicidad y curiosamente a sentirme útil, pese a que he mantenido siempre ocupaciones intelectuales y nunca he dejado de estudiar y escribir.
Empecé a conocer mucho más a cada uno de los amigos de este club. Sabia que aunque estar a solas en momentos puntuales puede ser positivo, sentirse solo es una de las peores sensaciones que puede experimentar el ser humano. En realidad, las personas somos seres sociales y a nadie le gusta estar aislado o marginado.
Para comprender mejor esta experiencia, hice un repaso a varias de mis experiencias al respecto. Detecte que algunas de las mentes más brillantes de la Historia han descubierto ideas originales dentro del concepto de la solitud y el aislamiento social. Si las aplicas a tu filosofía de vida, serás una persona más sabia. En este lugar tal vez las encontraré, pero es un hecho que estos amigos me han enseñado más que muchos libros.
Desde una perspectiva psicológica, la soledad prolongada puede llevar a trastornos como la depresión y la ansiedad social. Las personas que se sienten solas tienden a experimentar niveles elevados de estrés y una menor autoestima. Además, la soledad puede afectar la capacidad de enfrentar problemas cotidianos y aumentar el riesgo de enfermedades mentales.
En términos de salud física, estudios han demostrado que la soledad puede ser tan perjudicial como fumar o la obesidad. Las personas solitarias tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, problemas inmunológicos y un mayor índice de mortalidad. Por ello, la soledad no debe ser vista simplemente como una condición emocional, sino como un factor de riesgo importante para la salud. Cómo resistir a todos estos embates. Cómo volver a dale fuerza a la vida. Estas preguntas me rondan a cada rato.
Recordé a la soltera por antonomasia de la literatura, Jo March, una de las hermanas protagonistas de Mujercitas, de Louisa May Alcott, siempre se negó a ajustarse a las expectativas sociales de su época que dictaban que el matrimonio es el destino inevitable de toda mujer. Desde pequeña, Jo muestra un espíritu independiente e inclinación por la escritura, un camino solitario en una época en la que se esperaba que las mujeres se dedicaran al hogar.
Aunque Jo está rodeada de una amorosa familia, su lucha por mantener su independencia y su temor a perder su identidad a través del matrimonio la llevan a experimentar una forma de soledad autoimpuesta. Es en esta soledad donde encuentra la fuerza para seguir su camino como escritora y nos demuestra que a veces, estar sola es la mejor manera de ser fiel a una misma.
Igual me pasó con el protagonista de "El extranjero" de albert Camus, es un hombre indiferente que vive al margen de la sociedad, con un desapego emocional que lo convierte en un extraño tanto para los demás, como para sí mismo. Su incapacidad para conectar con quienes lo rodean lo aísla profundamente. Desde su falta de reacción ante la muerte de su madre, evento con el que da inicio la novela, y su indiferencia hacia las normas sociales, Meursault se enfrenta a un mundo absurdo que parece no tener sentido.
La soledad de Meursault representa la desconexión humana y la imposibilidad de encontrar un propósito en un universo indiferente. Esta obra reflexiona sobre el absurdo de la vida y cómo la soledad puede llegar a ser la única respuesta auténtica ante la falta de sentido.
Tengo muy claro que nadie está realmente solo en este mundo: todo el mundo tiene su propio Dios, su dolor o su propio orgullo para hacerle compañía.
Cualquier día llegó a la biblioteca un poliglota cuya profesión era la de psicólogo. Venía desgreñado, sus ropas denotaban muchas afugias, sin estar sucias, estaban muy arrugadas y constituían de alguna manera la radiografía de combates aflorados entre el abandono y la lucha diaria en las calles. Es un hombre inteligente, con Don de Gente. Parecía callar muchas cosas y hablaba siempre en tercera persona. La relación desde el principio fue marcada por sorpresas inexplicables pero comprensibles.
Alan como se llama el nuevo amigo, en cambio me trajo a colación la novela "la señora Dalloway" de Virginia Wolf, a Septimus Warren Smith, un veterano de guerra que lucha con el trauma y la locura de la primera guerra mundial. Su aislamiento es tanto físico como emocional; a pesar de estar casado, su esposa Rezia no logra entender la profundidad de su sufrimiento.
Septimus es incapaz de reintegrarse a la sociedad después de la guerra. Su soledad es, en muchos sentidos, una consecuencia de las cicatrices invisibles de la guerra, una tragedia compartida por tantos que, aunque rodeados de personas, se sienten solos en su dolor. Virginia Woolf utiliza la figura de Septimus para subrayar la incomprensión social hacia la salud mental y el sufrimiento interior.