lunes, 21 de mayo de 2012

LA REGION MÁS TRANSPARENTE




Este libro se publicó cuando Faulkner ya ha editado gran parte de su obra, “el Ulises”, tiene más de treinta  años de haberse lanzado con todo lo que ello implicó, “El hombre sin atributos” de Musil  es  un mito, Proust  cobró todas sus cuentas”: “En busca del tiempo perdido”, constituye un hito para la literatura universal.   Aun así,  esta novela, representa un aporte sin igual el cual traigo a colación, como un justo homenaje a su autor Carlos fuentes que murió esta semana.

Esta novela no tiene ningún orden, la narración está fragmentada y se superpone cíclicamente, en un rompecabezas disperso en apariencia, pero que responde a una estructura perfectamente intencionada, con dos planos que se superponen y que le sirven de soporte: El primero es la vision total de México: su complejo tejido  social, con el cumulo de contradicciones que la caracterizan y el otro, su historia, desde el pasado  precolombinos hasta el México  contemporaneo.

Esta yuxtaposición le permite entremezclar realidades, historias dentro de un juego ficcional que busca descifrar en esencia la memoria y el presente de una nación a través de sus personajes. Se juega con el tiempo y no existe un orden cronológico o una linea argumental ordenada desde esta dimensión.

Francisco Versace en un articulo publicado en la red escribe al respecto: “La región más transparente refleja una de las tendencias predominantes de su generación: en este caso, la novela neobarroca o novela del lenguaje (7). Aunque las preocupaciones políticas, económicas y sociales de Fuentes son primordiales en sus obras más importantes, su interés u obsesión por las posibilidades artísticas de las palabras hace pensar en obras como Rayuela de Julio Cortázar o Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante que constituyen de cierta manera, una aproximación a la pintura abstracta, o sea, la exploración de las posibilidades del propio medio casi independientemente de su sentido representativo.”

José Emilio Pacheco en el texto de homenaje publicado por la real academia Española señala enfáticamente: El tema de RMT es el fracaso de la revolución Mexicana en vísperas de su cincuentenario, su autor lo juzgó una revolución traicionada.  fue la primera y última novela sobre la ciudad de México, su mitificación literaria y su elegía anticipada poco antes de que la capital se disolviera en la catástrofe urbana llamada D:F, aglomeración informe que compite con los Ángeles en ser la última o la primera de las potsciudades del siglo XXI. Remata diciendo: la RMT ha sido para extinta ciudad de México, la capital como la gran prostituta de Babilonia, no en vano la novela está abierta y cerrado por la puta Gladys García.

La novela “Desborda los géneros y los incluía todos en fluir narrativo sin descanso. El cuento, el ensayo, la crónica, el reportaje, el poema en prosa, los diálogos de los vivos y los muertos, la biografía y el drama, el guion de cine, el elogio de lo mixto y lo impuro: todo era necesario para abarcar y para inventar una realidad a la que nadie se había enfrentado en toda su magnitud”.

Su lectura no es fácil, pero una vez se le toma el ritmo y cuando se evita el tic de creer que estamos en la típica obra que responde a un argumento lineal, se entra en los presupuestos sinfónicos de una obra prima excepcional. México discurre por sus páginas y el DF, sobre todo de los años 52 del siglo XX, está descrito en toda su locura. Aquí se muestra una generación desencantada.

Carlos Fuentes que creció en muchas partes: Panamá, Buenos aires, Brasil, Europa, anduvo hasta sus 16 años,  trashumante por el mundo en compañía de su padre, diplomatico de carrera,  Se sintió  Mexicano  de tiempo completo. Su familia es originaria de Canarias, entraron a México por Veracruz, lo que le hacía decir con vehemencia: Soy Veracruzano, vivió obsesionado por encontrar las identidades que explicaran las profundas contradicciones de su pueblo. Esta novela es un intento estético por obtenerla. Siempre ha buscado la simbiosis entre realidad e imaginación.

El nombre de la novela fue tomado de la frase del varón Humboldt cuando llega a México: la región más transparente y que también evoca en uno de sus poemas Alfonso Reyes. Su lectura es un buen ejercicio. Sobra decir que estoy en un relectura encantadora. Amanecerá y veremos.