Y así, los apuntes se han
acabado convirtiendo en una forma. Su capacidad de abarcar no tiene límites.
Todo lo que luego falta es importante. El lector se añade él mismo como
complemento.
La lectura de los diarios y
los apuntes de algunos pensadores me ha conmovido de sobremanera, pues resulta
ser un dialogo imaginario con quienes constituyen parte esencial de mis
afinidades intelectuales. Apuntes de Canetti, es uno de mis textos predilectos,
son intuiciones narrativas cortas, aforismos, donde se decanta el escritor
desde la subjetividad más profunda, escritos desde la tragedia que constituye
vivir en mundo irracional e inexplicable, como lo interpretó este autor
emblemático del siglo XX.
Canetti fue un hombre
comprometido con su siglo, sus textos representan el testimonio de un escritor
lúcido, con una narrativa cercana a la perfección. Estos apuntes son una
interpretación de hechos y textos cercanos a sus lecturas. En cada uno de
ellos se decanta la ansiedad de un pensador que vivía descifrando los
acontecimientos, pues fue testigo de las peores brutalidades del siglo XX,
lleno de guerras continuas y actos de barbarie inexplicables. Igualmente
escribió infinidad de notas biográficas, de sentencias, estas son una obertura
de su itinerario intelectual, escritas con la frescura de quien nunca pensó en
publicarlas.
Afirma en uno de ellos:
“Estaría bien, a partir de cierta edad, irse haciendo cada vez más pequeño, año
tras año, e ir recorriendo hacia atrás los mismos estadios por los que antaño
trepó uno con orgullo. Los honores y dignidades de la edad, con todo, deberían
seguir siendo los mismos de hoy, de modo que gente muy menuda, como muchachos
de seis u ocho años, serían los más sabios y los de mayor experiencia. Los
reyes más viejos serían los más pequeños; sólo habría Papas muy pequeños; los
obispos mirarían desde arriba a los cardenales y los cardenales al Papa. No
habría ya ningún niño que quisiera llegar a ser una persona mayor. La historia
perdería importancia con la edad; uno tendría la impresión de que sucesos
ocurridos trescientos años antes habían tenido lugar entre seres parecidos a
los insectos, y el pasado tendría, al fin, la suerte de que nadie se fijara en
él”. Delante de este mismo remata: El equilibrio entre saber y no saber depende
de cómo uno va adquiriendo sabiduría. El no saber no puede empobrecerse con el
saber. A cada respuesta - a lo lejos y aparentemente sin relación alguna con
ella debe saltar una pregunta que antes dormía acurrucada. El que tiene muchas
respuestas debe tener todavía más preguntas. A lo largo de toda una vida, el
sabio no pasa de ser un niño y las respuestas lo único que hacen es secar el
suelo y la respiración. El saber es un arma sólo para los poderosos, y no hay
nada que el sabio desprecie tanto como las armas. El sabio no se avergüenza de
su deseo de amar a más hombres de los que conoce; y jamás se separará
arrogantemente de aquellos sobre quienes no sabe nada”.
La lectura de estos apuntes
es un dialogo, nos va abriendo puertas, son búsquedas, incitaciones a otras
lecturas, como si estuviéramos tomando café con el autor.
Este proyecto lo empezó en
1930, después de “Auto de fe” y lo que en principio no dejaba de ser un
ejercicio sin mayores pretensiones, hoy constituye en la apreciación de muchos,
lo mejor de su obra.
Su lectura para mí ha sido
absolutamente enriquecedora y me ha dado herramientas para alimentar la poca
esperanza que me queda, algo así, como pese a las circunstancias adversas,
siempre existe una salida, esta incluso puede partir de la propia imaginación.
Cada apunte es una apertura
a muchos interrogantes y hoja de ruta a búsquedas importantes. Dice el autor en
este texto en uno de sus notas:
“El comportamiento externo
del hombre es tan equívoco que a uno le basta con manifestarse tal como es para
vivir de un modo totalmente desconocido y oculto. Una guerra ocurre siempre
como si la Humanidad no hubiera llegado aún al concepto de justicia. Canetti un
autor entrañable, grande e imprescindible, me sorprende cada día más, no me
canso de decir que, un escritor difícilmente muere para sus lectores. Este es
un buen ejemplo.