domingo, 3 de septiembre de 2017

BERNARDO ARIAS TRUJILLO


Siempre he hablado de aquellos escritores de culto, importantes, que no se olvidan por la perseverancia de ciertos estudiosos y la pasión de algunos lectores entorno a su obra y vida. Andrés Caicedo en Cali, Campobello en México, Arlt en Argentina, para citar algunos, todos ellos tienen una obra emblemática, una vida singularísima y un enfrentamiento con la sociedad que los vio crecer como artistas.
BAT corresponde a esta saga. Su obra es muy importante para la literatura colombiana, constituye un aporte valioso que rompió esquemas con la tradición literaria de la época, tiene rasgos muy especiales, los cuales son motivo de muchos estudios y por su puesto de lectores habidos. “Arias Trujillo nació en Manzanares el 19 de noviembre de 1903 y murió en Manizales el 4 de marzo de 1938. Su breve vida de 34 años fue tormentosa, rebelde y creadora. Provenía de una familia patriarcal movida por firmes convicciones religiosas, y él sería el caso contrario: anticlerical, inconformista y libertino. Poseía una inteligencia luminosa que le permitió escribir sus obras maestras, unas circuidas por el escándalo y la protesta social, y otras manejadas por la serenidad y el bello estilo[1]. “La juventud de escritor Bernardo Arias Trujillo transcurrió en el entonces destacado centro cultural que constituía la ciudad de Manzanares, en el departamento de Caldas. En los periódicos de esta ciudad escribieron intelectuales polémicos que tuvieron repercusión nacional como Silvio Villegas, Fernando Londoño, Juan Bautista Jaramillo y José Camacho Carreño, entre otros. Hay que recordar que el proceso histórico del cual surge la ciudad de Manizales es el de la colonización  que proviene de Antioquia en el siglo XIX. Antonio Cornejo Polar en «Escribir en el aire» señala cómo una de las reflexiones, que es urgente llevar a cabo, es la de la dinámica cultural de las regiones. Este concepto es muy importante para el caso de Arias Trujillo, quien en su novela «Risaralda», escrita en 1935, narra los orígenes épicos de esta sociedad”[2].
Le traigo a este blog, porque su obra, me parece  valiosa, pese a los muchos estudios, en el país no se le ha dado la importancia que tiene con la excepción de ciertos círculos académicos . La vida de Bernardo es caso aparte, da como para un excelente documental o una buena película. Pasa en nuestro país con algunos personajes. No se entiende cómo no se ha filmado  la vida de Porfirio Barba Jacob, por ejemplo. Lo mismo pasa con BAT, aunque ya hubo intentos bastante fallidos por cierto.
Se habla mucho de su novela “Risaralda”, se le señala como la obra más importante. Pienso que no hay equidad en esta apreciación. En ella se incorporan temas que la hacen diferente, frentera con ciertos tabúes y de hecho rompe con una tradición. Miremos algunas ópticas al respecto. “Por lo tanto, es posible que Bernardo Arias Trujillo intentara construir a través de  su novela una actitud de solidaridad con los negros, pero las mismas estrategias  discursivas lo van obligando a abandonar  este proyecto y a identificarse con la sociedad que ha dominado el valle de Risaralda. La narración comienza proponiendo la reivindicación de los esclavos negros: «como un canto llano a vuestra grandeza moribunda» dice la introducción, pero termina  siendo un canto al vaquero blanco: «¡Adiós, compadre Juan Manuel, vaquero de ‘verdad’, viejo querido!»[3]. Son muchos los aspectos relevantes en la visión del conflicto general  incorporado en la novela: Barbarie o civilización, su óptica del negro en el proceso de consolidación de la nueva sociedad después de su liberación, los conflictos sociales de parte de una elite perversa y mal enfocada, las injusticias de esta misma clase. Me parece que es una novela moderna, su técnica se ajusta a ciertos patrones que más tarde innovarán nuestra narrativa. Se sale de los lineamientos en boga del costumbrismo de la época, sin cortar con ciertos regionalismos.  Rompe con los esquemas anquilosados de una narrativa que se repetía. Todos los conceptos no apuntan en este sentido.  Señala la ensayista Betty Osorio: “Arias Trujillo enmarca su novela dentro de la tradición realista y criollista. En la edición de 1959, aparece una copia  facsimilar de una página escrita por el autor el 2 de octubre de 1935,  donde se identifica la novela con el cine: «Risaralda/ novela de negredumbre/ y/ de vaquería,/ filmada en dos estampas». Esta observación proviene probablemente de la intención del gobierno de llevar esta novela al cine. Sin embargo, tal pretensión  hay que leerla también en el contexto editorial explícito en la primera página del libro. La edición la hace  Rafael Montoya y Montoya quien ha publicado en los años inmediatamente anteriores obras como las siguientes: en 1957 dos ediciones de un libro titulado: «Los guerrilleros intelectuales» y otro titulado «Cartas clandestinas»; y en 1958 y 1959, tres ediciones agotadas de la obra de Gregorio Gutiérrez González. Es decir un contexto literario a la vez regional y polémico. Por esta razón, Montoya se sitúa en el reparto de la novela como «Operador y editor». En esa misma página se confirma la intención realista de Arias Trujillo, y se añade el tema del lenguaje oral: «Película escrita en español y hablada en criollo»”[4]. En todo caso sobre la novela hay muchos enfoques[5]. Publicó los libros titulados Risaralda, novela que identifica buena parte de esta región; En carne viva, radiografía de la vida nacional que le crea animadversiones por sus denuncias; Diccionario de emociones, obra que recoge piezas de bello calado poético, y la traducción de La cárcel de Reading de Oscar Wilde que genera una interesante polémica con el maestro Guillermo Valencia. Después de ediciones muy cerradas se conoce la novela Por los caminos de Sodoma, la compilación de los editoriales del periódico El Universal, lo mismo que su poesía que durante su vida se publicó suelta. Es de circulación continental su poema Roby Nelson”.
La vida de BAT da como para una novela. Termino por una sobredosis de morfina. Fue homosexual, iconoclasta, se enfrento a la acartonada sociedad manizalita. Fue un hombre culto, de ello dan cuenta sus artículos de prensa actualmente recopilados en un libro. Recomiendo la biografía suya escrita por Albeiro Valencia Llano, que está publicada en la red. Espero mis lectores se acerquen a su obra.













[1] Gustavo Páez Escobar. Bernardo Arias Trujillo.

[2] Betty Osorio. Bernardo Arias Trujillo.

[3] Ibidem
[4] Betty Osorio. Bernardo Arias Trujillo.


[5] Doris Sommer en su estudio de la tradición narrativa de Santo Domingo utiliza la definición que Northrop Frye sobre el «romance» como un género situado entre los extremos del mito y del naturalismo. En esta situación de polarización se tiende a identificar la nación con la familia. Esta metáfora no es nada novedosa y se encuentra con abundancia en la Edad Media donde la victoria del caballero permite la unión del héroe y de la heroína que restaura el proceso de fertilidad que había sido amenazado por una fuerza a menudo de origen mágico. Este género se puede definir de la siguiente manera: «Por romance yo entiendo un cruce  entre nuestro uso contemporáneo de la palabra como historia de amor y el uso que se le daba en el siglo XIX como un género más abiertamente alegórico que la novela». En la tradición narrativa hispanoamericana, este género adopta una nueva estrategia, lo mágico es reemplazado por lo social. Las fuerzas en pugna son presentadas en términos del bien y del mal. El resultado de la confrontación es conocido de antemano, el bien es reestablecido, confirmando una situación de hecho que se da como fundacional y que, por esa razón, tiene carácter mítico. No existe dentro del discurso del texto una genuina posibilidad para otros desenlaces.

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