sábado, 17 de mayo de 2014

SANTIAGO GAMBOA LA GUERRA Y LA PAZ

Santiago Gamboa, como le he expresado en este blog, cada vez que publica algo nuevo, confirma la calidad como narrador, sus dotes de escritor, se fortalece como creador, la mayoría de sus textos han sido traducidos a más de 15 idiomas y los últimos: las crónicas de viajes, ratifican lo expuesto. Como lo afirme categóricamente en algún escrito anterior, sus ensayos y columnas son de excelente factura: absolutamente rigurosos, bien escritos, documentados, con el encanto que los buenos prosistas le dan a estos escritos cortos,  en el caso suyo, entretenidos de sobremanera, pero serios y con hondura, la palabra tiene peso específico. En alguna de sus novelas las descripciones sobre las ciudades son verdaderas joyas literarias. Santiago es un viajero atento, consumado, es un trotamundos. En sus ficciones se decanta el hombre cosmopolita, sus personajes son trashumantes. Es un narrador a carta cabal, culto, cuidadoso, con una prosa depurada, formado en intensas lecturas. Las columnas del diario “El país”  lo ratifican a granel.
Su último libro, titulado “La guerra y la Paz” es un  ensayo sobre el conflicto armado Colombiano. Toca un tema absolutamente controversial, por las ópticas tan polarizadas que se dan en nuestro país frente al tema y por lo que nos ha tocado padecer a los colombianos en los últimos años, es sabido que nuestra historia está plagada de sangre.  El texto, resulta de antemano una sorpresa, pues el autor venía en una línea creativa muy puntual y en plena consolidación con sus obras de ficción y sus experiencias como ser itinerante. Indudablemente a los escritores contemporáneos les ha sido imposible eludir el tema, lo confirman los textos de William Ospina, de Héctor Abad Facio Lince, de Gustavo Gardeazabal, de Oscar Collazos, para nombrar tan sólo algunos.

Traigo a colación un reseña absolutamente lúcida sobre la novela  “El síndrome de Ulises” escrita por Jorge Ladino Gaitán Bayona que parece darnos la posición del autor sobre el tema, mucho antes de este ensayo, lógico desde uno de sus personajes de ficción: “Al protagonista de El síndrome de Ulises, en medio del desencanto por su país que lo arrastra a la indiferencia (más que a la angustia metafísica), su deseo de no volver y su precaria situación económica, sólo le queda para sobrellevar la supervivencia (no la vida) el efectismo del goce sexual, la “obsesión con el goce idiota que enloquece” (Zizek, 2000, p. 213), el que nada resuelve y puede tornarse mecánico. Su yo, en cierta forma, es “como un espejo vacío que reclama terapia” (Lipovesky, 1986, p. 56). La misma novela que escribe se revela como goce idiota —para nada sublimación— y está destinada a la no publicación pues desde su autor hasta la más “reciente de las lectoras” la descubre “plagada de imprecisiones y estereotipos, de personajes falsos” (Gamboa, 2005, p. 263). La novela al interior de la novela de Gamboa está pensada en su fragilidad como una suerte de equivalente del vacío, el desencanto y precariedad del hombre agobiado por la tragedia de lo simple; es una “escritura que traduce derrota y desolación” (Giraldo, 2008, p. 97). En ella, metaficcionalmente, el protagonista sugiere que ni siquiera el espacio estético puede estar signado por la utopía, la aspiración de trascendencia o la sensación de consuelo pues, en el mismo plano del lenguaje, la propia palabra es despojo. El deterioro del ser-escritor es llevado a la forma compositiva de la creación ficcional. Es un lugar común y universalmente válido expresar que la ficción, por más dolorosa que establezca su vinculación y refiguración de la realidad para no tranzar con el olvido, le otorga al creador ficcional la redención de la belleza.” Veremos cómo se expresa este creador frente al conflicto armado colombiano, de hecho será una aventura leer el texto. Hay una frase de Santiago que lo explica: “¿Dónde está la obra literaria? No en el libro. El libro es un objeto formado por papel y tinta que en sí mismo no tiene nada de artístico. La obra literaria está cifrada en el libro, y existe, adquiere vida a través del lenguaje, en la imaginación del lector". También la tragedia de cualquier conflicto para el hombre lo constituye su capacidad para superarlo a través de la palabra que, es el instrumento más sólido para hacerlo, con ella se construyen miradas y conceptos nuevos, acuerdos, formas de inter-actuar, maneras de construir realidades que suplanten la tragedia englobante, de lo contrario continuaremos engañándonos y matándonos, descifrar esta disyuntiva resulta esencial para darle salida a nuestra atribulada realidad, que parece no tener salida. Hace poco leí en una du sus columnas en el “País” de España, una especie de apertura al tema de este libro y que debe hacer parte del mismo. Los fundamentos del tema son de corte filosófico e histórico, se parte de la naturaleza de nuestra especie, que hace la guerra, asesina, muchas veces sin sentido y por el prurito del poder. Empezaba este articulo con una afirmación: “Hace algunos años, siendo diplomático ante la Unesco, le escuché decir al delegado de Palestina la siguiente frase: “Es más fácil hacer la guerra que la paz, porque al hacer la guerra uno ejerce la violencia contra el enemigo, mientras que al construir la paz uno debe ejercer la violencia contra sí mismo”. Heriberto Fiorillo en el periódico el “Heraldo” de Barranquilla comentando este texto expresa: “Gamboa nos demuestra que el conflicto y la violencia son connaturales al ser humano, mientras la paz, por el contrario, es un acto de creación: En efecto, decía Gamboa: "Es muy violento darse la mano y dialogar con quien ha martirizado y herido de muerte a los míos, es violento hacerle concesiones y reconocer como igual al que ha destruido mi casa, quemado mis tierras, usurpado mis templos. Es sumamente violento, y sin embargo debe hacerse. El ser humano, en el fondo, lleva siglos haciéndolo y no hay una pedagogía concreta ni una fórmula que asegure el éxito”. No es fácil entrarle al tema del conflicto armado colombiano, menos al de su resolución, ósea la paz. Espero después de esta lectura, descifrar más nuestra realidad, tener más herramientas para comprender la tragedia que nos somete, con esto estaré más que agradecido, de hecho anticipo que será una lectura constructiva e importante.







No hay comentarios: