sábado, 14 de mayo de 2016

ALMUDENA GRANDES, HENNING MANKELL Y ALAINE TOURINE

Estoy leyendo  varios libros, quisiera comentarlos sin mayores pretensiones, aludiendo a eso que llamó Borges la actitud del cisne, siempre picando allí y acá, cediendo a una pasión en esa búsqueda por entender la naturaleza humana desde las historias que nos entrega la buena literatura. “Atlas de geografía humana” es la primera novela que leo de Almaduena Grandes,  le había querido leer desde hace tiempo, el éxito comercial es estridente, de hecho en España y Latinoamérica su reconocimiento es total, tanto de la crítica especializada como de los lectores quienes le mantienen vigente, para mí constituía uno de esos autores que uno sabe terminará leyendo.
Es un historia narrada desde la esclerótica de cuatro mujeres, pese a ello, no corresponde a eso que llaman literatura feminista. Cada una de ellas se enfrenta e indecisiones en una etapa de la vida que no les permite más aplazamientos, en una especie de encaramiento con la cosas importantes que no han sido resueltas, con aquellas verdades que se vienen negando, en medio del  rol que les tocó asumir como mujeres a partir de la liberación de genero a tantos años de exclusión y servidumbre. Al principio me pareció muy lenta, simples historias entrecruzadas de cuatro mujeres en medio de la rutina  alrededor de una revista, preparan un número llamado atlas de geografía humana, viven los problemas   recurrentes en este tipo de publicaciones, pero en este entramado, cada una  va descubriéndose, enfrentándose a todo lo aplazado en plena madurez. Vamos conociendo las tragedias particulares, con la lectura de esta novela confirmo que la vida de las mujeres está siempre agolpada de detalles, de nimiedades en apariencia,  estas al final son de absoluta importancia, de ellas está lleno su mundo, pero es a través suyo desde donde va encarando lo fundamental, lógico con el peso cultural que significa ser mujer en esta transición del genero después de los años 60, las nuevas conquistas y el viejo ancestro cultural que las estructuró por siglos chocan en apariencia, les pesó mucho. La historia está contada en una prosa clara, sin arabescos, directa, la cual no tiene reparos, Almaduena es una gran prosista, más tarde hablaré de los recursos literarios de esta autora
Esta es una de las novelas más exitosas de la autora, se han creado series de televisión y fue llevada al teatro en Madrid con éxito. La generación de la mujeres sobre la cual gravita el relato,  es la del 60, aquella que le toco vivir la transición de su naturaleza social y psicología que respondía a una sociedad machista,  pasó de ser  ama de casa, la señora, un ser de resignaciones absolutas, a ser una persona con la plenitud de derechos para comparecer al mundo, tomárselo, aquella que se enfrenta de súbito a su autonomía, al desarrollo de sus capacidades y al entrar en pleno a la sociedad asumiendo un rol hasta ahora nuevo, nunca dejan de ser por esto razón madres, esposas, paralelo asumen el papel de ejecutivas, profesional, en fin…..  las mujeres se enfrentaron a una metamorfosis que cambió toda su esencia personal y social, para muchas fue intempestivo, nada fácil.
Roxana Torres del periódico el país comentado la puesta en escena hizo una síntesis magistral de la novela: “Atlas de Geografía Humana habla de los conflictos, las virtudes, los defectos y las contradicciones de las mujeres de la generación de Grandes, a las que se conoce también por las chicas de la movida: “Estrenamos nuestra libertad adolescente al mismo tiempo que la adolescente democracia española se estrenaba a sí misma. Nos habían educado para vivir en un país que, por fortuna, había desaparecido cuando nos hicimos adultas, y nadie nos preparó para trabajar, para competir en la selva laboral, para tener hijos mientras hacíamos jornadas de ocho horas en una oficina”, señala la autora quien tiene claro que esas mujeres, entre las que se encuentra, tuvieron que avanzar en una sola etapa el mismo trecho que el resto de las mujeres europeas habían salvado en dos. “Porque cuando sus madres andaban quemando sujetadores, las nuestras vivían en los usos y costumbres del siglo XIX. Pero la modernidad, la independencia, no nos ahorró la angustia de llegar tarde al colegio cada dos por tres a recoger a nuestros hijos y de sentirnos culpables cada vez que cogíamos un avión. Entonces, nuestras madres no nos entendían. Ahora, nuestras hijas tampoco nos entienden. Y sin embargo, aunque tuvimos que hacerlo todo solas, lo hicimos bastante bien, tanto que a veces miro hacia atrás y ni siquiera lo comprendo. Creo sinceramente que las mujeres españolas que en este momento están cerca de cumplir los cuarenta, lo tienen más fácil que nosotras. Y me alegro por ellas”, concluye”[1].
Estoy leyendo a la vez una excelente novela policiaca de Henning Mankell: “Asesinos sin rostro”, este es una obra magistral: Ritmo, escrita en apariencia de manera simple, pues su prosa es directa, como escribiendo un informe, pero al final resulta perfecta, el tono de  su narración nos va ganando como lectores, su milimétrica composición va describiendo en medio de las rutinas propias de la investigación policiaca emprendida por el legendario Wallander, el cruel y sangriento, asesinato de un anciano, reflejan las eternas contradicciones de una sociedad que suponemos civilizada. Siempre, de la mano de este personaje, lúcido, solitario, lleno de dudas, con muchas cosas no resueltas en lo personal, quien no deja de asombrarse por la facilidad del ser humano para asesinar, ya no le sorprende su crueldad, la vive todos los días, pero tampoco se acostumbra.
Me encontré publicado por Paidos un ensayo llamado “El mundo de las Mujeres” de Alain Tourine. Es un texto que hay que leer, porque en medio de tanta literatura  y textos académicos sobre el feminismo, la emancipación de las mujeres, sus derechos, el nuevo rol asumido,  su puesta en escena en el mundo, suelen los teóricos caer en unos maniqueísmos lingüísticos, en una toma de posición, que al final resulta contradictoria con lo que se quiere desde el lenguaje, en unos casos describe la opresión, en otro  define la toma de posición en medio de las tensiones propias de una transición intempestiva, asumen en la mayoría de casos, entender cuál es el papel de la mujer en el rol que han venido ganando, pero el  factor crítico de estos análisis al final, es que la mujer en medio de todas estas discusiones se va diluyendo, desaparece y no sabemos aun que queda. Las mujeres pretenden suprimir a las mujeres, este es el primer texto del libro que me deslumbró.







[1] http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/21/actualidad/1353523859_813717.html

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