domingo, 18 de diciembre de 2016

TEXTO Y CONTEXTO 2

Quisiera referirme de nuevo a este tema, titulo de uno de los ensayos más lúcidos de George Steiner, exponer la infinidad de conexiones que podemos articular alrededor de una obra.  Depende de cada lector quien matiza su mirada y su relación con el texto de múltiples maneras. Carolina Sanin una inteligente escritora, profesora de literatura y crítica Colombiana en su última columna de la revista “Arcadia”, comenta la poca importancia que le da al contexto histórico de una obra, explica que este debe ser descubierto al interior de la misma, que en todo caso, para sus alumnos lo tiene en cuenta, pero que siempre hace esfuerzos para recordarlo en cada obra, al final, para ella este no es tan importante. “Babelia”, el suplemento literario del diario “El país” de España acaba de declarar el libro del año los relatos de Lucia Berlin “Manual para mujeres de la limpieza”.  Su vida, una verdadera novela, recuerda los periplos extremos de los poetas malditos de la Francia del siglo XIX, la divulgación de su atribulada existencia  ayuda a disparar  las expectativas por su obra, sobra decir que para la crítica especializada siguen siendo de suma importancia. La relación entre los aspectos biográficos del autor y el texto, aspectos que muchas veces los publicistas de las editoriales terminan convirtiendo en mito con el ánimo de impulsar un mercado, y los cuales la crítica, sobre todo los estudios académicos, descifran y develan con mucho rigor, pese a su importancia, no desplazan al texto,  desde Poe constituyen un basamento que es imposible eludir, pero la obra se sobre-pone a estas articulaciones.
El texto, sin caer en los pecados propios del estructuralismo, constituye un cuerpo, un universo, que sobrevive al autor y a todo el contexto histórico que pretendamos elucidar. Toda obra nace en circunstancias especiales desde la perspectiva histórica, incluyendo el entorno del escritor, aquellos aspectos meramente personales. “El coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez, tal vez sea el mejor ejemplo, la relación con el contexto histórico en que fue concebida y escrita por el autor son fundamentales sí se quiere ahondar en un estudio genealógico más incisivo, las circunstancia existenciales del escritor son de igual manera imprescindibles para entender ciertos tics del texto y el propio contexto al interior del mismo develan algunas claves de la génesis del cuerpo narrativo y de su estructura.  Miremos los comentarios de  Carolina Sanin al respecto: “Promuevo la lectura fuera del contexto: en el texto. Les digo a los estudiantes que en el texto está el contexto. Que el contexto son el texto. Que el contexto son el texto, la totalidad de la lengua y el lector. Que la vida de uno es el contexto de lo que uno lee, y además, eso es irreversible. Enseño literatura, no historia de la literatura”. Estas elucidaciones que además Carolina expone desde la esclerótica del amor, tienen mucho sentido: “Creo que sí tratamos de entender un poema, entrevemos como fuimos al escribirlo, cuando lo leemos con atención (Cuando lo contemplamos, lo analizamos, lo partimos y lo juntamos y nos demoramos en sus espacios) el poema- o cualquier obra de arte-nos dignifica, pues nos enseña que es ser humano, y que después que un ser humano alcanza-y no alcanza- en suma, creo que leer y amar son una sola cosa, una sóla cancelación del tiempo. Leer hace que nos amemos así mismos”. Dice  Steiner: “ Las configuraciones psicológicas de la lectura, los reflejos de conciencia que organizan nuestra ingestión, (Termino de Ben Jonson) del texto, no son ciertamente, menos temporales, menos el producto de la intrincada coincidencia de opciones innatas y ambientales, aquí como en la historia del arte o de la forma musical, el momento cogniscitivo más simple implica procesos interactivos y en constante movimiento, que van desde los neurofisiológicos, por un lado, hasta los elementos más inestables y difíciles de de documentar de la moda, la contingencia social, y el accidente local por el otro”.  Establece después: “La mayoría de los actos de lectura, digamos el 95 %, simplemente para ejemplificar la tosquedad de la evidencia, se dán en un contexto ( adviértanse las proximidades ininteligibles, y sin embargo vitales, , de texto y contexto) se objetivizan con relación a los fines que no pueden llamarse sino  efímeros, utilitarios, mecánicos, casi sonámbulos”.

Un texto siempre remite a otras referencias, pese a no necesitar el entrevero de estas articulaciones muy comunes en la crítica especializada. Citati, el gran crítico Italiano, nos ha enseñado a mirar las obras desde adentro, sin contexto. Desde su universo construye todas las miradas, para nada se sale del texto, la obra siempre se contiene en una totalidad, no necesita referencias de ningún orden. Lo interesante es que el lector tiene la palabra. La relación del texto con su lector es rica en matices, de esto no hay duda.

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