A una crítica consentida
por los medios y las propias editoriales se le oponen los trabajos de personas
de la academia quienes hacen una labor encomiable, seria, rigurosa y muy poca conocida. Eduardo fue uno de los lectores más
juiciosos, con una mirada especial a cada texto y siempre dedicado a descifrar
las claves del mundo creativo, no solo de la literatura Colombiana y sus
autores sino de muchos escritores de reconocido prestigio universal. Fue novelista,
ensayista, divulgador, realizó algunas antologías del cuento memorables y
siempre ejerció la cátedra universitaria.
Hay un dialogo con Álvaro
Pinedo Botero, publicado por “Plaza y Janes”, que nos permite conocer el mundo
literario en que se movió, sus inquietudes más íntimas al respecto, el
recorrido como lector, su método y algunas claves hasta ahora desconocidas de
su trabajo y que dejan ver el amor por esta actividad.
En el prólogo del texto
Álvaro Pinedo expresa: La verdadera
profesión de Pachón Padilla, sin lugar a dudas, ha sido la de lector.
Lector incansable y obsesivo, principalmente de narrativa, no sólo Colombiana;
también Latinoamericana, la norteamericana y europea. Lector y estudioso,
además trabajo la teoría crítica.
Eduardo murió en 1994 en
Bogotá víctima de un cáncer. No solo trabajó una antología memorable del cuento
sino termino su libro “Historia y análisis de la novela colombiana”, además de
sus novelas y cuentos e innumerables ensayos y trabajos.
El libro comienza con lo
esencial. Que entiende Eduardo por crítica.
Empieza abordándola desde los orígenes griegos hasta llegar a definirla.
Su definición es sencilla pero absolutamente lúcida: Es la faculta de “Emitir”
un juicio sobre los valores de un acto, de una obra, o de una persona. La
crítica no tiene necesariamente sentido negativo, como sí lo tiene el concepto
de censura. Cita a Aristófanes, Aristóteles,
Platón, Eurípides. Nos recuerda que toda actividad artística radica en la mímesis
o imitación. Cita después a los latinos, destacándose Horacio. A lo largo del
libro se va decantando una vasta cultura literaria, pero con un sentido
práctico inigualable. Nunca pierde la condición de lector hedónico.
En los últimos años, se han
hecho trabajos profundos sobre la historia de la crítica literaria Colombiana.
Pero realmente este hombre es uno de sus pioneros desde
la perspectiva de la crítica literaria rigurosa. Este libro es una síntesis
clara de la crítica colombiana. Con mucha sencillez, pero puntual, toca los
autores más emblemáticos y los trabajos más conocidos. El texto es un buen
inicio en esta materia para las personas que se quieran acercar a este tópico.
Cuando Pinedo Botero le
pregunta por el método para interpretar una obra, no deja de sorprender la sencillez
que encubre su respuesta, pero la calidad de su respuesta:
1.- Es necesario desmontar
la estructura de la obra. Hacerle la autopsia. Suena feo ¿No es cierto?
2.- Reconocer: El tema
principal, los subtemas, el ambiente, el espacio o los espacios, los escenarios
interiores o exteriores; y el tiempo, ya sea cronológico o ficticio.
3.- Se va desmembrando la
obra.
4.-Se atiende quien es el
narrador, como aparece desde la narración misma.
4.- Quien habla en cada párrafo.
En otras palabras busca los
elementos de la narratología.
El itinerario descrito en
este texto de la crítica Colombiana es
de suma importancia. Desde Juan De Castellanos, Eugenio Díaz, Juan De
Castellanos, José María Vergara y
Vergara, Miguel Antonio Caro, Julio Arboleda, José Eusebio Caro y Diego Fallón.
Cita de igual manera a Antonio Restrepo, Jorge Isaac, Rafael Pombo, Baldomero Sanín
entre otros y para no repetir un glosario de representantes sin ningún propósito.
Lo que quiero destacar es la relevancia del texto como guía e incitación a
otras lecturas.
Nuestro país nunca ha
estado ajeno a lo que pasa en el mundo en materia literaria y ha tenido hombres
que cultivan diferentes géneros con alguna importancia. De hecho en la página
47 del texto hay un número de críticos nombrados por el autor que ameritan
tenerse en cuenta.
Cita a autores extranjeros
que han hecho una labor encomiable con la publicación de trabajos muy rigurosos
sobre nuestra literatura y que divulgan a ciertos autores de su preferencia.:
Kurt Levy, Donald MacGrady, Anderson Imbert, Symour Menton, John Brushwood.
Este hombre tuvo lecturas emblemáticas
que lo formaron: Emilio Salgari, Julio Verne, Victor Hugo, Balzac, Zolá,
Edmundo De Amicis, Proust, Steimbeck, Joyce, Thomas Mann, John Dos pasosos,
Sinclair Lewis Aldous Huxley, Kafka y por su puesto Stendhal con “Rojo y Negro”,
que lee constantemente.
Fue amigo de Alfonso Fuenmayor,
German Pardo García, Andrés Holguín y Néstor Madrid Malo.
Este texto no solamente conocer a semejante crítico, sino hacer un recorrido
por el mundo literario colombiano entre
el año 50 y el 90 con detalles desconocidos hasta ahora. Es rico en anécdotas,
claves y de hecho datos esclarecedores. Ha y un recorrido por la literatura universal de la mano de sus preferencias
Se deja leer de un solo tirón
y muestra de cuerpo y alma a un hombre muy valioso para las letras colombianas.
Solo queda recordar este libro que suscita los encantos del dialogo inventado para divulgar el pensamiento por el filosofo Griego Platón.
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