domingo, 9 de diciembre de 2018

UNA AÑO DE LECTURAS Y REFLEXIONES LITERARIAS l


Entre el encantamiento con algunos autores nuevos realmente maravillosos y la re-lectura de algunos clásicos, se me fue este año. Confirme la calidad de una generación absolutamente renovada y consolidada de Hispanoamérica, la que trataremos de recordar en esta entrada, una producción literaria descomunal e inabarcable, de mucha calidad. Hablaré de algunos autores emblemáticos.
El cultural, la revista española revela algo de suma vitalidad con algunos novelistas de la península, los que quiero traer a colación a propósito del tema: “Julia Navarro lleva más de cinco millones de ejemplares vendidos de sus siete novelas; la trilogía de Santiago Posteguillo sobre Escipión superó el millón de copias; Javier Sierra alcanzó los tres millones de volúmenes de La cena secreta y ocupó un lugar de privilegio entre los best sellers del New York Times, y Eva García Sáenz de Urturi es un secreto a voces, con más de cien mil volúmenes vendidos en tres días de su último título, Los señores del tiempo. Los superventas arrasan, y no hay prejuicio que valga ni que les calle. Ya no”[1]. Expresa Nuri Azancot, quien escribió el artículo: “Después de décadas de estar bajo sospecha sólo por arrasar en las listas de best sellers es ahora -cuando vender mucho es vender cada vez menos-, cuando los autores más populares se reivindican sin falsos pudores. Son los únicos (junto al fenómeno de Patria, de Fernando Aramburu, que sobrevuela toda etiqueta) que cuentan sus lectores por millones. A fin de cuentas, como Julia Navarro (Madrid, 1953) dice, “hay libros que se venden por miles y que son extraordinarios, hay otros que se venden por miles y  no tienen tanta calidad literaria, pero también hay muchos que carecen de esa calidad y no se venden y libros  paradojicamente que sí la tienen y tampoco se venden”. Es cierto, he leído a Julia y de hecho sus novelas son buenas y entretenidas, de Posteguillo me gusta casi todo lo que ha publicado, es un escritor acucioso, la pléyade del mundo cultural, ciertas élites intelectuales los  miran con desdén, ellos siguen vendiendo.
En Colombia sucedió con algunos escritores de una calidad absoluta, nunca tuvieron el reconocimiento que merecían, pasó con German Espinosa, lo mismo  con Burgos Cantor, Rosero y muchos escritores de provincia.
Posteguillo Afirma, citado por el mismo artículo que: “con una narrativa lo más cinematográfica posible, cruzando historias, argumentos, plano contra plano, intentando transmitir al lector la sensación de que está viendo una película o una serie de televisión muy entretenida”. dilucida que no hay fórmulas que salven a un escritor del aburrimiento de sus lectores, algunos saben cómo hacer para que esto no suceda, lo cierto, las historias de este escritor están en los anaqueles de muchos textos clásicos, el las desempolva y las vuelve a contar a su manera. Otra cosa es su reconocimiento.
Relecturas: Empecé este año de nuevo la lectura de toda la obra de Gabo, ya hay un trabajo sobre la “La mala hora” y “El Coronel no tiene quien le escriba”, incluye la obra periodística. Estoy leyendo de nuevo a Roa Bastos, básicamente: “Yo el supremo”. Octavio Paz: “Signos de rotación”. Borges, como siempre, está ahí en la mesa de noche, su obra crítica de “Emece”, es encantadora.
Hubo un libro de ensayos de la universidad EAFIT, el cual encontré en una biblioteca  pública de mi barrio, de edición reciente: “El humano adjetivo de la poesía”, de Inés Posada, ya reseñado en este blog, me parece relevantes destacar. Es una lectura de la poesía humana absolutamente lúcida y existencial.   
Decidí hacer un trabajo sobre la pregunta: Por qué escriben los escritores y realmente ha implicado una investigación crítica y genealógica de la novela en sus origenes. Relecturas de Kundera, de Eco, Gabriel Vázquez, de diccionarios críticos casi abandonados y ensayos viejos pero puntuales.
Se publicaron muchos libros históricos en Colombia, destacó dos: “La historia resumida de Colombia” de Melo e “Historia de Colombia y sus oligarquías” de Antonio Caballero. Estos textos nos ayudan a comprender parte del conflicto colombiano. Incluyo en esta reflexión el libro de memorias de Enrique Santos Calderón “El país que me toco”, de suma importancia para entender los acuerdos de la Habana.
Leí de David Foster Wallace  “En cuerpo y en el otro”, quince ensayos traducidos al español, que ratifican la grandeza de este escritor norteamericano. “La contravida” de Philip Ropth, es una novela, me ha deslumbrado por su estructura y prosa, encontré una frase que me dejó imperterrito, de suma importancia para mi vida: Siempre existe la posibilidad de una existencia alternativa.
Seguiremos en la próxima entrada haciendo la presentación de lo que leí y descubrí este año en materia literaria.  






No hay comentarios: