miércoles, 22 de octubre de 2025

ENTRE LIBROS Y MURALES

 



Las bibliotecas han marcado mi vida. Son parte vital de una existencia trasegada por  tragedias y una actitud contestaria que se traduce en incertidumbres constantes. Hace un año visito con mucha asiduidad la biblioteca EPM de Medellín. Su diseño arquitectónico moderno, establece un diálogo espacial y constante con la plaza de las luces, conectada visualmente, es en esencia un mirador privilegiado, la plaza y su cuerpo, comparten la luz, el paisaje urbano. El volumen  del  edificio  presenta oquedades  en  los  costados  norte  y  sur, se le suman a ellas, los cortes transversales, líneas cortadas intencionalmente, trasformando el paisaje favorablemente. En su interior el diseño apacible, cómodo, da la sensación siempre de tranquilidad. Este sitio es un lugar inigualable, mi segundo hogar diría. Aquí transcurren mis horas entre libros, buena información y amigos a granel.

He conocido infinidad de emigrantes en busca de un destino menos cruel que el de su lugar de origen. Hombres solos, por culpa de un destino inexorable e inevitable, profesionales decadentes pero luchando por ser vigentes en una sociedad implacable, jóvenes  cargados de pasión y empeño, anacoretas, locos y pesimistas. Todo un universo. Las directivas de la fundación EPM y los empleados del lugar nos consienten, nos permiten  aprovechar el lugar sin mayores complicaciones.

Cuando llego en la mañanas, siempre me encuentro con sorpresas, con gente conocida y con  usuarios nuevos, extraños unos, aplicados otros. Es como un juego de azar entre lecturas fortuitas y una búsqueda permanente de buenas lecturas. En el último mes, estaba trabajando en una historia de Colombia a través de los enfrentamientos constantes entre caudillos desde nuestra independencia. El objetivo, presentarla en un club de prensa que teníamos los viernes de cada semana. También teníamos un club de ajedrez, este tenía sus secciones los lunes. 

He conocido en esta biblioteca, muchas vidas, historias, personajes muy diferentes al común. También, por un habito extraño, llevo el registro de personas que no hablan absolutamente con nadie, anacoretas, solitarios compulsivos.  Aquí conocí y fui amigo de un psicólogo poliglota que terminó siendo expulsado del lugar. Su hija estudiante de la universidad de Antioquía, alineada con la izquierda, algún día fue secuestrada y pudo ser desaparecida. Gracias a la gestión de su padre,  después de más de cuatro meses, logro ser rescatada por el Gaula. Hoy está exiliada en un país de Asía. Estas historias son lo corriente en esta biblioteca. Mientras leemos historia patria, a Heródoto, a Tucídides o Juan Millas, nos vamos rasgando la vida con ellas.

Las estudiantes son caso aparte. El respeto por el libro y la biblioteca me permiten decir que la lectura pese a la crisis que tiene, cuenta con una pléyade de jóvenes muy cercanas al libro y el conocimiento. Hace dos meses y medio he visto a MA leyendo en la biblioteca con una constancia y juicio especial. Tan sólo tiene 22 años, estudia séptimo semestre de administración de empresas. Sobra decir que es muy bella y aplicada con su Universidad. No puedo decir que la conozco pues me costo tiempo poder tener un dialogo ameno, no por que fuera antipática, sino porque siempre duraba leyendo más de tres horas un texto, en forma ininterrumpida, concentrada. Daba gusto verla en esa actitud y por ello, evitaba cualquier acercamiento. Ella lee sagas de misterio, dramas, tragedias diría.     


Con el tiempo, pude entablar una conversación, lógico, de lo que leemos y del gusto compartido por las buenas  lecturas. Descifrar y descubrir a una persona a través de una afinidad intelectual, es un gusto, algo especial. MA, realmente es una persona muy diferente a todo. Pienso que debe leer la tragedia griega. Quisiera que empezara con Lisístrata. Esta obra fue la tercera y última obra sobre la paz escrita por el gran comediógrafo griego Aristófanes. Presentada en el festival de las Leneas en Atenas, la escribió durante los últimos años de la guerra entre Atenas y Esparta. La obra es esencialmente un sueño acerca de la paz. Muchos griegos pensaban que lo único que la guerra había traído a Grecia era la ruina, lo que la hacía vulnerable a un ataque persa. Entonces, en la comedia de Aristófanes, las mujeres y madres de las ciudades en guerra, lideradas por la ateniense Lisístrata, encuentran una ingeniosa solución. Para lograr la paz, deciden declarar una huelga. Pero no se trata de una interrupción del trabajo, sino de que no tendrán relaciones románticas con sus esposos.

Le pasé "El infinito en un junco" de Irene Vallejo. Es la historia del nacimiento de las bibliotecas a partir de la gran Biblioteca de Alejandría. Lo hice, porque le gusta el libro físico. Tener el cuerpo del texto, olerlo, manejarlo con sus manos y atravesarlo con sus ojos. Casi no lee libros desde lo digital, lo hace solo con algunos ensayos de carrera. Pienso que debe leer a Joseph Conrad, sobre todo "El corazón de las tinieblas". Lo primero que hay que hacer con un buen lector, es respetarle sus gustos, simplemente hay que alinearse, la buena literatura lo ha abarcado todo.