El periódico “El Colombiano” de Medellín todas las semanas publica una
columna de Hernando Uribe Carvajal, un “Carmelita descalzo”, doctor en
filosofía y especializado en psicolingüística, con una formación por fuera de
lo común, quien desde la fe y la doctrina católica abarca los más diversos temas. Su estilo me
recuerda el padre Arrupe y Teilhard de Chardin. En estos tiempos de escepticismo y
ausencia de principios, encontrar personas de su cultura y formación doctrinal resulta
un hecho importante.
Acabo de leer su libro: “Cultura y Ecología”. Este es una visión católica de esta intricada relación vital para la
humanidad. Escrita desde la doctrina católica, soportada en muchos años de
lectura, y desarrollada con los presupuestos metodológicos de la ciencia. Los
soportes hermenéuticos del texto, no solamente la explican sino que incitan a otras lecturas y por su puesto a
profundizar en el tema.
Hay varios aspectos relevantes, que quisiera tratar. En la introducción del texto se establece:
“Los místicos tienen el secreto de la ecología: Como dar a cada cosa un trato
fraternal, con sentido de relación de amor, de comunión, S Juan De La Cruz
habla De la noche sosegada/En par de los levantes de la aurora/La música
callada/La soledad sonora/ la cena que recrea y enamora". Esta visión cristiana de la ecología desde el amor, el reconocimiento
esencial de este principio como tabla de salvación, a pesar de no ser nueva,
pocas veces es asumida con tanta claridad y sin fundamentalismos. La relación
“Cultura y ecología”, no solamente debe ser pensada desde las crueles especificaciones de
la ciencia, la estadística y el usufructo, sino desde el amor. Dentro de este
contexto, con esta visión doctrinal, abarca el
tema en su totalidad, sin olvidar en ningún momento los principales conceptos
de la ecología. Es un recorrido serio, didáctico y ordenado con rigor.
De un amigo aprendí hace tiempo un truco para evaluar la seriedad de
una investigación: Lo primero que hay que hacer es ver su bibliografía. En este
libro no solo se contemplan los autores esenciales para el desarrollo del tema,
sino que están incorporados los principales conceptos como referente. En el
primer capítulo, denominado: "La casa de la humanidad y su deterioro", toma una
cita de Thomas Berry, para abrirse en el tema a partir de la gravedad y el
estado caótico del planeta y la incidencia del hombre en este perverso
momento. Desde aquí sabía, que estaba
leyendo un texto bien fundamentado. Cuando citó al Doctor Augusto Ángel Maya,
sobre la planificación confirmé mi presunción. En adelante todo fue una fiesta.
En un pequeño acápite denominado: "Cuatro polos esenciales de esta
relación", constituye para mí la bitácora esencial desde donde desarrollará el
temario: El yo, los demás, el cosmos y Dios. Desarrolla el concepto de
cultura: “Cultura es modo de relación de cada uno consigo mismo, con los demás,
consigo mismo y con Dios”. A esta relación, que llama “relación cosmomeandrica"
tomada de Pannikkar, es el referente básico del trípode Ecología-ciencia
y Dios.
El libro se lee con absoluta facilidad a pesar de la profundidad teórica.
Desarrollar un tema de tanta actualidad desde la fe y con pleno conocimiento de
la doctrina católica no es fácil. recordé una tesis de grado donde
estudiamos "lo uno y lo múltiple" que va como anillo al dedo en esta relación de cultura y ecología. “Los místicos tienen una apreciación penetrante de la visión cosmoteántrica.
La experiencia de Dios les da un profundo sentido de la pluralidad en la unidad
y de la unidad en la pluralidad. Son holísticos por vocación. Ven con
naturalidad, las partes en el todo, el todo en las partes. Su experiencia con
Dios los hace sutiles y realistas” Escride el padre Uribe Carvajal como punto de partida.
El tercer capítulo del libro lo denomina “Ecología: relación de amor
con el cosmos”. Aquí se descifra la intrincada trama de esta relación vital. La cita sobre el relato de Babel con que
empieza a desarrollarlo de antemano refleja la posición del autor frente al
tema. Expresa: "El relato de la torre de
Babel capta una realidad esencial del hombre de hoy, víctima de los apegos, se
desvive por construirse así mismo en un marco de realidades ficticias, lejos de
Dios, atrapado por la codicia, vive seducido por el dinero”. En este capítulo
hay un acápite denominado “Ecología y antropocentrismo” que podrá consultarse sin necesidad de leer todo el libro .
Al final, como buen cristiano, busca en la fe y el amor, la solución a
la relación difícil del hombre con su entorno. Es difícil, encontrar un libro
que desarrolle sabiamente desde la fe un tema científico sin entrar en
fundamentalismos. Solo los invito a leer el texto.
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