“Risaralda” la novela publicada por este autor en los años 30 del siglo
pasado en Colombia es sin duda una de las más importantes de la literatura
nacional. Se acaba de reeditar. Comentare
dos reseñas y en consecuencia el mismo texto. La primera de Silvio Villegas, quien prologó una edición hace más de cincuenta años y la otra de Pablo
Arango aparecida en la última publicacion de la revista “malpensante”. El primero desde
el dejo de una generación muy letrada de la ciudad de Manizales que se hizo famosa en el país por sus connotaciones especiales, con un manejo del
idioma muy barroco que iba muy bien con su forma de ser, y el segundo, uno de los mejores críticos
de estos tiempos, un lector serio, nacido en la misma ciudad, pero por fuera de toda ortodoxia. Me referiré
a estos dos autores que asumen el tema con el rigor que la novela amerita.
Silvio Villegas es el reflejo más
emblemático de la sociedad Manizaleña, curiosamente en el prologo la define con absoluta claridad: “Manizales no
es un meridiano de la cultura en Colombia, pero es un hecho que la potente sinfonía
de sus colonias y de sus montes está formada para sus almas elegidas. Una
fuerza misteriosa liga a sus habitantes con aquel desmesurado paisaje. Lo
cierto es que desde sus orígenes, se han venido renovando allí generaciones de
políticos, oradores, profesionales que son clarísimo ornamento de la patria. La
facultad dominante de todos ellos es el vigor atlético del estilo. Los
Manizaleños piensan en voz alta y escriben en prosa vertebrada como sus
montañas”. Esta sociedad goza de una
autoestima por encima de la dosis natural. Ha existido siempre en esta comarca una elite que se siente superior a sus nacionales, con una ascendencia especial:
Los más educados, los mejor hablados y, con un sentido de lo moral y ético como la máxima expresión
de sus virtudes, ellos no admiten actitudes por fuera de este código tacito, pese a transgredirlo continuamente. Así lo pensaba Silvio y así lo siguen pensando sus más connotados
personajes hoy. Esta realidad le hizo díficil la vida al excentrico escritor, Silvio lo destaca:
“Amarga fue la vida de BAT. Cruel y amarga.” Adelante agrega:”Orgullosamente
desdeño todas las normas y con idéntica inquietud voluptuosa se paseaba por las
cumbres o se hundía en los abismos. En su cerebro se enroscaba la ponzoñosa
serpiente del deseo”. Para Silvio,
Bernardo Arias fue todo lo que la sociedad Manizaleña rechaza. Nunca hizo nada para cambiar esta
situación y sí en cambio tuvo actitudes que convirtieron su vida en un viacrucis.
Pese a toda su novela después de publicada tuvo un reconocimiento unánime. El prologuista, ósea el Doctor Villegas es un
conservador radical, una insignia de la ciudad, un pro-hombre, representaba
todo lo que atacaba el escritor.
Pese a este contradicción de clase el prologuista conoce muy bien la obra de Bernardo
Arias Trujillo y la admira. Señala esquemáticamente sus virtudes literarias,
habla del cuidado del idioma español en el texto, que no negó su herencia de la península y en
esta parte del continente de la mano de Capdeviilla, Alfonso Reyes, Guillermo Valencia,
Cuervo, Bello, Marco Fidel Suarez, quienes escriben tan bien como sus maestros
peninsulares. Villegas dice de Arias en este aspecto: “BAT empleaba, sin escrúpulos,
innumerables vocablos barbaros, extraídos de la jerga cosmopolita, pero
conservaba la sintaxis clásica. Su novela “Risaralda” Es un abundante manantial
del idioma. Sabia encontrar el termino exacto y adecuado para cada cosa, y
cuando no existía lo creaba”. Ratifica adelante: BAT dominaba el idioma con
aquel absoluto señorío con el que el legendario Juan Manuel Vallejo”. “Su
sintaxis es variada y desenvuelta”. Al referirse al argumento señala “Es la titánica
epopeya de la colonización de este valle,
realizado hace cuarenta años, realizada hace cuarenta años por don Francisco
Jaramillo Ochoa. La primera parte de la novela sería inverosímil si no fuera
exacta. Antes que un relato criollo es la descripción caníbal de un “Paching
Hause” humano”. El autor destaca la exuberancia
del lenguaje y la pureza, la primera
parte, absolutamente descriptiva: “Tablado, decoración, danzas, acuarelas, los
personajes están incrustados en el paisaje, o mejor este es el principal
protagonista”, abundan descripciones majestuosas donde el estilo juega limpio
como la pura gracia del día”. También es
la historia de los amores contrariados entre un negra y un blanco con todas las
vicisitudes de una sociedad excluyente y racista, de la violencia en el proceso
de colonización y el de las grandes haciendas. Quiero destacar de este prologo, el
reconocimiento vehemente de la obra realizado por el Docotr Silvio Villegas, personaje exuberante, culto, en una sociedad que treinta años después seguía condenado al escritor, pero admirando su novela.
Pablo Arango, releva las calidades implícitas
del texto y el manejo perfecto de su estructura, señala algunas paradojas típicas
de nuestra cultura descritas en el mismo: “De manera parecido, el nombre BAT aparece
en la historias de la literatura Colombiana y Latinoamericana y en unos cuantos
comentarios críticos. Y casi siempre como el autor de esa única novela y,
como una suerte de escritor maldito. También sugiere que su vida como escritor
le quedó inconclusa, que hay que leerlo no como autor sino como un proyecto de
algo que no se sabe bien que iba a ser finalmente. De todo lo que escribió solo perdura Risaralda, recordemos que se mató a
los 34 años”. Al igual que Villegas establece que el tema central es la
colonización del “anchuroso de Risaralda y Cauca de sopinga”. Señala el hecho
que se presentan las costumbres de los negros y sus relaciones con los blancos
y termina ratificando: “En medio de todo eso cuenta una historia de amor o,
mejor, de eso que a falta de mejores palabras llamamos amor, pues el narrador
advierte desde el comienzo que, por lo que respecta a las negras, “era un
misterio saber si en realidad amaban a los hombres”. El amor entre un blanco,
un Manizaleño andariego y vaquero, y la negra Canchelo,”un trozo de mucha pintona,
de carnes próceres y provocativas”, el crítico hace enfasís en todas las condiciones especiales que rodearón a esta excelente novela que se impuso por encima del galimatías que vivió el escritor con su entorno.
Quiero destacar el reconocimiento de dos autores desde orillas
opuestas. La calidad de la novela se sobrepuso a la mojigatería de
una sociedad excluyente. Lo especial de la vida del novelista, como para una
biografía de Fernando Vallejo y la calidad de una novela, que no ha tenido la divulgacion que amerita. Espero no haberlos cansado y esta sea una
incitación a su lectura.
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