miércoles, 17 de octubre de 2012

LA REEDICION DE LA NOVELA DE BERNARDO ARIAS TRUJILLO




“Risaralda” la novela publicada por este autor en los años 30 del siglo pasado en Colombia es sin duda una de las más importantes de la literatura nacional.  Se acaba de reeditar. Comentare dos reseñas y en consecuencia el mismo texto. La primera  de Silvio Villegas, quien prologó una edición  hace más de cincuenta años y la otra de Pablo Arango aparecida en la última publicacion de la revista “malpensante”. El primero desde el dejo de una generación muy letrada de la ciudad de Manizales que se  hizo famosa en el país por sus connotaciones especiales, con un manejo del idioma muy barroco que iba muy bien con su forma de ser,  y el segundo, uno de los mejores críticos de estos tiempos, un lector serio, nacido en la misma ciudad, pero  por fuera de toda ortodoxia.   Me referiré a estos dos autores que asumen el tema con el rigor que la novela amerita.

 Silvio Villegas es el reflejo más emblemático de la sociedad Manizaleña, curiosamente en el prologo la define con absoluta claridad: “Manizales no es un meridiano de la cultura en Colombia, pero es un hecho que la potente sinfonía de sus colonias y de sus montes está formada para sus almas elegidas. Una fuerza misteriosa liga a sus habitantes con aquel desmesurado paisaje. Lo cierto es que desde sus orígenes, se han venido renovando allí generaciones de políticos, oradores, profesionales que son clarísimo ornamento de la patria. La facultad dominante de todos ellos es el vigor atlético del estilo. Los Manizaleños piensan en voz alta y escriben en prosa vertebrada como sus montañas”.  Esta sociedad goza de una autoestima por encima de la dosis natural. Ha existido siempre en esta comarca una elite que se siente superior a sus nacionales, con una ascendencia especial: Los más educados, los mejor hablados y, con un sentido de lo moral y ético como la máxima expresión  de sus  virtudes, ellos no admiten  actitudes por fuera de este código tacito, pese a transgredirlo continuamente. Así lo pensaba Silvio y así lo siguen pensando sus más connotados personajes hoy. Esta realidad le hizo díficil la vida al excentrico escritor, Silvio lo destaca: “Amarga fue la vida de BAT. Cruel y amarga.” Adelante agrega:”Orgullosamente desdeño todas las normas y con idéntica inquietud voluptuosa se paseaba por las cumbres o se hundía en los abismos. En su cerebro se enroscaba la ponzoñosa serpiente del deseo”.  Para Silvio, Bernardo Arias fue todo lo que la sociedad Manizaleña  rechaza. Nunca hizo nada para cambiar esta situación y sí en cambio tuvo actitudes que convirtieron su vida en un viacrucis. Pese a toda su novela después de publicada tuvo un reconocimiento unánime.  El prologuista, ósea el Doctor Villegas es un conservador radical, una insignia de la ciudad, un pro-hombre, representaba todo lo que atacaba   el escritor.  Pese a este contradicción de clase el prologuista conoce muy bien la obra de Bernardo Arias Trujillo y la admira. Señala esquemáticamente  sus virtudes literarias, habla del cuidado del idioma español en el texto, que no negó su herencia de la península y en esta parte del continente de la mano de Capdeviilla, Alfonso Reyes, Guillermo Valencia, Cuervo, Bello, Marco Fidel Suarez, quienes escriben tan bien como sus maestros peninsulares.  Villegas dice de  Arias en este aspecto: “BAT empleaba, sin escrúpulos, innumerables vocablos barbaros, extraídos de la jerga cosmopolita, pero conservaba la sintaxis clásica. Su novela “Risaralda” Es un abundante manantial del idioma. Sabia encontrar el termino exacto y adecuado para cada cosa, y cuando no existía lo creaba”. Ratifica adelante: BAT dominaba el idioma con aquel absoluto señorío con el que el legendario Juan Manuel Vallejo”. “Su sintaxis es variada y desenvuelta”. Al referirse al argumento señala “Es la titánica epopeya de la colonización de este  valle, realizado hace cuarenta años, realizada hace cuarenta años por don Francisco Jaramillo Ochoa. La primera parte de la novela sería inverosímil si no fuera exacta. Antes que un relato criollo es la descripción caníbal de un “Paching Hause” humano”.  El autor destaca la exuberancia del lenguaje y la pureza,  la primera parte, absolutamente descriptiva: “Tablado, decoración, danzas, acuarelas, los personajes están incrustados en el paisaje, o mejor este es el principal protagonista”, abundan descripciones majestuosas donde el estilo juega limpio como la pura gracia del día”.  También es la historia de los amores contrariados entre un negra y un blanco con todas las vicisitudes de una sociedad excluyente y racista, de la violencia en el proceso de colonización y el de las grandes haciendas.  Quiero destacar de este prologo, el reconocimiento vehemente de la obra realizado por  el Docotr Silvio Villegas, personaje exuberante, culto,  en una sociedad que treinta años después seguía condenado al escritor, pero admirando su novela.

Pablo Arango, releva las calidades implícitas del texto y el manejo perfecto de su estructura, señala algunas paradojas típicas de nuestra cultura descritas en el mismo: “De manera parecido, el nombre BAT aparece en la historias de la literatura Colombiana y Latinoamericana y en unos cuantos comentarios críticos. Y casi siempre como el autor de esa única novela  y, como una suerte de escritor maldito. También sugiere que su vida como escritor le quedó inconclusa, que hay que leerlo no como autor sino como un proyecto de algo que no se sabe bien que iba a ser finalmente. De todo lo que escribió   solo perdura Risaralda, recordemos que se mató a los 34 años”. Al igual que Villegas establece que el tema central es la colonización del “anchuroso de Risaralda y Cauca de sopinga”. Señala el hecho que se presentan las costumbres de los negros y sus relaciones con los blancos y termina ratificando: “En medio de todo eso cuenta una historia de amor o, mejor, de eso que a falta de mejores palabras llamamos amor, pues el narrador advierte desde el comienzo que, por lo que respecta a las negras, “era un misterio saber si en realidad amaban a los hombres”. El amor entre un blanco, un Manizaleño andariego y vaquero, y la negra Canchelo,”un trozo de mucha pintona, de carnes próceres y provocativas”, el crítico hace enfasís en todas las condiciones especiales que rodearón a esta excelente novela que se impuso por encima del  galimatías que vivió el escritor con su entorno.

Quiero destacar el reconocimiento de dos autores desde orillas opuestas. La calidad de la novela se sobrepuso a la mojigatería de una sociedad excluyente. Lo especial de la vida del novelista, como para una biografía de Fernando Vallejo y la calidad de una novela, que no ha tenido la divulgacion que amerita.  Espero no haberlos cansado y esta sea una incitación a su lectura.

 

    

 

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