domingo, 21 de febrero de 2016

UMBERTO ECO

Lamento profundamente la muerte de este gran pensador Italiano, semiólogo de muchos quilates, novelista, ensayista, quien nos dejó una obra muy importante. Fue un hombre siempre de cuerpo presente en cada uno de los acontecimientos importantes del planeta, presto a realizar sus contribuciones intelectuales, frente a cualquier hecho que lo ameritara, listo para el debate por álgido que fuera, desde la óptica privilegiada de un libre-pensador a carta cabal. Su obra fue vasta y de un rigor absoluto. Conocí a Umberto primero como Semiólogo. No son fáciles los textos de este pensador, fue un científico riguroso, serio, estudioso. Sus libros son verdaderos tratados y los aportes a la semiotica fueron muchos, la popularizó, sobra reconocer la importancia para el lenguaje y las comunicaciones de esta ciencia,  está descontada, a la fecha de la publicación del " Tratado general de simiotica", la teoría de los signos era un tema absolutamente desconocido. Eco tuvo la virtud de popularizarla, pese a las dificultades de su comprensión.
A partir de estos libros: “Teoría general de la semiótica”, “Tratado de los signos”, comencé leer todo lo que publicara, incluyendo sus novelas, las satisfacciones fueron a granel, su erudición era asombrosa, fui encontrándome con escritor y pensador mayor, un verdadero estudioso de la sociedad desde una óptica muy particular, la del semiólogo: por esta vía estudio la belleza, el arte, la literatura, la filosofía, la estética en general, la política, el papel del intelectual en la sociedad, para tan sólo nombrar algunos tópicos. Eco era un erudito en el termino amplio de la palabra, nadie como él conocía la edad media.

Definitivamente la novela “En nombre de la rosa”, es para mí lo más grande, pese a los aportes de suma importancia de su obra ensayística, constituye el libro más emblemático de su producción, es una novela perfecta, encarretadora, erudita, con una estructura envidiable, una prosa ajustada al argumento de manera magistral, histórica……en fin, es una obra maestra. No queda más que leerlo, creo que esta semana se publicaría su último libro, pues nunca dejó de escribir y de estudiar. Quedan muy pocos humanistas con esta capacidad en el mundo. 

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