Siempre que organizo mi biblioteca, me encuentra con libros que, en
lo personal, son como un fresco para la vida, no solo por la calidad de los
mismos, ni por la importancia de sus autores, sino por su vigencia, virtud de pocos
textos y por el hecho paradójico que con cada uno de ellos hay una historia
personal.
Alberto
Aguirre, fue un periodista y escritor colombiano iconoclasta, irreverente,
honesto, con una prosa exquisita, que le permitía decir lo que se le viniera
en gana, más bien con el desparpajo de quien siempre está bien informado, nunca
le huyo a la denuncia e inauguró en Medellín el periodismo investigativo.
Fue un gran
lector, alrededor suyo se formó un grupo de jóvenes aspirantes a ser escritores
y autores consagrados, en una tertulia habitual, cuyo eje principal fue la literatura y la buena poesía,
desde una paternidad tacita, atenta, grupo que convocó y produjo ruido en una
ciudad clerical y conservadora como siempre ha sido el Medellín de su alma.
Leí de nuevo “Cartas
a Aguirre”, la correspondencia con Gonzalo Arango. Como expresa la reseña del
texto, publicada por el fondo editorial de la universidad EAFIT, no sólo fue el
gran amigo de Gonzalo, sino lo “Animo a escribir, le dio empleo, le financió
unos pocos gustos privados y le regalo plata”.
Leer estas cartas,
no solo es asistir al itinerario de una amistad enorme, lúcida, de una reciprocidad
inenarrable, dos seres, con una pluma excelsa, es también, el
encuentro con el género pastoral tan olvidado, desde el alma de dos seres
excepcionales por donde se les quiera mirar. Aguirre, cuyas columnas publicadas
hace pocos años, ejemplo de buen periodismo, fue editor, traductor, crítico de
cine y ensayista, realmente fue un amigo a carta cabal. El prólogo de este
texto, escrito por el propio Aguirre, es una crónica de Gonzalo sin parangón,
que lo refleja en su totalidad, un Gonzalo por fuera del mito, nos da a conocer
al poeta en toda su naturaleza, sobre todo aquellos años de formación de suma
importancia para entender su obra.
Gonzalo Arango es un poeta y hombre que siempre deberá tenerse en cuenta cuando hablemos de literatura colombiana, "El nadaismo", su movimiento, levantó olas, atentó de frente y sin cortapisas contra el clero, la clase dirigente y por su puesto las vacas sagradas de nuestras letras. En este blog, hay artículos que relevan todo lo que significó para la historia de la literatura, la toma por asalto de la palabra por estos hombres excepcionales. Hay críticas y análisis, muy claros y rigurosos, que le restan importancia, de hecho, este movimiento abrevo en movimientos de mucha resonancia en el mundo, como los surrealistas, aspecto que no le quita valor.
Un texto, tomado de la biblioteca, es una apertura a un universo infinito, el encuentro con mil historias, autores y por su puesto revivir momentos personales con textos olvidados.
Gonzalo Arango es un poeta y hombre que siempre deberá tenerse en cuenta cuando hablemos de literatura colombiana, "El nadaismo", su movimiento, levantó olas, atentó de frente y sin cortapisas contra el clero, la clase dirigente y por su puesto las vacas sagradas de nuestras letras. En este blog, hay artículos que relevan todo lo que significó para la historia de la literatura, la toma por asalto de la palabra por estos hombres excepcionales. Hay críticas y análisis, muy claros y rigurosos, que le restan importancia, de hecho, este movimiento abrevo en movimientos de mucha resonancia en el mundo, como los surrealistas, aspecto que no le quita valor.
Un texto, tomado de la biblioteca, es una apertura a un universo infinito, el encuentro con mil historias, autores y por su puesto revivir momentos personales con textos olvidados.
Recomiendo
este libro en particular, es importante para conocer a dos autores que indudablemente cuentan para la historia de la literatura colombiana.
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