El ser humano está conformado por unas dimensiones que interactúan entre sí: El cuerpo físico, la mente y el aspecto emocional, entre muchas. La capacidad de conocerse tienen que ver siempre con ellas. Me ha pasado con la literatura y con las personas, que muchas veces una sola mirada, una conversación muy corta, un texto simple me enseñan más, que muchas disertaciones largas o textos con pretensiones de ser muy profundos. En todo caso la experiencia es la puerta a la comprensión de la vida. Con Valentina me sucedió algo inusual. La conocí entre los estertores de la rutina, en un lugar donde busco refugio y soledad. Ella, es una mujer hermosa, con una actitud indescifrable que despierta mil interrogantes y muchas suspicacias, tiene la facultad de enamorar sólo con la presencia a muchas personas. La misma virtud de Beatriz que enloqueció a Dante Aligueri, el escritor de la "Divina Comedia" y fundador de la lengua Italiana. Como pasa con los encantos, con las grandes historias, lo que nace por ello, termina en tragedia. Eso le pasa a esta hermosa mujer. Las personas siempre esperan más de lo que puede entregar, muy a pesar que nunca esta de oferta.
Vale, hija de una pareja, que se reunió en Medellín en circunstanciales difíciles, emprendedores por naturaleza, el venía de Armenia, ella una paisa a carta cabal. Se enamoraron y se casaron. Ahora, intento adivinar, fue en los convulsos años de la década de los 90 del siglo pasado, que por razones que no puedo explicar, al final, su hija, años después, terminó estudiando en el famoso colegio 10 de mayo del distrito de Agua Blanca en Cali, donde se graduó, en una comuna convulsa y que es la síntesis del país, donde se vive lo divino y el pecado, la virtud y la traición. El ser humano allí siempre está cercano a la muerte y la vida nace de la guerra, la gente permanece en una euforia perpetua, es el barrio de la juventud que haría los procesos más resistentes contra los poderes enquistados de este país, que paró a todo a una nación tan solo hace tres años. De este sitio Vale recogió, todo lo que la hace fuerte y le permite sobrevivir a las vicisitudes de la vida. Hay una sentencia famosa, de la gran filósofa Hanna Arend para esta experiencia: "Distingue entre las actividades humanas: "labor, trabajo y acción. La labor corresponde a las necesidades biológicas, el trabajo, a la producción material, y la acción a la actividad política y la interacción en la esfera pública, la vida en general se debe a la coherencia con su interior. La acción, en su visión, es la forma más elevada del ser, porque permite la pluralidad, la libertad y la creatividad". El Distrito le enseñó a ser una mujer de acción, cargada de toma decisiones, no importa que pasa, no hay vuelta atrás, una vez llegan, retroceder no es una posibilidad. En estos momentos vive en el municipio de Bello en Antioquia, muy cerca de Medallo. Se que es una experta en el mundo digital, en las redes y por naturaleza una excelente vendedora. Es un mundo imaginario y fantasioso, pero, le ayuda a escapar de los avatares de una realidad difícil y a sobrevivir de acuerdo a sus gustos y aspiraciones.
Es un hecho, las mujeres Hermosas siempre tratan de huir de los estereotipos, pese a que muy pocas lo logran. Son conscientes que el concepto de la banalidad del mal ha cambiado, pues las miradas que reciben están llenas de intereses no santos, la forma en que se comprende la complicidad y la responsabilidad, tiene que ver con esto, ser cómplice de alguien o de una pareja, implica recibir lo bueno y lo malo, pero como los negocios, cada quien espera entregar algo y recibir demasiado.
La conocí en una conversación que no duró más de cuarenta minutos. Me puso a pensar en "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen. Recordé a propósito de este libro una frase que creo describe a Vale en ciertos momentos: "Es un asunto muy desdichado y probablemente será muy comentado; pero hemos de sobreponernos a la oleada de la malicia y derramar sobre nuestros pechos heridos el bálsamo del consuelo fraternal". Sus padres son ese bálsamo que siempre le da consuelo.
También me evocó a Mata Hari, esa expía que engaño en la segunda guerra mundial, a Aliados y a Nazis. No por perversidad, sino por estar en una encrucijada de hombres absolutamente perversos. En la vida, más en esta sociedad de consumo, entre la auto explotación, la vanidad y el engaño, debemos necesariamente de armarnos de mecanismos para sobrevivir, solo esto nos permite resistir.
Por Cioran he sabido que no son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente con el tiempo. De la misma forma, encontrarse con personas que por su naturaleza, siempre nos llevan a pensar, es una forma de aprender. Eso me enseñó Valentina Londoño, en un solo día, con su belleza, desparpajo y esa forma tan bella de ser. Gracias a la tienda de Karen conozco personas indescifrables y amables, ojala este lugar, mantenga su encanto.
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