martes, 25 de junio de 2013

EL GRAN COLOMBIANO ELEGIDO POR HISTORY CHANNEL


Someter a los bemoles de una elección popular el gran colombiano de antemano constituye un error garrafal. Como era de esperarse terminó en una decisión absurda, que explica el país mediático, paranoico y radical que tenemos por patria. No porque no aceptemos los resultados, que entre otras cosas, gracias a las redes sociales, fue manejado por la militancia Uribista con la disciplina que le caracteriza  y por su puesto, con los clásicos artificios de campaña que tantos triunfos electorales le han traído en los últimos veinte años.
La historia es demasiado seria para someterla a estas instancias. No se puede dejar en manos de politiqueros y manipuladores de la información, que entre otras cosas, han manejado las decisiones importantes del destino nacional en las dos últimas décadas con absoluta irresponsabilidad, para decirlo con sorna,.
El editorial del diario “El espectador”, que fue uno de los promotores del concurso, está en pleno desacuerdo con la elección, en su editorial de hoy expresa: “Al votar la historia se corre ese riesgo, y resulta útil para medir qué tan relacionadas están las personas con el pasado. No queremos criticar al ex presidente. Sin embargo, no pensamos que él sea el Gran Colombiano de la historia. Y no porque le falten méritos (eso es harina de otro costal), ni porque no creamos que su obra quedará en un pedazo del tren de la historia. Pero creemos que su personalidad y su manera de concebir la institucionalidad democrática están lejos de ser las más importantes para los colombianos”.
Como explicar que el doctor Elkin Patarroyo haya sido escogido como el hombre más emblemático en materia de ciencia y artes, por encima de Gabriel García Márquez. Nadie entiende semejante exabrupto.  El doctor Patarroyo ha sido cuestionado no solo por los resultados reales de investigación, que es lo de menos  pues entiendo que esto hace parte del que-hacer científico, sino por el manejo espureo de los recursos públicos en sus investigaciones y por la exclusión a la que sometió a otros grupos de investigadores, en una especie de monopolio y concentración de los mismos, ejercido de la peor manera,  que  es inexplicable a todas luces. Sí se tratará de escoger un colombiano con reconocimiento mundial en materia de ciencia, no podría ser otro que el doctor Rodolfo Llinas, por sus investigaciones en neurología y el reconocimiento mundial al respecto.
Gabriel García Márquez es el colombiano más importante en nuestra corta historia. No sólo es el novelista más importante de Hispanoamérica, sino que su obra constituye una revolución para la literatura latinoamericana y las letras universales. Los colombianos no asimilamos aún la grandeza de este creador. El único personaje mundial que tenemos en el país es Gabo. La literatura latinoamericana dejó de ser una ínsula y se instaló por fin en la letras universales con absoluta autoridad, con referentes ficcionales propios y la creación de recursos lingüísticos que hoy son materia de estudio por la academia y los expertos. Macondo no solo es una realidad por encima de su autor, sino que nos explica, nos interpreta y nos describe a cabalidad.
El resultado, entonces, no nos satisface. Lo cual no significa que no hayamos encontrado sumamente interesante (y diciente) todo este proceso: saber en qué términos miran las personas el relato de nación. La conclusión, a la que se ha llegado miles de veces es que los colombianos seguimos embebidos en un estado de eterno presente. Aún falta mucho por construir. Y esa conclusión, no más, ha valido el ejercicio.




Estoy totalmente de acuerdo con el editorialista, no hay nada más que AGREGAR.






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