martes, 19 de agosto de 2025

La colaboración Borges-Bioy: el espejo cóncavo de la escritura

 Borges decía que, para poder escribir junto a Bioy Casares, ambos tenían que abandonar tanto la vanidad como la cortesía. Aunque muchos críticos consideren que ese tercer escritor creado por ellos –Bustos Domecq o Suárez Lynch– es un mero divertimento, en realidad condensa, desde una visión esperpéntica, los intereses que vertebran la obra de los dos narradores argentinos.

por

Raquel Mosqueda Rivera

18 agosto 2025




Quizá haya poco que agregar respecto a la intensa colaboración entre Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges.1 Sin embargo, además de intentar una síntesis de esta compleja dinámica de coescritura que derivó en la conformación de los autores Honorio Bustos Domecq y B. Suárez Lynch –los dos seudónimos empleados por Borges y Bioy para sus escritos en conjunto–,2 estas líneas pretenden esbozar que, detrás de los desdobles que les permitieron “construir” un tercer o cuarto escritor, es posible entrever no solo un ejercicio que ha sido calificado por algunos como un mero divertimento, sino una “poética deformada”. Es decir, los relatos y las crónicas de Bustos Domecq llevan al extremo algunas de las principales preocupaciones temáticas o estéticas que tanto Borges como Bioy expresan en sus obras consideradas “serias”. Tal pareciera que estos textos no solo constituyen una parodia de géneros (el policial o el fantástico), sino una propuesta distorsionada, deformante, absurda y teatral –en otras palabras, esperpéntica– de la escritura desarrollada en la obra de los dos narradores argentinos.

La primera colaboración ocurre en 1942 con la novela firmada por H. Bustos Domecq Seis problemas para don Isidro Parodi. Aunque el apellido de este célebre protagonista sugiera la presencia inmediata de la parodia del género policial –sobre todo tratándose de un recluso que, desde la celda 273 de la Penitenciaria Nacional, resuelve con suma facilidad los asesinatos planteados por una serie de estrambóticos personajes–, Borges mismo refutó esta visión cuando afirmó que buscaron un apellido que pareciera italiano. Los seis problemas planteados a este peluquero inculpado de un crimen que no cometió se rigen por las reglas del más puro policial: un misterio resuelto que devuelve el orden al mundo; una víctima (no del todo inocente); un detective que, aunque preso, es sagaz observador. El único elemento en “desajuste” con el género pareciera ser el modo de contarlo: el tono burlón, hasta festivo, con que se narran los diversos episodios. A nadie parece importarle la muerte o el crimen cometido, la crítica se dirige al retrato absurdo de un aparato de justicia que encarcela a quien tiene más a mano (como el caso del mismo Parodi), pero que es incapaz de dar con los verdaderos culpables; lo que, por encima de una parodia, representa, aún en nuestros días, una aproximación bastante fiel a la realidad.

Respecto a cómo fue el proceso de escritura de los volúmenes firmados por Borges y Bioy persiste la anécdota de Silvina Ocampo, quien recuerda encontrarse detrás de una puerta escuchándolos reír;3 aunque también los propios autores dejaron un testimonio al respecto. Dice Bioy:

"Escribíamos habitualmente por las noches. Conversábamos libremente sobre la idea que teníamos acerca de un tema hasta que se iba formando, casi sin proponérnoslo, un proyecto común. Luego me sentaba a escribir, antes a máquina, últimamente a mano, porque escribir a máquina ahora me da dolor de cintura. Si a uno se le ocurría la primera frase, la proponía y así con la segunda y la tercera, los dos hablando. Ocasionalmente Borges me decía: “No, no vayas por ahí”, o yo le decía: “Ya basta, son demasiadas bromas.”4


Para Alan Pauls, quien prologa Alias, el volumen que compila la totalidad de colaboraciones narrativas entre Borges y Bioy, la mecánica fue un tanto distinta:


Como se sabe, Borges y Bioy Casares compartieron cincuenta años de amistad literaria, buena parte de los cuales los pasaron encerrados, escribiendo juntos. La dinámica de esos cónclaves era más bien misteriosa. Se sabía que Borges, quince años mayor, solía engolosinarse: se cebaba fácil, perdía el hilo y se iba por las ramas. Bioy, secuaz fiel, compartía esos entusiasmos y los acompañaba, hasta que veía lo lejos que habían quedado de la costa y procedía a frenarlo. Borges era pura inspiración y brillantez verbal; Bioy defendía cierta sensatez narrativa, la eficacia de un contar natural, seco, cuanto más invisible mejor.5


Esta opinión repite cierto tópico común, la idea de que Bioy fue siempre algo así como un mero cómplice y quien “ponía freno” a la inventiva borgiana; sin embargo, la postura de Borges apunta hacia otra dirección, una donde ambos tuvieron una participación igual e indistinguible en esta escritura conjunta:

A menudo me han preguntado cómo es posible la colaboración. Creo que requiere un abandono conjunto del ego, de la vanidad, y tal vez de la cortesía común. Los colaboradores deben olvidarse de sí mismos y pensar solo en términos de trabajo. De hecho, cuando alguien quiere saber si tal o cual broma o epíteto vino de mi lado de la mesa o del de Bioy, sinceramente no puedo decírselo. He tratado de colaborar con otros amigos, algunos de ellos muy cercanos, pero su incapacidad para ser francos, por un lado, o duros, por el otro, ha hecho que el plan sea imposible. En cuanto a las Crónicas de Bustos Domecq, creo que son mejores que cualquier cosa que haya publicado con mi propio nombre y casi tan buenas como cualquier cosa que Bioy haya escrito por su cuenta.6


Estos asomos a este singular proceso de escritura permiten ver que, aparentemente, ambos se co-fundieron en un tercer escritor. Pero, si en un principio lograron contenerse el uno al otro, su creación amenazaba con consumirlos, tal como admite Bioy: “Cuando estábamos escribiendo uno de los cuentos que después integraría el libro Nuevos cuentos de Bustos Domecq, suspendimos el trabajo porque sentíamos que nos estaba devorando esa especie de autor que habíamos creado los dos. Bustos Domecq se había convertido en un bromista insoportable, similar a Rabelais, autor que no nos gustaba.”7


A Los seis problemas le seguirá Dos fantasías memorables (1946), relatos donde el auténtico protagonista es el lenguaje, excesivo, casi barroco. Al igual que los sufridos interlocutores de los narradores que cuentan historias dentro de las historias, el lector, ocupado en tratar de entender los giros y referencias coloquiales del discurso, escucha hasta el final dos cuentos en los que la anécdota pasa a último plano. Baste el cierre de “El signo” como ejemplo: “‘Le agradezco su atención por haberme oído. Solo me resta decirle que le vaya benítez.’ / –Que le garúe finochietto.”


También de 1946 es Un modelo para la muerte firmado como B. Suárez Lynch con prólogo del propio Bustos Domecq, quien declara haberle cedido a este novel narrador su personaje de don Isidro Parodi. Cabe preguntarse, ¿por qué la necesidad de crear otro escritor? ¿Por qué no atribuir de nuevo esta obra únicamente a Bustos Domecq? Aventuro que no se trata tan solo de “embromar” una y otra vez al lector, sino de un procedimiento común a la escritura de ambos escritores: la de un universo dentro de otro, o mejor dicho, la de una creación cuyo creador se pierde en el inicio de los tiempos, un dios o gólem que da origen a otro y este a otro y así ad infinitum, y que, con ello, consigue poner en duda la propia realidad como en “Las ruinas circulares”, “La trama celeste”, “El jardín de senderos que se bifurcan” o Plan de evasión. Quizá terminemos por preguntarnos qué prodigioso escritor está detrás de la invención de Borges y de Bioy. La trama y el desarrollo de este texto colindan en mucho con la comedia bufa, con un teatro del mundo en el que un resignado Parodi no tiene más que aguantar en su celda la presencia (a veces simultánea) de todos los involucrados. Y, aunque finalmente resuelve el crimen, nunca escuchamos su voz.8


A estas obras les siguen los dos guiones para cine: Los orilleros y El paraíso de los creyentes (1955).9 En el prólogo del primero, ambos anotan:


Hasta aquí, lector, las justificaciones lógicas de nuestra obra. Otras hay, sin embargo, de índole emocional; sospechamos que fueron más eficaces que las primeras. Sospechamos que la última razón que nos movió a imaginar Los orilleros fue el anhelo de cumplir de algún modo, con ciertos arrabales, con ciertas noches y crepúsculos, con la mitología oral del coraje y con la humilde música valerosa que rememoran las guitarras.


Misma lógica “emotiva” que subyace en cuentos como “Sur” u “Hombre de la esquina rosada” de Borges y en El sueño de los héroes de Bioy, que rinden homenaje al valor y a una larga tradición gauchesca de la cual ambos fueron admiradores.


La penúltima colaboración narrativa ocurre con Crónicas de Bustos Domecq (1967),10 y es en este volumen donde me parece que se intensifican hasta su esperpentización algunos de los presupuestos estéticos más recurrentes en la obra Bioy y Borges. Aclaro que, si bien la parodia considera también entre sus alcances una suerte de deformación, esta se produce justo en el sentido de su etimología, es decir, “contra o al lado del canto”; en cambio, lo que las crónicas de Bustos Domecq denotan es un reflejo frente a. En otras palabras, un texto como “Homenaje a César Paladión”, incluido en el volumen, constituye el “enfoque distorsionado y caricaturesco”11 de “Pierre Menard, autor del Quijote”. Así, mientras en el cuento “serio” de Borges se anota que “Componer el Quijote a principios del siglo XVII era una empresa razonable, necesaria, acaso fatal; a principios del XX, es casi imposible. No en vano han transcurrido trescientos años, cargados de complejísimos hechos”,12 en “Homenaje a César Paladión” se lee lo siguiente:


Una confidencia divulgada por Maurice Abramowicz nos revela los delicados escrúpulos y el inexorable rigor que Paladión llevó siempre a la ardua tarea de la creación poética: prefería Los crepúsculos del jardín de Lugones a Los parques abandonados, pero no se juzgaba indigno de asimilarlos; inversamente, reconocía que el libro de Herrera estaba dentro de sus posibilidades de entonces, ya que sus páginas lo expresaban con plenitud. Paladión le otorgó su nombre y lo pasó a la imprenta, sin quitar ni agregar una sola coma, norma a la que siempre fue fiel. Estamos así ante el acontecimiento literario más importante de nuestro siglo: Los parques abandonados de Paladión. Nada más remoto, ciertamente, del libro homónimo de Herrera, que no repetía un libro anterior.


A la composición de Los parques abandonados Paladión agregará otros títulos como Thebussianas, El sabueso de los Baskerville o La cabaña del tío Tom; además, “tenía en avanzada preparación el Evangelio según San Lucas, obra de corte bíblico, de la que no ha quedado borrador y cuya lectura hubiera sido interesantísima”. ¿Qué hace distintos a los personajes de Pierre Menard y César Paladión?, ¿por qué el primero es considerado un cuento esencial que enseña a leer la literatura de otro modo y la segunda una mera crónica humorística? La respuesta quizá se encuentre en los propósitos, pues mientras el personaje de Borges intenta la tarea descomunal de “ser Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard”,13 el protagonista de Bustos Domecq pretende: “buscar en lo profundo de su alma y […] publicar libros que la expresaran, sin recargar el ya abrumador corpus bibliográfico o incurrir en la fácil vanidad de escribir una sola línea”. Hasta cierto punto, la obra de este último es más posible por tener un fin también más modesto. César Paladión podría ser pensado, entonces, ya sea como un precursor o un confundido continuador de la empresa de Menard. Digo confundido porque pareciera un mal crítico de Borges, uno que no alcanzó a comprender la hazaña de su personaje y la reproduce (a la manera de un espejo cóncavo) distorsionándola hasta hacerla ridícula y risible.14


Otras crónicas de este volumen podrían ser analizadas bajo esta óptica, por cuestiones de espacio solo menciono una más y su “contraparte” en la obra borgiana. “Una tarde con Ramón Bonavena”, artista que ha ocupado seis tomos en la descripción de la parte norte de su mesa de trabajo y los objetos que hay sobre ella, y que continúa “Empeñado en su labor exigente y casi infinita”, debido a que incorpora “nuevos” elementos a su pieza de observación:


–Ya sé, ya sé. Habla usted de los capítulos dos y tres. Del cenicero sabemos todo: los matices del cobre, el peso específico, el diámetro, las diversas relaciones entre el diámetro, el lápiz y la mesa, el diseño del dogo, el precio de fábrica, el precio de venta y tantos otros datos no menos rigurosos que oportunos. En cuanto al lápiz –todo un Goldfaber 873–, ¿qué diré? Usted lo ha comprimido, mediante el don de síntesis, en veintinueve páginas in octavo, que nada dejan que desear a la más insaciable curiosidad.


¿Acaso esta tarea no es inversa, pero igualmente infinita, al quehacer al que se aboca “Funes el memorioso”? A lo ilimitado de la memoria se opone su reflejo grotesco, la descripción de un mínimo espacio. La ambición parece ser similar: la reconstrucción fiel de cada aspecto de la realidad, pero lo que para Funes representa ser “el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso”,15 para Ramón Bonavena, incapaz de alcanzar tal epifanía, se reduce a tratar de replicar en una escala ridícula la grandeza de la “realidad infatigable” que puebla cada segundo de la vida de Ireneo Funes.


Varios de los diecinueve textos de este volumen están dedicados a inventores o incluso acusan cercanía con tópicos relacionados a la ciencia ficción, género al que, como es sabido, se integra gran parte de la obra de Bioy Casares y en el cual se le considera uno de los pioneros en el ámbito latinoamericano. Por ejemplo, la crónica titulada “Los inmortales”, en la que la materia orgánica del cuerpo es sustituida por cubos de plástico y se “conecta” al cerebro que sigue funcionando. Estas pretensiones recuerdan a los experimentos realizados por Castel en Plan de evasión, quien, en un afán por vencer a la muerte, busca transformar a los prisioneros de la isla donde se desarrolla la novela. Asimismo, la crónica “El teatro universal” parece llevar al extremo la propuesta de La invención de Morel, al volver el mundo un teatro absurdo donde todo es una representación y escritura de la realidad.


En 1977 vio la luz el último libro ficcional de la colaboración entre Borges y Bioy, Nuevos cuentos de Bustos Domecq, que reúne nueve relatos entre los cuales destaca “La fiesta del monstruo”, historia de corte realista que podría emparentarse con “El matadero” de Echeverría por su crítica al poder, y “El hijo de su amigo” que pone en evidencia la ambigüedad moral de toda una sociedad. No puedo dejar de mencionar que en este volumen se incluye el cuento “Penumbra y pompa” donde se produce el encuentro entre los personajes Bustos Domecq, perseguido por sus estafas, y don Isidro Parodi, quien tranquilamente se ha fugado de la prisión.


La constante colaboración entre ambos escritores también se vio reflejada en varios prólogos y antologías.16 Como lo señaló el propio Borges, el trabajo en conjunto solo fue posible gracias al abandono del ego y la consolidación de la franqueza establecida entre los amigos. Esto no significa que alguno haya dejado de lado su visión sobre la literatura, sino que, quizá, apostaron por hacer ellos mismos su propia crítica: el reflejo distorsionado de una escritura, otra más de las innumerables e inquietantes lecciones de estos grandes escritores. ~


Numerosos estudios existen al respecto: el exhaustivo libro de Cristina Parodi (Borges-Bioy en contexto. Una lectura guiada de H. Bustos Domecq y B. Suárez Lynch, 2018), la excelente tesis de María del Carmen Marengo “La obra de Bustos Domecq y B. Suárez Lynch. Problematización estética y campo cultural” (2002) o los incisivos trabajos de Gonzalo Aguilar, Rosa Pellicer, Jaime Alazraki, Daniel Balderston, Sylvia Saítta, entre otros importantes críticos.

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 El nombre se construye con base en los de dos antepasados de los escritores: “Domecq era el nombre de un bisabuelo de Bioy y Bustos de un bisabuelo mío cordobés” en “Honorio Bustos Domecq. Testimonios y lecturas”. El seudónimo de Suárez Lynch tiene este mismo origen. Disponible en www.borges.pitt.edu.

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 Es una tarea pendiente estudiar esta triangulación: la influencia de los juicios y opiniones de Silvina Ocampo, así como su participación en la elaboración de la Antología de la literatura fantástica y su personal manera de “alejarse” del modo fantástico propuesto por Borges y Bioy.

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 “Honorio Bustos Domecq. Testimonios y lecturas”. Disponible en www.borges.pitt.edu.

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 Alan Pauls, “Prólogo” en Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Alias. Obra completa en colaboración, Barcelona, Lumen/Penguin Ramdom House, 2023. Todas las citas posteriores pertenecen a este volumen.

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 “Honorio Bustos Domecq. Testimonios y lecturas”, op. cit.

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Ibidem ↩︎

El riguroso análisis de esta novela que hace María del Carmen Marengo, además de aclarar algunos aspectos relevantes sobre la publicación el mismo año de Dos fantasías memorables y Un modelo para la muerte, destaca los principales objetivos críticos hacia los cuales Borges y Bioy dirigen sus dardos: el nacionalismo, la pugna entre estéticas hegemónicas diversas (modernismo, decadentismo), las poses escriturales, etc.

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 Alonso Díaz de la Vega resume la colaboración de Borges y Bioy como guionistas de la siguiente manera: “Juntos, los maestros argentinos escribieron cuatro guiones para cine: Los orilleros y El paraíso de los creyentes, quese publicaron en un libro en 1955, y luego idearon un par de películas para el director Hugo Santiago: Invasión (1969) y Los otros (1974). Los orilleros, escrita en 1939 (sic), se convertiría en 1975 en un filme de Ricardo Luna.” Disponible en www.moreliafilmfest.com.

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 Para un excelente análisis de estas crónicas, véase Gonzalo Aguilar, “La disolución del arte (sobre Crónicas de Bustos Domecq)”. Disponible en www.borges.pitt.edu.

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 Patricio Esteve, “Introducción al esperpento (La pipa de Kif)”, en Ramón M. del Valle-Inclán, 1866-1966. Crítica e interpretación. Estudios reunidos en conmemoración del centenario, Buenos Aires, Universidad de La Plata, 1967, p. 282.

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 Jorge Luis Borges, “Pierre Menard, autor del Quijote”, en Cuentos completos, México, Lumen, 2011, p. 114.

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 Jorge Luis Borges, op. cit., p. 112.

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La anécdota que dio origen a la noción estética del esperpento se encuentra narrada por su creador Ramón María del Valle-Inclán en Luces de bohemia (1924), donde Max, personaje central, al pasar por el llamado callejón del Gato en Madrid, ve su reflejo distorsionado en un espejo cóncavo.

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 Jorge Luis Borges, “Funes el memorioso”, en Cuentos completos, pp. 169-170.

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A lo que deben agregarse los más de cien textos (la mayoría muy breves) que conforman el volumen Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Museo. Textos inéditos, edición al cuidado de Sara Luisa del Carril y Mercedes Rubio de Zocchi, Buenos Aires, Emecé, 2002, que reúne, entre otros, trabajos publicados en las revistas Destiempo y Los Anales de Buenos Aires


miércoles, 13 de agosto de 2025

COLECTFICCION SOBREPASANDO LOS LÍMITES DE LA AUTOFICCION ( PRISCILLA GAC-ARTIGAS -ED-)

 


Esta es una antología de ensayos a partir de la autoficción, ese  "pacto oximorónico" o contradictorio asociando dos tipos de narraciones opuestas: un relato fundado, como la autobiografía, sobre el principio de las tres identidades (el autor es también el narrador y el personaje principal), que sin embargo es ficción en sus modalidades narrativas y en sus paratextos (título, textos de solapa, contratapa, etc.). Se le llama también "novela personal", pues se trata de un cruce entre un relato real de la vida del autor paralelo a una experiencia ficticia creada o vivida por este. Realizo la explicación por ser pertinente aclrarla como forma creativa que se ha impuesto a partir de los lineamiento realizados por el crítico  Serge Doubrovsky, quien fue el crítico que creo el termino, en sus contextos más connotados.

Cuando se utiliza la Colectficción, la compiladora de este interesante libro de crítica literaria, explica cómo nació el mismo como a priori para sus lectores: "Término que acuñamos en el 2017 para describir las obras que, sobrepasando los límites de la autoficción, proponen un nuevo pacto de lectura en el cual, a través de la utilización de recursos discursivos, lúdicos y de experimentación, se invita al lector a participar activamente en la reconfiguración de la historia propuesta. En esta nueva modalidad de contar realidad(es) y ficción(ones), de relatar y reconfigurar historias, se transgreden los confines restrictivos del “yo” de la autoficción en aras de un abarcador y político “nosotros”. 

Desde el nuevo canon de la literatura hispanoamericana (Esta elucidación y límite crítico lo imponen para este estudio) ""publicamos tres artículos en los que fueron germinando las semillas de lo que, concluimos, caracteriza esta nueva modalidad de escritura. El primero trataba sobre la novela del autor colombiano Juan Gabriel Vázquez, "El ruido de las cosas al caer", y el narrador como recolector y relator de signos —a imagen del historiador concebido por Roland Barthes (El discurso de la historia, 1994) — en la reconfiguración de una época histórica. El segundo era un trabajo comparativo sobre metaficción y autorreferencialidad en dos novelas del cono sur: "El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia", del argentino Patricio Pron, y Formas de volver a casa, del chileno Alejandro Zambra3. Y el tercero trataba sobre la obra "Poco hombre", Pedro Lemebel, "Crónicas escogidas", de dicho escritor chileno"".

Es un proceso de búsqueda, de entender cómo se estaba dando un nuevo estilo creativo que cuenta cono más participación del lector, que lo obliga a ser un actor pasivo en ese dúo escritor-lector, como paralelo inexorable. "Cada estudio nos fue entregando claves de lo que se estaba produciendo en la literatura hispanoamericana, sobre todo la que se movía entre las aguas de las escrituras del yo, en particular las de ficción autorreferencial y autoficción. A través de las conexiones establecidas entre todas estas obras presentíamos que la autoficción en Hispanoamérica buscaba un nuevo “itinerario”, para utilizar el término empleado por Manuel Alberca al hablar del viraje hacia la autobiografía que tuvo lugar en la literatura española en años recientes (2017:15); aún no lográbamos aprehenderlo y conceptualizarlo, aunque sí intuíamos que se caminaba hacia algo nuevo".

Está claro "La riqueza multidimensional de los trabajos aquí comprendidos —diversidad geográfica de los autores estudiados y de los medios creativos analizados (literatura, cine, arte y fotografía); interdisciplinaridad; e inclusión de análisis tan necesarios como oportunos sobre literatura gay y trans— convierte este volumen en punta de lanza en el estudio de este nuevo itinerario transitado por la literatura y las artes hispánicas desde finales del siglo XX, donde, junto al lector, se busca reconfigurar la colectficción de una época".

El texto desde su introducción es un bocado para aquellos lectores y estudiantes de literatura, filólogos, como herramienta de elucidación crítica. 

Este es el índice:

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sábado, 9 de agosto de 2025

ENTRE LA LOCURA Y LA RAZON DIMENSIONES PARA SER MÁS GRANDE Y COHERENTE CON MI MUNDO INTERIOR (VALENTINA LONDOÑO)

 El ser humano está conformado por unas dimensiones que interactúan entre sí: El cuerpo físico, la mente y el aspecto emocional, entre muchas. La capacidad de conocerse tienen que ver siempre con ellas. Me ha pasado con la literatura y con las personas, que muchas veces una sola mirada, una conversación muy corta, un texto simple me enseñan más, que muchas disertaciones largas o textos con pretensiones de ser  profundos. En todo caso la experiencia es la puerta a la comprensión de la vida. Con Valentina me sucedió algo inusual. La conocí entre los estertores de la rutina, en un lugar donde busco refugio y soledad. Ella, es una mujer hermosa, con una actitud indescifrable que despierta mil interrogantes y muchas suspicacias, tiene la facultad de enamorar sólo con la presencia a muchas personas. La misma virtud de Beatriz que enloqueció a Dante Aligueri, el escritor de la "Divina Comedia" y fundador de la lengua Italiana. Como pasa con los encantos, con las grandes historias, lo que nace por ello, termina en tragedia. Eso le pasa a esta hermosa mujer. Las personas siempre esperan más de lo que puede entregar, muy a pesar que nunca esta de oferta. 

Vale, hija de una pareja, que se reunió en Medellín en circunstanciales difíciles, emprendedores por naturaleza, el venía de Armenia, ella una paisa a carta cabal. Se enamoraron y se casaron. Ahora, intento adivinar, fue en los convulsos años de la década de los 90 del siglo pasado, que por razones que no puedo explicar, al final, su hija, años después, terminó estudiando en el famoso colegio 10 de mayo del barrio Agua Blanca en Cali, donde se graduó de bachiller. Es una comuna convulsa, de alguna manera es la síntesis del país, se vive lo divino y el pecado, la virtud y la traición. El ser humano allí siempre está cercano a la muerte y la vida nace de la guerra, la gente permanece en una euforia perpetua, es el barrio de la juventud que haría los procesos más resistentes contra los poderes enquistados de este país, paró a todo una nación tan solo hace tres años. De este sitio Vale recogió, todo lo que la hace fuerte y le permite sobrevivir a las vicisitudes de la vida. Hay una sentencia famosa, de la gran filósofa Hanna Arend para esta experiencia: "Distingue entre las actividades humanas: "labor, trabajo y acción. La labor corresponde a las necesidades biológicas, el trabajo, a la producción material, y la acción a la actividad política y la interacción en la esfera pública, la vida en general se debe a la coherencia con su interior. La acción, en su visión, es la forma más elevada del ser, porque permite la pluralidad, la libertad y la creatividad". El Distrito le enseñó a ser una mujer de acción, con decisiones, no importa que pase, una vez tomadas, no hay vuelta atrás, cuando llegan, retroceder no es una posibilidad. En estos momentos vive en el municipio de Bello en Antioquia, muy cerca de Medallo. Se que es una experta en el mundo digital, en las redes y por naturaleza una excelente vendedora. Es un mundo imaginario y fantasioso, pero, le ayuda a escapar de los avatares de una realidad difícil y a sobrevivir de acuerdo a sus gustos y aspiraciones. 

Es un hecho, las mujeres Hermosas siempre tratan de huir de los estereotipos, pese a que muy pocas lo logran. Son conscientes que el concepto de la banalidad del mal ha cambiado, pues las miradas que reciben están llenas de intereses no santos, la forma en que se comprende la complicidad y la responsabilidad, tiene que ver con esto, ser cómplice de alguien o de una pareja, implica recibir lo bueno y lo malo, pero como los negocios, cada quien espera entregar algo y recibir demasiado. 

La conocí en una conversación que no duró más de cuarenta minutos. Me puso a pensar en "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen. Recordé a propósito de este libro una frase que creo describe a Vale en ciertos momentos: "Es un asunto muy desdichado y probablemente será muy comentado; pero hemos de sobreponernos a la oleada de la malicia y derramar sobre nuestros pechos heridos el bálsamo del consuelo fraternal". Sus padres son ese bálsamo que siempre le da consuelo.

También me evocó a Mata Hari, esa expía que engañó en la segunda guerra mundial, a Aliados y a Nazis. No por perversidad, sino por estar en una encrucijada de hombres absolutamente perversos. En la vida, más en esta sociedad de consumo, entre la auto explotación, la vanidad y la trama, debemos necesariamente de armarnos de mecanismos para sobrevivir, solo esto nos permite resistir. Vale, ha guardado y callado muchas veces, sobre todo frente a personas muy cercanas y a quienes nos les da el gusto de replicar. Esto en ocasiones le atormenta mucho.

Por Cioran he sabido que no son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente con el tiempo. De la misma forma, encontrarse con personas que por su naturaleza, siempre nos llevan a pensar, es una forma de aprender. Eso me enseñó Valentina Londoño, en un solo día, con su belleza, desparpajo y esa forma tan bella de ser. Gracias a la tienda de Karen conozco personas indescifrables y amables, ojala este lugar, mantenga su encanto.


domingo, 27 de julio de 2025

QUERIDAS LECTORAS,QUERIDOS LECTORES (ANAGRAMA 18 DE JULIO 2025)

 


«Después de un verano abrasador, las cascadas están secas y la vegetación bastante marchita», escribe Oliver Sacks a sus padres, en una carta del 29 de septiembre de 1960. Habla del parque nacional de Yosemite, donde ha ido a pasar el fin de semana. El paraíso californiano no es como se lo esperaba: el agua no cae por las cascadas, y las plantas y los árboles están secos, adormecidos. A pesar de esa imagen decadente, al sentirse inmerso en la arboleda de secuoyas gigantes, unos seres de cuatro mil años de edad, enormes, con treinta y tres metros de circunferencia, tan viejos, el neurólogo escribe que tiene la impresión de que deben poseer algo de conciencia, «aunque solo sea de la luz, el crecimiento y el dolor».

Cuando Sacks escribió esta correspondencia, recogida en el libro Cartas, el término «ecoansiedad», que se ha popularizado en los últimos años para hacer referencia a la ansiedad crónica relacionada con la crisis ambiental y civilizatoria (especialmente el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la degradación del medio ambiente), todavía no existía. En 2017, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) publicó un estudio titulado «Mental Health and Our Changing Climate», que sirvió como punto de partida para varias indagaciones de sociólogos, psicólogos y activistas climáticos. En esta investigación fundacional se describe cómo el cambio climático tiene grandes impactos en los humanos, en el ámbito individual y en el ámbito comunitario y social.


Sacks no utiliza el término porque entonces, en los años sesenta, tampoco se tenía la conciencia colectiva que existe hoy sobre el colapso climático: unas cascadas secas y una vegetación marchita no generaban en el observador la sensación de que el mundo se estaba acabando de una manera implacable. De hecho, la «ecoansiedad» se define por el miedo constante al futuro ambiental, la sensación de impotencia o desesperanza ante la imposibilidad del cambio, la culpa ecológica (esa sensación de ser, irremediablemente, parte del problema), la ira o la frustración hacia las empresas o personas que ignoran la crisis, y, en algunos casos, incluso puede provocar ataques de ansiedad, insomnio o depresión. 


¿Cómo describiría hoy Oliver Sacks el parque de Yosemite después de un verano abrasador? ¿Cómo retrataría la angustia, el agobio, la sensación de final al percibir los fuegos que devoran los bosques del mundo? Tal vez la pregunta sea si todavía queda algo que decir.


NOVEDADES

DE LA SEMANA



Esta semana publicamos en formato audiolibro Memoria estremecida, de Jesús Moncada, uno de los autores catalanes más importantes y galardonados del siglo XX. A partir de un oscuro crimen en 1877, la historia revive los mitos, las culpas y las voces de una localidad de Zaragoza, creando así un mundo mítico en el que imaginación y realidad se entrelazan. Una espléndida novela sobre el peso de la memoria y los secretos que persisten. La traducción es de Pepe Ferreras y la narración de Frank Capdet, Roser Batalla y Pablo Adán.

Píldoras

Para este día


La era de la ebullición


El mes de julio empezó con una ola de sofocante calor en toda España. En Grecia, se descontrolaban los incendios que ardían en Atenas y Creta y que exigían evacuar a más de cinco mil personas. En Barcelona, se registró la temperatura más alta de toda la historia en un mes de junio. En 2023, el secretario general de la ONU, António Guterres, sentenció: «La era del calentamiento global ha terminado. La era de la ebullición global ha llegado». Hay, aun así, relatos que intentan huir del apocalipsis, como el de Hannah Ritchie en El mundo no se acaba, un ensayo que demuestra con datos cómo podemos todavía revertir el destino y encontrar respuestas correctas y cambios necesarios para sobreponernos al ruido que pronostica nuestro final.

Cli-fi

Si las siglas «Sci-Fi» son la abreviación del término inglés science fiction, las siglas «cli-fi» hacen referencia a lo que podemos definir como ficción climática, climate fiction, un subgénero dentro de la ciencia ficción o de la literatura especulativa que imagina escenarios relacionados con el cambio climático. Tramas que se ubican en el presente, pasado o futuro, en tiempos indeterminados, y que muestran los impactos sociales, económicos y ecológicos del calentamiento global y la crisis civilizatoria. Algunos han calificado La carretera, de Cormac McCarthy, como uno de los primeros ejemplos de este subgénero, pero hay otros grandes ejemplos, como El ministerio del futuro de Kim Stanley Robinson o La parábola del sembrador de Octavia E. Butler. En Anagrama podríamos inscribir en este género el libro La infancia del mundo de Michel Nieva.

Los humanos: una minoría dominante

El escritor y filósofo Ailton Krenak, ecologista y activista indígena del pueblo Krenak en Brasil, escribió que, cuando afirmamos que nos hemos cargado el mundo, no somos del todo precisos: la sentencia solamente sería cierta si al decir «nosotros, los humanos», nos refiriéramos al club exclusivo de la minoría dominante. Las subhumanidades, en términos del filósofo, aquellos que quedan fuera de este clan, no han causado la destrucción, pero han sido, en cambio, los primeros en sufrirla. Son también subhumanos aquellos que han imaginado otras formas de estar en el mundo, otras nuevas ideas para encontrarnos y existir: contra la agencia destructora, responsabilidad creadora.



Contra toda esperanza

En un titular en El País, Eliane Brum, la periodista y documentalista que se mudó de São Paulo a Altamira, el epicentro de la destrucción de la Amazonia, dijo que la esperanza no nos salvará. Brum, autora de La Amazonia, un magnífico retrato de la devastación del pulmón del mundo, considera que la esperanza se ha convertido en un objeto de consumo más. Una falsa redención: terminar las conversaciones tristes con finales esperanzadores, insistir en la esperanza para no quedarse con mal gusto de boca, no son sino mentiras que trabajan como si el tiempo no dejara rastro al avanzar. Por eso dice Brum que viene desde el futuro: para advertir que las comunidades indígenas que sobreviven al fin del mundo desde hace más de quinientos años, cuando llegaron los colonizadores, no lo hacen a base de esperanza, sino de lucha.

Esther García Llovet gana el Premio Celsius

Los guapos, de Esther García Llovet, ha ganado el Premio Celsius a la mejor obra de ciencia ficción y fantasía en la Semana Negra de Gijón. En palabras del jurado, «con un estilo personalísimo, Los guapos, se adentra en lo fantástico desde la cotidianidad más reconocible» y tiene la «capacidad de generar una atmósfera extraña e inquietante a partir de lo real, dando forma a una novela que escapa a las etiquetas convencionales y se consolida como una de las propuestas más originales del año en el panorama fantástico».






sábado, 19 de julio de 2025

CAROLINA

la tienda de Karen suscita siempre sorpresas, como punto de encuentro en una ciudad siempre convulsa, te puedes encontrar con personas o hechos inolvidables. Desde hace muchos días conocí a una mujer que me depara inquietudes a granel, no solo por su belleza, sino por su inteligencia, su agudeza y esa manera extraña de comportarse frente a lo cotidiano. La gente que es poco ortodoxa y va en contra de una sociedad arribista, me encanta. Odio los arquetipos sociales convencionales.

Carolina es muy joven. Vive en el barrio Conquistadores de Medellín. Tiene ojos azules, rompen cualquier resistencia, delgada, pero no flaca, con un rostro bello, de pocas palabras, pero certera, siempre con una cordialidad que quiebra los esquemas. Anda en una bicicleta que me recuerda a María Curie y Anni londonberry. En sus movimientos parece exponer esos momento que nos regalo Audrey Hepburn en "Vacaciones  a Roma" con Gregory Peck, alegre, con palabras cargadas de inteligencia y te sorprende de súbito, con afirmaciones que sobresalen por lo candentes.

Es difícil escribir de alguien que realmente no conoces a cabalidad pero que te encanta por lo que te deja en rutinas alocadas y llenas de licor, como cuando nos queremos morir, sin dejar rastro. Te marca, es una huella indeleble. Siempre fresca, parece a pesar de las dudas que guarda, tener todo resuelto. Ella me evoca a Judit Bluter. Con su obra “El género en disputa” (1990), desafió las nociones tradicionales de género y sexo, proponiendo una teoría centrada en la performatividad de género que revolucionaría el pensamiento feminista y daría origen a la teoría queer. Su trabajo trasciende las fronteras académicas, influyendo profundamente en movimientos sociales, políticas de identidad y debates culturales en todo el mundo.

Ayer, conversamos sobre lo divino y lo humano. Cuando hablo con ella, me deja interrogantes que me permiten después indagar en presupuestos nuevos. Su conversación es una puerta abierta a temas múltiples. Dentro de la tragedia que significa vivir en una sociedad que definitivamente no nos acepta, pienso o me pregunto, igual conmigo, en que terminará la vida de Carolina.

domingo, 13 de julio de 2025

SER EN CUARENTA SEGUNDOS CÓMO ENTRAR AL SILENCIO LUIS RODRIGO YÉPES

 Alguna vez leí en un libro de ensayos de Juan José Millas, que, muchas veces a los escritores, nos toca hacer algunos trabajos por encargo. Algunos suelen ser  muy gratos y se convierten en verdaderos descubrimientos. Este es uno de ellos. 

El libro "Ser en cuarenta segundos y cómo entrar al silencio" de Luis Rodrigo Yepes, nació de un hecho puntual, de una experiencia cercana a la muerte del autor. No solo es una narración de este hecho concreto, sino a la vez, es una develación lúcida de una experiencia inédita para él, es el descubrimiento de sus múltiples significantes, después de 30 años de desciframientos. Estudia profundamente lo que pasó, lo articula con elucidaciones sobre la relación del ser con el todo o con la divinidad, desde una perspectiva metafísica y cuántica. Realmente nos describe con absoluta claridad nuestra relación con el todo.

El autor, en un a priori lúcido a su texto expresa: "La EXPERIENCIA es la puerta de entrada a la comprensión de la vida y producto de esta vivencia, parte, para una comprensión que, va más allá de las palabras, los conceptos y las enseñanzas de expertos. Es una invitación directa al lector a sentir la vida en este momento atemporal, dejando que el corazón sea el guía y motor de sus acciones".

Luis Rodrigo Yépez, es muy ordenado en su texto. El libro es mucho más que un develamiento, es un aprendizaje. Nos toma de la mano y no solo nos acerca a una ECM, sino paso a paso, va explicando el ser desde su estructura mínima hasta las relaciones puntuales con el universo, la energía, el tiempo espacio, hasta llegar a la supra-conciencia, desde la física cuántica, para dejarnos ver una realidad que va mucho más allá de la que usualmente pensamos que existe.  

La estructura textual es precisa. Lo explica de antemano LRY. "Esta ECM la describe paso a paso en las tres partes en que ha dividido el libro:

● La primera parte, hace referencia a la relación con el cuerpo físico (cerebro-corazón-microbiota), a las emociones, al alma, a la mente, al espíritu y a la 

conciencia.

● En la segunda, vemos su interpretación con el cuerpo cuántico, donde la atención, la intención y la observación están relacionadas con la materia, la energía y la frecuencia vibratoria. 

También se explica la relación “Objeto-Cuerpo” con el Sujeto observador, y su conexión con otros cuerpos y observadores en el campo invisible.

● En la tercera, se muestra cómo la integración del observador con lo observado conecta al individuo con la esencia y permite visualizar la consciencia universal. Se aprecia cómo la verdadera realidad es la luz del ser que surge desde dentro como una conciencia, como una profunda realidad".

En alguna parte lo precisa aún más y sobre todo, desde donde percibimos la existencia: "El yo biológico, el yo cuántico y el consciente". Parte de tres preguntas, que me recuerda a Kant, el filosofo Alemán: 

Quién soy ?

Qué hago aquí?

Qué veo aquí?

Por este camino, el quién soy, revela  la relación entre el cuerpo físico, la mente, las emociones, el alma y la conciencia. El qué hago aquí, la conexión entre mente, cuerpo y espíritu, destacando la importancia de las emociones para trascender. Y por último. El qué veo aquí, Aborda el misterio de lo invisible y la relación entre el observador y lo observado.

En este contexto es importante establecer los ejes en que se mueve este proceso de develamiento,  los descubrimientos entregados, desde un proceso de estudio harto minucioso, refleja con lujo de detalles, la relación del ser con la realidad. Sus ejes textuales, son para el silencio, la observación, no hacer nada y algunos otras, todos de suma importancia. Trabaja el autor por esta vía, la articulación sobre el adentro y el afuera. 

La narrativa del texto se mueve alrededor de dos vías paralelas, una de aprendizaje y otra, de elucidación. Comienza con la experiencia cercana a la muerte. Es explícito, claro y revela los significantes y la experiencia profundas del ser en tan solo 40 segundos, que son infinitos, sí se quiere o por que no decirlo, si comprendemos bien este libro.  

Se va desgranando su realidad y nos entrega hechos de su vida reales y a partir de un contexto especifico: "Esta nueva persona se sentó en la cama y empezó a repasar quién era; entonces, me di cuenta que: era sobrino, a la vez que también era padre, esposo, hijo, hermano, amigo, incluso, ingeniero, profesor, etc. Tenía muchos objetos y, en consecuencia, hacía lo que se debía hacer".

Termina escrutando, un concepto vital: El se ahí: "El ser humano está conformado por unas dimensiones que interactúan entre sí: el cuerpo físico, la mente y el aspecto emocional, son tres de ellos. Estás dimensiones trabajan unidas, en gran medida reguladas por el sistema nervioso autónomo que controla funciones automáticas del cuerpo físico". Explica su funcionamiento: El sistema nervioso simpático y el parasimpático. No va haciendo énfasis sobre determinados proceso vitales para llegar a la supra-conciencia: El conocimiento del cuerpo, la necesidad del silencio, la importancia de la respiración, del callar, de observar, de soltar y por supuesto de la meditación.

Todos los días cargamos con este ser, pero, qué es la vida y la muerte. Dice LRY, La “Muerte” no es el fin, sino la liberación; un proceso natural que permite que la energía se transforme. Cada existencia es una nueva oportunidad para experimentar un patrón específico, para aprender y trascender. Debemos entender que la “Vida” es un movimiento constante"." Vida” proviene del vocablo indoeuropeo "Leip", que significa “permanecer en movimiento”; por otro lado, la palabra "Muerte" alude al cese de ese flujo, una pausa necesaria para reconfigurarnos". 

Realmente este es un texto fascinante y no quisiera sino que mis lectores lo leyeran, esta disquisición es apenas un abrebocas. Por ejemplo, el autor trata con claridad meridiana la relación del cerebro con el corazón,  pocos saben que tiene neuronitas sensoriales, entonces, piensa. Lo precede la relación cuerpo-mente, el ego, lo sensorial........Es mucho en muy poco texto. No cabe duda.

La segunda parte nos va llevando por el camino del conocimiento del espíritu en sus facetas completas, sus articulaciones, desde lo que somos: Ego-objeto y lo que podremos ser. Son elocuentes las claves que nos entrega el autor sin ninguna evasión y siempre como un aprendizaje, que sentimos debe ser inexorable.

En la tercera parte del libro el autor quiere llevarnos a conocer, qué es la conciencia y la supra-conciencia. El capitulo es bien estructurado, con mucho carácter pedagógico y parte de su experiencia espiritual. Dice el autor como en una especie de prolegómenos: "El camino hacia la verdad espiritual exige silencio, unidad y una conciencia que abrace lo inefable". Mejor, el mapa de la conciencia representa una innovadora síntesis entre ciencia, espiritualidad y experiencia humana. Su creación se basa en la observación de que los seres humanos pueden resonar con distintos niveles de verdad a través de su sistema neuromuscular, una idea explorada mediante la kinesiología aplicada". 

La relación del observador con lo observado, del pensador y el pensamiento. La unidad como única totalidad. Conceptos que nos ayudarán a entender mejor nuestra realidad y relación con el mundo, el universo y el todo.

La tercera parte del libro constituye un repositorio, sentimos a cabalidad, hasta donde nos quería llegar el autor con este aprendizaje a partir de una experiencia, con el estudio, de un hecho determinado, que lo llevó a un proceso de conocimiento profundo del ser. 

Hay un acápite del mismo que es muy lúcido: "En el campo de potencialidad pura, el observador, el proceso de observación y el objeto observado están presentes, pero no se manifiestan. El observador domina la experiencia; el observador y lo observado son uno; el espectador y el paisaje son uno; el conocedor y el objeto de conocimiento son uno; la persona que ama y la amada". son uno. “LA META ÚLTIMA DE LA CONSCIENCIA ES LA EXPERIENCIA.

Hay muchas variables importantes en el texto que una vez leído en su totalidad se nos quedan como referencias obligadas en la vida: El conocimiento de la relación del cuerpo y el espíritu, el observar, el silencio, el callar, la pausa, la relación del cerebro con el corazón, el concepto de Ikigai (razón de ser) conecta cuatro áreas clave, a saber: lo que amas, lo que el mundo necesita, en lo que eres bueno y por lo que te pueden pagar.....En fin, hay que leerlo.

 Sólo deseo dejar aspectos que inciten a su la lectura. Haré una presentación con el autor a través de la red, que por este medio comunicaré a mis lectores, el día y la hora.

SER EN CUARENTA SEGUNDOS - FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS - Podcast en iVoox