miércoles, 26 de marzo de 2025

LAS RUTINAS E INOCENCIAS DE UNA LONGEVIDAD TRÁGICA

 Cualquier generación anterior a los sesenta del siglo pasado envidiaría los avances de la ciencia medica que nos permiten tener índices de vida sana, lucidez, hasta los 75 años e incluso en paises azules (Con altos grados de longevidad y sanidad mental), mucho más.  

Pero está claro que cada vez sobrevivir en términos mentales sanos, a las incertidumbres del mundo moderno es más difícil. Los viejos terminamos solos, no por razones de abandono, ni siquiera por indolencias de nuestros pares, es simplemente por que el estado, la sociedad,  cada vez están menos preparados para este gran sector de la humanidad que crece en términos exponenciales.

En estos momentos la crisis económica de la mayoría de paises,  de la democracia en términos generales y por lo tanto del estado, generan una especie de prioridades especificas, urgentes, en donde los viejos no cuentan. La situación lleva a exponer buena parte de un sector de esta población a situaciones limites, en muchos casos de indigencia y en otros de abandono en casas geriátricas de dudosa ortografía. 

Más lentos, aún lucidos y por lo tanto con certezas claras de lo que hemos perdido en términos sociales, la suerte de nosotros no debe depender, sino de nosotros mismos. Las políticas sociales del estado, en el caso de Colombia no cubren la totalidad de esta población, son escazas frente a la magnitud del problema. Pero no es a través de la victimización que salimos adelante, lo poco de vital que nos queda nos debe dar la energía para pronunciarnos, tenemos la experiencia y muchas herramientas acumuladas en la vida. Se les olvida que en muy poco tiempo, seremos más los viejos que los jóvenes. las políticas sociales deben ser dirigidas a toda la sociedad, nos deberían cubrir, desde que nacemos hasta que morimos. No es así y ahora  se expresa a cabalidad en "La sociedad del cansancio", el filósofo surcoreano Byung-Chul Han, quien describe cómo la modernidad digital ha transformado la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Según Han, hemos pasado de una sociedad disciplinaria, basada en la represión y el control externo, a una sociedad del rendimiento, donde el individuo se autoexplora y se autoexige en busca de la máxima productividad. Este cambio, aunque parece liberador, ha generado una nueva forma de agotamiento y alienación. Y nosotros dónde quedamos en este mundo mediatizado por las redes.

Hoy me levante pensando en los viejos, ví en el parque de las luces de Medellín muchos de ellos abandonados, solitarios y tristes. Me mire que parte de ellos llevo escrito en mi inconsciente....Nada fácil de responder.

viernes, 14 de marzo de 2025

CONVERSATORIO DE PRENSA BIBLIOTECA EPM DE MEDELLÍN CONCIENCIA Y SOCIEDAD

A mi amigo Juan Carlos Betancur

 Los grandes eventos sociales de la humanidad han salido de encuentros entre hombres inquietos, círculos de gente preocupada  por lo que sucede en su entorno e incluso por lo que está pasando en el mundo y cómo les afecta. Las tertulias en el contexto de la independencia de Colombia fueron espacios de encuentro donde se discutían ideas políticas, sociales y culturales que promovieron el pensamiento libertario y la búsqueda de autonomía frente al dominio español. Estas reuniones se llevaron a cabo en diversas ciudades, pero especialmente en Bogotá, donde se concentraban pensadores, intelectuales y militares que compartían sus ideas y preocupaciones sobre la situación colonial. Hubo igualmente famosas, como aquellas que antecedieron a la revolución francesa, lo mismo pasó antes de la independencia de los Estados Unidos. Ni que hablar en materia intelectual y de letras, las del café central de Viena, el Tortoni de Buenos Aires, el café de Flore en París, el automático en Bogotá.

En la biblioteca EPM de Medellín hay una reunión todos los viernes a las 10.30 AM que convoca a gente preocupada por lo que pasa en el país, en el mundo y cómo nos toca de alguna manera, no sólo desde la perspectiva sociológica y política, sino de manera individual. Es un grupo, variopinto: Abogados, educadores, trabajadores comunes, desempleados, ajedrecistas consumados, ingenieros, quienes por gracia de la divina providencia, sobreviven a un país atribulado desde que nació como republica, por mil violencias entrecruzadas, en medio de una sociedad que ha demostrado una capacidad para resistirlas, para anteponerse a esa realidad cercana al caos pero que, paradójicamente  sale adelante entre balas y sucesos inenarrables.

Fredy Ochoa la modera con inteligencia y carácter, promueve el libre ejercicio de la opinión, el respeto entre pares, evita los radicalismo tan frecuentes en nuestra clase política, las posiciones manidas como costumbre para imponer argumentos. Desde este año ha creado en el comienzo de cada conversatorio entradas sobre temas diversos, expuestos en cinco minutos, en una labor pedagógica encomiable.

He llegado a la conclusión que la toma de conciencia de un grupo humano, desde la perspectiva sociológica, se refiere al proceso mediante el cual los miembros de un grupo llegan a reconocer y entender su identidad colectiva, sus intereses compartidos, y la situación social en la que se encuentran. Este proceso puede abarcar varias dimensiones, que incluyen la conciencia de clase, la identidad étnica, la conciencia política, entre otras. Se da a través de la interacción entre los miembros del grupo. Las conversaciones, las experiencias compartidas y la comunicación son fundamentales para que los individuos reconozcan que comparten intereses y condiciones similares. Como: Educación y socialización, narrativas comunes y una profunda reflexión crítica.

Que buen aporte este conversatorio, sobre todo en una sociedad que necesita inexorablemente ser pensada, profundos cambios en la manera de resolver nuestros problemas y una vuelta a lo que nos une quitándole énfasis a lo que nos diferencia o por lo menos respetando las mismas. Ojala dejemos de matarnos impunemente. Espero este conversatorio persista.  





jueves, 27 de febrero de 2025

QUERIDAS LECTORAS QUERIDOS LECTORES (ANAGRAMA 21 DE FEBRERO 2025)

 


Puede que ya hayan pasado los años de oro del poliamor y las relaciones abiertas, esos tiempos en los que se leían manuales sobre cómo querernos mejor, por qué era importante multiplicar los afectos, en qué sentido la monogamia era peliaguda y de qué manera se podían gestionar los celos en una relación: se publicaron libros, ensayos, artículos, y a todas horas aparecían talleres, conferencias y asambleas para discutir las nuevas formas relacionales que venían para cuestionar la familia y los roles históricos de la pareja. Anarquía relacional, metamor, polifake, jerarquía… eran palabras que gestaban un nuevo léxico para el amor.


Unos años más tarde, nos preguntamos qué ha quedado de todo eso en las relaciones de hoy. La socióloga Eva Illouz ha descrito a lo largo de toda su obra, en ensayos como Por qué duele el amor, Intimidades congeladas o El fin del amor, de qué manera el capitalismo ha transformado las emociones y las ha mercantilizado, y cómo la psicologización del yo, con la moda de la terapia y la autoayuda, ha promovido una visión individualista de las emociones. ¿Es todavía posible emocionarse con historias románticas de final feliz?


Soñadores de Bertolucci

Hay algo, aun así, que Illouz no ha llegado a tratar en su obra, publicada a lo largo de la primera década de los 2000, porque es de rabiosa actualidad: la moda reciente que canta el lema de «monogamia o bala», que hace referencia, entre las generaciones más jóvenes, al deseo de una relación cerrada, lejos de todo ese glosario de las nuevas relaciones alternativas. ¿A qué se debe el regreso enérgico de los vínculos monógamos y cerrados que aspiran a los objetivos de la pareja tradicional? ¿Por qué insistimos en desear como deseaban nuestros padres?


Hay quien dice que es una reacción pendular, lógica, a los años en los que tener varias parejas era lo normal, esa década brillante del 2010. Hay también quien relaciona el término con un lenguaje de memes y de ironía virtual. Y hay, en cambio, quien habla de una deriva conservadora en las relaciones amorosas actuales, tal y como demuestran otros fenómenos virales como las tradwives, que comparten su aparente vida feliz de ama de casa en las redes sociales. Sea como sea, es evidente que el paradigma del amor ha mutado y se ha instalado en una nueva etapa que aún no podemos juzgar con distancia. 


El deseo siempre opera acercándose a lo que es difícil, complicado, a lo que se resiste a ser capturado: ¿puede ser, en este sentido, que el renovado éxito de la monogamia sea una reacción a la imposibilidad de ejecutarla como se ha ejecutado hasta hoy, con la crisis de la vivienda, la precariedad de los más jóvenes y la pandemia de incertidumbre del presente?


Paulina Flores acaba de publicar La próxima vez que te vea, te mato, su esperada novela después del éxito de Isla Decepción (Seix Barral, 2021) y tras ser seleccionada como una de las veinticinco mejores narradoras en español menores de treinta y cinco años. Esta nueva obra trata sobre una historia de amor y poliamor, del intento de Javiera, una joven chilena recién llegada al Raval de Barcelona, de amar bien o amar mejor y del triángulo amoroso que configuran Laura, Armonía y Manuel, y en el que ella quiere ocupar un lugar a toda costa. 

¿Será Javiera un faro para el lector, un ejemplo, o una antiheroína que hace todo lo que no haríamos jamás? O, como ella misma se pregunta en la novela: «¿y si solo me hago la poliamorosa porque es mi forma de quitarle jurisdicción a la infidelidad?».


NOVEDADES DE LA SEMANA




Esta semana llega a las librerías la obra a la que le dedicamos esta newsletter, La próxima vez que te vea, te mato, de Paulina Flores, en «Narrativas hispánicas». Una oda al disparate como antídoto, a la incertidumbre y el desamor que, en palabras de Gabriela Wiener, «reinventa el policial en una Barcelona más latinoamericana, biodegradable y gore que nunca, y hace del poliamor la comedia oscura del autosabotaje que merece ser». El título llega también en audiolibro, con la voz de Camila Valenzuela.

Y en «Argumentos» publicamos La luz de las estrellas muertas, del destacado psicoanalista Massimo Recalcati, un ensayo lúcido y delicado que aborda las etapas del duelo y la añoranza de la pérdida.


PILDORAS PARA ESTE DIA


Prohibir matar


Cuando Paulina Flores compartió la portada de su nueva novela en Instagram, vio que la plataforma la censuraba: el título, según el comunicado recibido, incitaba al odio y al crimen. El algoritmo y los mecanismos de control no entendían que se trataba del título de una novela. ¿O tal vez sí? Hay algo interesante en el hecho de pensar que Instagram sabía perfectamente que se trataba «solamente» de una novela, como si las grandes corporaciones digitales también le tuvieran miedo a la ficción. Hay muchos ejemplos que muestran el poder del texto frente al mundo: Salman Rushdie fue sentenciado a muerte por el ayatolá Jomeini, líder supremo de la República Islámica de Irán, después de la publicación de Los versos satánicos; varios países latinoamericanos censuraron Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano; y dice la leyenda que Abraham Lincoln, cuando conoció a Harriet Beecher Stowe, autora de La cabaña del tío Tom, le dijo: «Así que usted es la pequeña mujer que escribió el libro que inició esta gran guerra». Lincoln se refería al movimiento abolicionista contra la esclavitud que había agitado la novela de Beecher Stowe. ¿Será que la ficción pone la realidad contra las cuerdas?




jueves, 20 de febrero de 2025

ESCRIBIR EN LA NIEBLA (SANTIAGO ESPINOSA)



Me encontré con este hermoso ensayo oteando en los estantes de la biblioteca EPM de Medellín. Me encantan estos hallazgos casuales, más, cuando nadie me ha recomendado el texto. El autor es egresado de los Andes de Bogotá, dicta clases en el Gimnasio moderno de la misma ciudad, donde coordina escuela de maestros. "Poemas y ensayos suyos han aparecido en diversas publicaciones del país y del exterior, y ha sido traducido al italiano, árabe, griego e inglés. Fue jefe de redacción del periódico La Hoja de Bogotá hasta su desaparición en 2008. Escribe habitualmente para La Opera de Colombia y el Museo de Arte Moderno de Bogotá. En 2010 publicó “Los ecos”, su primer libro de poemas. “Lo lejano”, su segundo libro, fue publicado en Ecuador por El Ángel Editor en junio de 2015, y en el mismo año la editorial Valparaíso de Granada, España, publicó su libro “Escribir en la niebla”, compilación de ensayos sobre 14 poetas colombianos".

Borges expresa que la poesía es el encuentro del lector con el libro, el descubrimiento del libro, la palabra encantada. Hay otra experiencia estética que es el momento, muy extraño también, en el cual el poeta concibe la obra, en la cual va descubriendo e inventando, después llega el lector, quien la completa desde una subjetividad que la engrandece, siempre acompañado del autor. Según se sabe, en latín las palabras “inventar” y “descubrir” son sinónimas. "En la poesía inconclusa y otros ensayos" Andrés Holguín, habló de lo fragmentario de algunos poemas, lo tildó como la poesía del silencio, ese poema que calla a tiempo y le permite al lector completar el poema, que sólo existe cuando este llega al mismo.

 Este libro habla de poetas sobre los que pareciera todo se ha dicho. Al leerlo, encontré nuevas miradas, relaciones y contextos diferentes, como una puerta articulada de la relación del poeta entre su entorno y ciertos matices muy subjetivos, que me permiten una mirada más amplia, desconocida  y descubierta gracias a esta antología. 

Ramon Cote nos dice al respecto de este libro: "Gracias a su formación de literato y filósofo, así como por su labor de docente, Espinosa une con claridad la reflexión con la creación, el análisis con la intuición, sumando inteligencia y sensibilidad, astucia y audacia, logrando con otra mirada revelar el pasado para incorporarlo definitivamente al presente. Cuando creímos que ya estaba dicho todo sobre Arturo, Giovanni Quessep, Mutis, Gaitán, entre otros, aparece esta nueva visión, fresca, renovada, más radial, sugerente y sugestiva, obligando a realizar una relectura de nuestra tradición, así como renovándola.

Cada poeta lo explica en relación con su tiempo y entorno a partir de las rupturas. Así lo hace con "Luis Vidales", quien a partir de "suenan timbres" libro emblemático de poesía en la historia de la literatura colombiana, da inició a nuevas miradas y una ruptura total con todo lo que se había escrito hasta entonces. Es el precursor de la generación de "Los nuevos" (Nombre de la revista que los agrupó): León De Greiff. Germán Pardo García, Eduardo Zalamea entre otros y quienes reaccionan contra ciertas expresiones modernistas y centenaritas. 

De igual manera Santiago, en cada autor que analiza, nunca deja por fuera el contexto histórico y las rupturas, como en el caso de "Los nuevos" con la generación que lo antecede y la hegemonía conservadora quien dominó no solo el poder político durante 30 años, sino toda la educación y las estructuras sociales, desde 1886 hasta 1930. 



Así lo hace con cada de los poetas de esta antología. El ensayo de Aurelio Arturo es hermoso y vale la pena tomarlo, pues es una mirada desde el ar-poético en esencia, la relación vital del autor con la naturaleza y las influencias marcadas en su obra.

Hay ensayos sobre María Mercede Carranza, Giovanni Quessep, Mario Rivero, Álvaro Mutis, Eduardo Carranza, Charry Lara, Oscar Hernández, Carlos Obregón, Jorge Gaitán Duran, Jaime Jaramillo Escobar, Carlos Obregón.

Amerita leer esta antología y los cortos ensayos que la preceden. Me sorprendió de sobremanera.


domingo, 2 de febrero de 2025

GABO Y MERCEDES: UNA DESPEDIDA RODRIGO GARCIA

 


Entonces cruzó los brazos contra el pecho y empezó a oír las voces radiantes de los esclavos cantando la salve de las seis en los trapiches, y vio por la ventana el diamante de Venus en el cielo que se iba para siempre, las nieves eternas, la enredadera nueva cuyas campánulas amarillas no vería florecer el sábado siguiente en la casa cerrada por el duelo, los últimos fulgores de la vida que nunca más, por los siglos de los siglos, volvería a repetirse.

EL GENERAL EN SU LABERINTO


Este libro de Rodrigo García, sobre los últimos días de Gabriel García Márquez, su padre, es una crónica testimonial,  intimista, hermosa, que narra el sufrimiento silencioso del escritor al lado de su familia y los suyos, fueron las personas más cercanas siempre, sobre todo en estos días aciagos. Sufría una enfermedad muy cruel, la del olvido, para tomar un termino que fue vital en su obra.

El tono y ritmo del libro es delicado de sobremanera, evita los excesos y las confidencias mórbidas. La relación entre un hombre que no reconoce a casi nadie de los suyos, menos a su corte más cercana, la señora de Gabo, sus hijos, la personas que atienden los pormenores domésticos de la casa, su secretaria, su chofer, quienes no son ajenos a la dimensión del hombre que tienen al lado y que de alguna manera tenía al mundo en velo en estos momentos. Todos sabemos la fama que le rondaba, su enfermedad era un secreto a voces, la prensa siempre lo asedió. La suma de estos factores,  constituyen el eje de un texto que nos conmueve y de cierta manera, llama al dolor, pues la grandeza de Gabo literariamente hablando, nos acercó al escritor con una complicidad estética invisible e irrepetible. En el caso propio, estaba siempre pendiente de lo que le pudiese pasar al escritor y por supuesto de lo que publicaba y decía.

El texto escrito con una prosa impecable, nos va llevando de atrás hacía adelante, lo que sucede en estos días y los recuerdos que le rondan al hijo:

" A finales de sus sesentas, le pregunté qué pensaba de noche, después de apagar la luz. «Pienso que esto ya casi se termina». Luego agregó con una sonrisa: «Pero aún hay tiempo. Todavía no hay que preocuparse demasiado». Su optimismo era sincero, no solo un intento de consolarme. «Un día te despiertas y eres viejo. Así no más, sin aviso. Es abrumador», agregó. «Hace años escuché que llega un momento en la vida del escritor en que ya no puede escribir una extensa obra de ficción. La cabeza ya no puede contener la vasta arquitectura ni atravesar el terreno traicionero de una novela larga. Es cierto. Ya lo siento. Así que, de ahora en adelante, serán textos más cortos".

Para Gabo el respeto sublime entre la vida publica y privada fue siempre un dogma. El texto nos lo recuerda:

"De niños, nuestros padres invariablemente se referían a nosotros, con razón o sin ella, como los niños mejor portados del mundo, de modo que tenemos que cumplir la expectativa. Debemos responder a este reto, tengamos o no la fuerza necesaria, con cortesía y gratitud. Tendremos que hacerlo de manera que mi madre sienta que la línea entre lo público y lo privado, dondequiera que esté dadas las circunstancias, se respeta rigurosamente. Esto siempre ha tenido una enorme importancia para ella, a pesar de o tal vez debido a su adicción por los más escabrosos programas de chismes de la televisión. «No somos figuras públicas», le gusta recordarnos. Sé que no publicaré estas memorias mientras ella pueda leerlas".

Rodrigo es consciente de la tarea tan responsable que tiene con esta escritura:

Escribir sobre la muerte de un ser querido debe ser casi tan antiguo como la escritura misma, y sin embargo, cuando me dispongo a hacerlo, instantáneamente se me hace un nudo en la garganta. Me aterra la idea de tomar apuntes, me avergüenzo mientras los escribo, me decepciono cuando los reviso. Lo que hace al asunto emocionalmente turbulento es el hecho de que mi padre sea una persona famosa. Más allá de la necesidad de escribir, en el fondo puede acecharme la tentación de promover mi propia fama en la era de la vulgaridad. Tal vez sería mejor resistir al llamado, y permanecer humilde. La humildad es, después de todo, mi forma preferida de la vanidad. Pero, como suele ocurrir con la escritura, el tema lo elige a uno, y toda resistencia sería inútil".

Gabo decía que sobre el único evento que no podría escribir es sobre su muerte, por sustracción de materia, claro esta. Pero la "Hojarasca" es una novela de su juventud que narra magistralmente sobre este evento en la voz de un niño. 

Miren mis queridos lectores como Rodrigo nos narra momentos tensos: "A mi madre la reconoce y se dirige a ella de manera alternativa como Meche, Mercedes, La Madre, La Madre Santa. Hubo algunos meses muy difíciles, no hace mucho, en que recordaba a su esposa de toda la vida, pero creía que la mujer que tenía frente a él, asegurando tratarse de ella, era una impostora.

—¿Por qué está aquí esta mujer dando órdenes y manejando la casa si no es nada mía?

Mi madre reaccionaba con rabia.

—¿Qué le pasa? —preguntaba con incredulidad.

—No es él, mamá. Es la demencia".

Es texto no solo recorre los últimos días, sino ciertos eventos después de la muerte, los avatares típicos del funeral, en este caso, de un hombre de mucha grandeza, la llegada de algunos amigos después de conocer la noticia del deceso, la actitud sabía de Mercedes frente a lo inexorable y esperado y la reacción de las personas más cercanas, sus dos hijos, nietos, nueras y su corte.

El capitulo 16 me dejó impertérrito por sus revelaciones, no solo aquellos datos que sólo un hijo nos puede contar, sino por sucesos que solo ellos conocen:

"Es una sensación inquietante conocer el destino de un ser humano. Por supuesto, los años antes de que yo naciera son una mescolanza de cosas que me contaron él o sus hermanos o mi madre, o recontadas por familiares, amigos, periodistas y biógrafos y enriquecidas por mi propia imaginación. Mi padre cuando era un niño de no más de seis años jugando como portero en un partido de fútbol y sintiendo que estaba jugando muy bien, mejor que de costumbre, y sintiéndose orgulloso".

Sino datos de un valor literario incuestionable, secretos de su labor creativa y lo que le suscitan al escritor, en "Cien años de soledad" hay uno que me conmovió:

"Una tarde en Ciudad de México en 1966, subió a la habitación donde mi madre leía en la cama y le anunció que acababa de escribir la muerte del coronel Aureliano Buendía.

—Maté al coronel —le dijo, desconsolado.

Ella sabía lo que eso significaba para él y permanecieron juntos en silencio con la triste noticia".

También se refiere a los últimos días de Mercedes,  quien nunca dejó de fumar y fue la compañera fiel del escritor, con una discreción absoluta, pero con determinación en muchas decisiones del escritor.







lunes, 27 de enero de 2025

AUN LATE EN NUESTROS CORAZONES LA PRESENCIA DE MORGAN

Escribir no es contar los recuerdos, los viajes, los amores y los lutos, los sueños y las fantasías propios. Sucede lo mismo cuando se peca por exceso de realidad, o de imaginación. Lo había leído en un texto de Deleuze y ahora se me aparece en forma de culpa como si todo lo que hubiésemos vivido se trasfigurara en ella. Los señores de la élite del barrio los Alcazares de Medellín hablaban de la decadencia del parque, mucho más, después de la muerte trágica de Morgan y el parche inesperado de siempre, un grupo de señores sin el menor discurso, sin títulos, poco elegantes y quienes se sentaban desde las ocho de la mañana a beber, sin-razones, o más bien: Ya la vida vale poco, pareciera que todo está consumado y, ellos se cansaron de jalarle a la sociedad de consumo, no les importa el que dirán; los hijos crecidos, la mayoría profesionales, poco les importan y ahora nadie pensaba en eso que tanto protege el estado, la familia, solo un mar de hipocresías que pocos aguantan.

Despojados de todo, sin ninguna intención de posar como triunfadores en una sociedad donde ganar a cualquier precio es lo único que vale, pensé en el viejo Morgan, en esos pies torcidos que manejaba con una inteligencia absoluta, en su gracia y esa manera incansable de servir. Cuando al jugador de nacional Sergio Jaramillo, el infatigable amigo que nunca faltaba al parque, entrañable como el viejo Gustavo Botero, otro Crack, de súbito,  le dio una trombosis que lo dejó paralizado, muerto en vida.  Morgan dijo al respecto: "Nos iremos yendo en medio de pequeños eventos trágico entre pescol, chorro y cerveza y todo será igual.

Ayer fui al parque y sentí la ausencia  del viejo Morgan. Salía de su cambuche, primero a San Javier muy a las cuatro de la mañana, a la palestra propiamente; llegaba al parque de los alcázares  muy temprano, a eso de las 6 de la mañana. Al mismo sitió donde disertamos con algunos amigos connotados, sobre la novela francesa del siglo XIX, la filosofía de la posmodernidad un poco etérea, las presiones de la empresa moderna  que vuelven a sus empleados como locos con metas incansables. En el mismo sitio donde escuchamos música clásica, boleros, baladas y rap. Alguien le fue dando un estatus a este parque que lo mató sin compasión. Ya no importa si llega Orlando, Mario, Sebas, Wey, Simon o Omar, todos son sobrevivientes de una sociedad que los presiona y la apariencia los carcome, como a todos;  pues vale más la fotocopia que el original y el único que atendió a esta sentencia, el único original lo mato una moto en una borrachera la hijueputa. Amanecerá y veremos.

lunes, 13 de enero de 2025

QUERIDAS LECTORAS QUERIDOS LECTORES (ANAGRAMA 10 DE ENERO 2025)

 

Con el año nuevo llegan las listas de sueños irrealizables, los intentos de cambio de vida, los balances de todo lo que no funcionó y los recuerdos, breves historias en las que fuimos felices. Las inflexiones (aniversarios, finales, celebraciones) nos empujan a preguntarnos acerca del lugar donde estamos, los lugares que hemos dejado atrás y aquellos en los que nos gustaría vivir.


Son estos momentos los que nos invitan a narrarnos, a interpretar nuestra historia personal y dotarla de vida. En este sentido, el filósofo y antropólogo Paul Ricoer escribía, en su libro Tiempo y narración, que si podemos entender el tiempo es gracias a las narrativas que generamos, con sus inicios y sus finales. Se trata, en el fondo, de una cuestión abierta sobre cómo habitar la vida. Y es esto lo que afirma la filósofa francesa Claire Marín ya en el mismo título de su ensayo, Estar en su lugar. Habitar la vida, habitar el cuerpo, donde se pregunta por los lugares que ocupamos. ¿Por qué nos quedamos en los sitios? ¿Quiénes son los que osan marcharse? ¿Cómo nos abrimos camino? ¿Cuál es nuestro lugar en la familia? ¿Existe un «verdadero sitio» donde estar? Son dudas que todo el mundo se ha formulado alguna vez en la vida, y Marín las recupera, las mezcla y las ordena a través de un libro que se alza como una poética del espacio, tanto el físico como el simbólico.


Estar en su lugar también se pregunta por el sitio que ocupamos en estas listas: fiestas a las que deseamos ir, grupos de WhatsApp en los que no queremos estar… ¿Qué dice todo eso de nosotros? Las listas, apunta Marin, son formas de ordenar la realidad que tratan de negar la posibilidad de lo imprevisto: el orden se impone, la clasificación jerarquiza, y la misma lista deja un afuera que, por no ser dicho, no existe. «Figurar en una lista, formar parte de una serie, es ser remplazable. Y es también plegarse a un orden. ¿En qué lugar de la lista has quedado? ¿Eres la primera o la última? ¿En qué lista hay que ser el primero? ¿Cuándo es preferible ser el último?»


Cesare Pavese escribió: «Nada es más inhabitable que los lugares en los que fuimos felices». Aun así vivimos perseguidos por esos espacios, por el recuerdo de las personas que amamos y con las que construimos un hogar, por los intentos de refugiarnos de la intemperie, por las aventuras con las que decidimos despojarnos de un espacio exclusivo y de un sitio fijo. Vivimos acompañados de una lista de estas nostalgias. Pensar sobre todo esto, nos demuestra Marín, es también pensar sobre la identidad, sobre quiénes somos y qué queremos: «Nuestro espacio está dentro. Lo transportamos interiormente».

PILDORAS

La condena al desorden

Marie Kondo se hizo famosa en todo el mundo en 2014, con la traducción inglesa de su libro La magia del orden. Desde Japón, proponía una metodología para ordenar los objetos de casa y la ropa, reduciendo nuestras posesiones al máximo para conseguir vivir con lo mínimo, solo con los elementos que «despertaran alegría». La purificación del hogar implicaba el inicio de una purificación personal. Empezó entonces una fiebre global por ordenar, controlar y reducir. Lo que nadie esperaba es que diez años después Marie Kondo se declararía hereje de su propia religión: «Mi casa está desordenada. Mi forma de pensar ha cambiado», sentenció en una entrevista. Claire Marin tiene una explicación: «¿Por qué me cuesta tanto ordenar? Tal vez sea porque, contrariamente a lo que damos por hecho, cada cosa tiene varios lugares posibles y no uno definitivo. En mi casa las cosas se desperdigan, no pueden estarse quietas, son como criaturas revoltosas. Y no siempre hay un lugar evidente para cada una».

                                Foto del estudio de Jorge Herralde

No tener un lugar

La cineasta Agnès Varda ganó el León de Oro del Festival de Cine de Venecia de 1985 con la película Sin techo ni ley, en la que Mona Bergeron, una joven vagabunda interpretada por Sandrine Bonnaire, vive sin rumbo fijo, divagando por el mundo. Mona se presenta a veces peligrosa, otras valiente, otras libre y otras irresponsable. La película no moraliza en ningún momento sobre el sentido de su vida. Con una estructura no lineal y un estilo documental, Varda explora, como hizo en tantísimas otras de sus obras, los márgenes sociales: ¿qué ocurre con aquellos que no tienen un lugar fijo donde vivir? También se lo pregunta Marin: «¿Qué supone verse relegado a un lugar inadecuado o a un espacio marginal, ya sea real o simbólico? ¿Qué personas se ven obligadas a menguar y pasar desapercibidas?».




Desafiar el espacio, desafiar la norma

El inclasificable Bob Pop se ha alzado como uno de los iconos del activismo anticapacitista. Con humor ácido e inteligencia demuestra, desde su silla de ruedas eléctrica, que vivimos en un mundo que delimita los espacios e imposibilita los accesos, físicos y simbólicos, de muchísima gente. En una entrevista reciente, afirmaba: «Yo no soy nada punky, pero el sistema es tan conservador que parezco punky». Claire Marin expone cómo «es la sociedad la que produce la invalidez con representaciones y con los espacios excluyentes que planifica». Obras como la de la filósofa Anne-Lyse Chabert, que aparece citada en el ensayo de Marin, y como la del mismo Bob Pop nos lo demuestran: los espacios son políticos.



¿Existe un lugar neutro?

La última película del director Wim Wenders, Perfect Days, sigue la vida cotidiana, aparentemente liviana y poco interesante, de un trabajador de limpieza de los baños públicos de Tokio. Como espectadores, asistimos a la construcción de una biografía mientras no ocurre nada: todo lo que pasa cuando la vida pasa. Si descubrimos algo, a lo largo de la historia, es que todos esos espacios neutros, no-lugares donde nadie deja rastro, son, en realidad, contenedores de vida. En cada baño de Tokio se esconde una historia particular y secreta. Una historia íntima inmensa y global. Y con todas esas historias el protagonista vive una vida, la suya. «Los espacios públicos, las zonas comunes o compartidas no son neutros», afirma Marin. Y descubrimos así que, si los espacios son políticos, también son emocionales. Afectivos.


La dimensión de los lugares transitados

Pensar el sujeto y la dimensión social a través de los lugares que uno transita no es algo nuevo. Georges Perec escribió esa gran novela que, con la disección exhaustiva de un bloque de pisos, puerta por puerta, creaba una pequeña historia universal. Se titulaba La vida instrucciones de uso y ya planteaba el espacio como un contenedor de vida. Annie Ernaux escribió sobre los hogares, las calles, los supermercados, los cafés, las aulas… como reflejos de la clase social y de su propia biografía, de su historia de desclasamiento. De hecho, tanto Perec como Ernaux son algunos de los referentes literarios de los que Marin se sirve para configurar los breves capítulos que configuran su ensayo. También aparecen Montaigne, Deleuze, Foucault y Derrida, entre muchos otros.