domingo, 14 de febrero de 2010

A PROPOSITO DE UN ESCANDALO LITERARIO EN ALEMANIA


"Las comillas, signos gráficos que corresponden a ciertas entonaciones de la lengua hablada, aíslan lo que dicen otros de lo que dice un locutor. Además la introducción de una cita puede ir acompañada de una actitud hacia el dicho ajeno: aceptación, burla, ironía, distanciamiento, refuerzo de fidelidad. Pueden ser empleadas con varias funciones: a) En algunos enunciados referidos, para marcar la diferencia de voces [...]. d) Las comillas también se usan para que el sujeto de la enunciación establezca cautela, distancia con respecto a un término o a un concepto con el cual no está de acuerdo. Es un enunciado de otro, mencionado o no, que no produce adhesión total. Pablo Valle"(1)

Esto escribía hace dos años en mi blog: “Hace más de veinte años leí un escrito del filósofo Colombiano Rubén Sierra sobre las comillas y el papel que jugaban en el ensayo. El autor dejaba en claro, que con este recurso se podría citar la totalidad del quijote y agregar algún comentario al margen sin caer en el pecado del plagio. El dominical del semanario Argentino el Clarín de la pasada Semana, se refirió al plagio frente al universo avasallador de la información en Internet, que va reduciendo al autor a su mínima condición y que de cierta manera es absolutamente legítimo.” Adelante agregaba en mi blog: “Foucault, trato el tema desde un marco estrictamente filosófico y desde la perspectiva del poder en relación con los discursos. El análisis, como lo deja ver Giorgio Agamben (Profanaciones, Anagrama, 2005), establece que “el autor, como persona con cara y ojos que escribe o practica cualquier otra forma de creatividad cultural, sería para Foucault necesario pero irrelevante. Lo que sería relevante para Foucault sería lo que denominaba la función-autor que “caracteriza el modo de existencia, de circulación y de funcionamiento de ciertos discursos en el interior de la sociedad”. Esta función-autor tendría para Foucault diversas características según refiere Agamben en el ensayo correspondiente al Autor de la obra citada.” Se agrega delante de manera magistral que “un particular régimen de apropiación que sanciona el derecho de autor”. Pero también hay que entender esta función como un conjunto de posibilidades como la de “distinguir y seleccionar los discursos en textos literarios y científicos”, como la de “autentificar los textos constituyéndolos como canónicos”, como la de “dispersar la función enunciativa en una variedad de sujetos” o como la de “construir una “función transdisciplinar que hace del autor un instaurador de discursividad.” Hoy en Alemania, se vive un escándalo de plana mayor: “La novela Axolotl Roadkill de Helene Hegemann, una joven alemana de 17 años, ocupa el quinto lugar entre los libros más vendidos. Acusada de plagio, Hegemann se defiende argumentando que lo suyo es "intertextualidad", mientras espera recibir el premio de la Feria del Libro de Leipzig.” El diario el clarín de Buenos Aires, en la revista “ Ñ “, revive la controversia:

"Axototl Roadkill, ése es el nombre de la novela de Hegemann, habla del mundo de los excesos de drogas, sexo y alcohol de ciertas fiestas berlinesas; ha saltado al quinto lugar de las listas de libros más vendidos y ha sido escogida entre las candidatas al Premio de la Feria del Libro de Leipzig. Esa es la parte positiva de la historia. La parte negativa es que, después de que un bloguero la acusase de plagio, Hegemann ha admitido que ha tomado parte de sus libros de otras fuentes y se ha disculpado por no haberlas mencionado convenientemente.



La primera sospecha fue que Hegemann había tomado algunos pasajes de su libro de una novela llamada Strobo, escrita por un autor que utiliza el pseudónimo de Airen y cuyos temas giran también en torno a las drogas, el sexo y el alcohol. Airen también tiene un blog, en donde se dedica a registrar experiencias de fiestas extremas."

"No obstante, Hegemann rechaza la acusación de plagio y dice que de lo que se trata es de "intertextualidad", y que, si a todo escritor que hiciera lo que ella ha hecho se le acusara de plagio, la vida literaria terminaría por acabarse."



El autor plagiado de un pragmatismo impresionante al respecto señaló:

"Theison, naturalmente, ha sido consultado por los medios alemanes sobre el caso Hegemann y ha dicho que, aunque naturalmente es posible partir de la idea postmoderna de que todo está escrito y de que ya no se puede ser original, el escritor que asuma esa idea tiene que reflejarla en su obra y no ocultar su procedimiento. Airen, cuya verdadera identidad se desconoce, ha dicho, en declaraciones al diario Frankfurter Allgemeine, que Helene Hegemann no le ha hecho nada y que, si en la próxima edición se reconoce la deuda con sus textos, él dará el asunto por saldado.



 
Esta demostrado, los tiempos cambiaron sustancialmente. Amanecerá y veremos.

ADDENDA: Recomienda Pablo Valles. Sobre el tema de las comillas en la literatura, recomiendo también: Tamara Kamenszain, “Juan L. Ortiz: la lírica entre comillas”, en El texto silencioso, México, UNAM, 1983; y Raúl H. Castagnino, “Margen de coincidencias: las ‘formas de relieve’ por vía tipográfica en la técnica de algunos narradores argentinos contemporáneos”, en Márgenes de los estructuralismos, Buenos Aires, Nova, 1975
(1) http://correctores.iespana.es/comillas.htm

1 comentario:

canticoprimaveral dijo...

Las comillas las utilizaría si la cita que hago en el escrito es de otro autor y la estoy plasmando tal como esta escrita; pero, sí de un texto que he leído o estudiado, salen otras ideas que beneficiarán al otorno, no tengo que comillar; puesto, que lo que estoy diciendo son con mis palabras y no con el que escribió de donde salió la nuesva idea. Por eso, el autor de donde supuestamente se tomaron algunas ideas, lo dice: no lo considero un plagio.