domingo, 13 de junio de 2021

LA AMISTAD (Relato)

 

¿A     quiénes    eligen       los    hombres como          amigos?: A      otros          hombres más o menos de la misma edad, con intereses parecidos, por ejemplo, los       libros.       ¿Es  cierto? Tal vez. (¿Interesante?          Para nada.) J.M Coetzee en correspondencia con Paul Auster.

 

La amistad es un don y un bálsamo para la vida, tal vez, el mejor antídoto contra estos tiempos tan marcados por la incertidumbre y la zozobra. Hay grandes amistades en la historia y también grandes traiciones entre amigos, algunas más emblemáticas que otras. Sócrates en el dialogo de Lisis nos recuerda:  No cabe amistad entre dos hombres cuyas inclinaciones y afectos no son recíprocos, porque por ambos lados, sin esta reciprocidad, falta algo a la amistad. Si allí donde la amistad no existe no hay amigo. La segunda definición: El amigo es aquel que es amado, se exponen necesariamente ¿las mismas objeciones. El ser amado, si no se ama, no constituye amistad. Platón se apoya en diversos ejemplos que conducen a una conclusión negativa. Ya tenemos descartadas dos teorías. Las que combate la amistad sometida a la condición de la reciprocidad, está apoyada en la autoridad de algún filósofo ilustre. Esta afirmación del todo no cierta, se le puede anteponer la contraria, que solo son amigos aquellos que aman cosas diferentes, lo que tampoco corresponde a la realidad. Como todos los diálogos Platónicos, este también ausculta hasta el extremo el sentido de la amistad: “He aquí una nueva idea extraída del mismo dialogo :«Existe un ser supremo que no es amado en vista de ningún otro bien, un bien que es nuestro verdadero amigo, puesto que a él es a donde va a parar en definitiva toda amistad. Mas para quitar toda duda, Sócrates tiene necesidad de volver a la suposición precedente, de que "el bien es amado en previsión del bien y a causa del mal. Porque si el mal engendra nuestra amistad por el bien, el bien no tiene existencia sino relativamente al mal, del cual es remedio". La amistad, nacida del apetito y el deseo”,  en la búsqueda de la otredad, lo que prefigura lugares comunes, supone “un ser encuentra en la naturaleza de otro ser, alguna cosa que le conviene para la mistad entre los dos, el carácter, las costumbres o la persona misma, y por su parte encuentra en su propia naturaleza alguna cosa que conviene al otro. El deseo arrastra el uno hacia el otro, una atracción mutua los aproxima, y de esta manera nacen el amor y la amistad que los ligan”.

Mis amigos, dos seres diferentes, constituimos un solo vinculo de afectos, de encuentros y des-encuentros, una manera de alivianar la vida, el hecho de que todo combate en la existencia es inútil. La vida de cada uno está motivada por causas muy diferentes, los hijos, el sentido de trascendencia y la negación de la finitud. Charles Lamb dice que se puede tener amigos y no querer verlos. Schekespeare expresa que “la amistad es taciturna por qué es sencilla y sin ambivalencias”. Hay un comentario en la correspondencia de Paul Auster y Coetzee muy interesante: “Uno se acuesta con una mujer para estar en condiciones de hablar con ella. En otras palabras, hacer de una mujer tu amante no es más que el primer paso; el segundo hacer de ella tu amiga, es lo que importa; sin embargo, en la práctica hacerse amigo de una mujer con la que te has acostado es imposible, porque quedan en el aire demasiadas cosas sin decir”. “A diferencia del amor o la política, que no son nunca lo que parecen, la amista es siempre trasparente”.

Trato de ser buen amigo de Giovanni, que es un historiador y buen padre de familia, como buen iconoclasta, sus opiniones sobre la política y el estado siempre son de resistencia y crítica. Sandra es una mujer de tiempo completo, voluptuosa y sincera, luchadora a todo timbal, sobrevive en un país que hasta ahora empieza a considerar con algún respeto a las mujeres desde el punto legal y en oposición al machismo ancestral enquistado en los hombres y en las propias mujeres, tiende a nivelar las cargas con políticas de género. Los hombres poco hablamos de nuestros sentimientos y más bien actuamos como sí todo lo tuviéramos bajo control. lo que no es cierto.  Por eso, la amistad entre hombres perdura en el ámbito del no saber en muchas ocasiones. Con mujeres como Sandra no hay atajos, se es o no se es.

Borges en el Aleph nos dice sobre la diferencia entre la amistad y el amor: “Es que la amistad no necesita frecuencia. El amor sí. Pero la amistad y sobre todo la amistad de hermanos, no necesita frecuencias. El amor está lleno de ansiedades, un día ausente puede ser terrible, pero yo tengo tres o cuatro amigos a los que veo una o dos veces al año”. Gabo expresaba sobre los amigos con total indulgencia: “Yo escribo simplemente para que mis amigos me quieran mucho y para que los que me quieren mucho me quieran más. Por eso hago lo posible para que mis cuentos sean tan sencillos y bien armados, y tan fascinantes para los adultos, como lo es ‘Caperucita Roja’ para los niños”.

Creo que tampoco la amistad requiere de tiempo, en ocasiones nace de la admiración. Este fue el mayor soporte entre Engels y Marx.

La amistad con mis amigos tiene muy poco tiempo, pero es sólida y  está sustentada sobre las afinidades y con esa admiración que nos conmueve del otro. Sandra es una madre cabeza de hogar, sencilla, clara y con la capacidad para enfrentar la vida en un país sin ninguna garantía. Es un hecho que la amistad se refiere al vínculo estrecho que se forma entre dos personas o un grupo. Este tipo de relación suele estar basado en la confianza, el afecto, la lealtad, la simpatía y el respeto que se depositan, de manera recíproca, los miembros de la relación. Aceptar al otro como es, tal y cual. En “El último encuentro” de Sándor Marai hay una elucidación sobre la amistad interesante y absolutamente clara: “Más allá de las pasiones, de los egoísmos, esta ley, la ley de la amistad, prevalecía en el corazón de los hombres. Era más poderosa que la pasión que une a hombres y a mujeres con fuerza desesperada; la amistad no podía conducir al desengaño, porque en la amistad no se desea nada del otro; se puede matar a un amigo, pero la amistad nacida entre dos personas en la infancia no la puede matar ni siquiera la muerte, puesto que su recuerdo permanece en la conciencia de los hombres, como permanece el recuerdo de una hazaña discreta que no se puede expresar con palabras”.

Sandra y Giovanni son dos amigos a carta cabal. Nos encanta conversar y desentrañarle las trampas a la vida que son muchas. Espero tenerlos al lado por mucho tiempo.

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