ALVARO
MUTIS EN SU ANIVERSARIO II
Su poesía para mí fue un
encuentro inesperado con un escritor que parecía de otra latitud, me
recordaba a los grandes poetas europeos de mí predilección: Rimbaud, Mallarmé, Verlaine,
larbaud. Un colombiano con matices muy particulares,
cosmopolita, culto de sobremanera, educado en Europa, marcado por la hacienda
cafetera de su padre en Tolima Colombia. En este
aniversario se ha escrito casi siempre lo mismo sobre su vida y obra. Escribiré
lo que ha dejado su obra en mi vida y como fue este encuentro. En mi concepto, sigue siendo la más moderna e importante de este país por encima de los
iconos que la crítica nos quiere imponer de manera implacable.
Tenía apenas 18 años,
estaba encantado con Neruda y mí librero de la cámara de comercio de
Bucaramanga de la época, me lo pasó con suma indiferencia: léase esto haber que
le parece….., estaba en pleno deslumbramiento con la obra poética de Octavio
Paz, Borges era mi preferido, la poesía Francesa me tenía totalmente atrapado.
Su primer libro, “los
elementos del desastre”, deja ver la esencia de su poesía
posterior. Me
preguntaba, en plena adolescencia, quién es este hombre. Recuerdo, como “Espadas en desorden” no
se si pertenece a sus primeras producciones, en todo caso me dejó impertérrito:
Como espadas en desorden
la luz recorre los campos.
Islas de sombra se
desvanecen
e intentan, en vano,
sobrevivir más lejos.
Allí, de nuevo, las alcanza
el fulgor
del mediodía que ordena sus
huestes
y establece sus dominios.
El hombre nada sabe de
estos callados combates.
Su vocación de penumbra, su
costumbre de olvido,
sus hábitos, en fin, y sus
lacerias,
le niegan el goce de esa
fiesta imprevista
que sucede por caprichoso
designio
de quienes, en lo alto,
lanzan los mudos dados
cuya cifra jamás
conoceremos.
Los sabios, entretanto,
predican la conformidad.
Es un poema que me marca
profundamente. En la voz de Álvaro aun
es más bello. Se renueva, cada vez que se lee, me dice cosas diferentes. Pocos
saben que un poema es un organismo vivo.
Trabaje juicioso su obra
poética. Lo hice sin ninguna pretensión crítica, como
apreciando un buen cuadro: disfrutando las sensaciones que me suscitaban, por fuera de todo intelectualismo, atento al universo inexplicable de imagines. Los personajes de sus novelas aparecen después en su poesía:
Un bel morir
De pie en una barca
detenida en medio del río
cuyas aguas pasan en lento
remolino
de lodos y raíces,
el misionero bendice la
familia del cacique.
Los frutos, las joyas de
cristal, los animales, la selva,
reciben los breves signos
de la bienaventuraza.
cuando descienda la mano
habré muerto en mi alcoba
cuyas ventanas vibran al
paso del tranvía
y el lechero acudirá en
vano por sus botellas vacías.
Para entonces quedará bien
poco de nuestra historia,
algunos retratos en
desorden,
unas cartas guardadas no sé
dónde,
lo dicho aquel día al
desnudarte en el campo.
Todo irá desvaneciéndose en
el olvido
y el grito de un mono,
el manar blancuzco de la
savia
por la herida corteza del
caucho,
el chapoteo de las aguas
contra la quilla en viaje,
serán asunto más memorable
que nuestros largos abrazos.
Es un hecho que en estos
poemas está todo lo que leeremos después, es difícil este ejercicio de hermenéutica. En un texto de Jorge
García Bustamante, está perfectamente descrito : “Al
morir su padre, a la temprana edad de treinta y tres años, regresa con su madre
y su hermano para establecerse en la finca que su abuelo materno, vendedor de
café, sembrador de caña e improvisado buscador de oro, la había comprado en el
Tolima, en la intersección de los ríos Cocora y Coello. En ese paraje de la
tierra caliente, entre el trópico y el páramo, en medio de intermitentes
lluvias, extensos cafetales, hojas de plátano, socavones de una mina abandonada
en los que juega con su hermano Leopoldo y el zinc de los tejados en la finca,
transcurre su niñez y su temprana adolescencia, hecho que sería de vital
importancia para toda su obra, desde sus primeros poemas y relatos hasta su
novela Amirbar (1990), parte de la saga narrativa de Maqroll el Gaviero. Entre
las imágenes infantiles de Europa y Coello, y en medio de ellas el mar, se fue
conformando todo su imaginario creativo”.
Mutis. Sigue siendo mi
preferido. Lo leo asiduamente.
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